/ lunes 1 de noviembre de 2021

Tiempos de Democracia | La era lorenista en tiempos de la 4T

Prevalece la incertidumbre acerca de lo que debe esperarse, tanto de la gestión de la gobernadora Lorena Cuéllar como de los efectos que tendrá en Tlaxcala la Cuarta Transformación que impulsa el presidente López Obrador

Por carecer de sustento no procede ahora mismo hacer juicios adelantados ni atender a encuestas prematuras. Sería una tontería o, peor aún, un engaño. El trabajo de Lorena Cuéllar al frente del Ejecutivo tlaxcalteca podrá justipreciarse cuando transcurra el tiempo suficiente para mostrar resultados. No antes. Me pregunto: ¿con qué bases pudo haberse elaborado un fantasioso estudio demoscópico que la coloca entre los diez primeros de una tabla de 32 mandatarios en funciones, varios de ellos con largos cinco años en el cargo? ¿qué confiabilidad merece un análisis publicado a un mes de su toma posesión? ¿se basó en los intrascendentes eventos de su agenda, a días de iniciado su mandato? ¿o acaso valoró su gabinete, compuesto en su mayoría de nombres irrelevantes? ¿o quizá influyeron los elogios que le prodigan medios digitales, algunos de los cuales trocaron sus lanzas en cañas tras llegar a un entendimiento con la oficina que expide los boletines oficiales y distribuye sus fotografías? ¿o tal vez consideró el espaldarazo que dio a la gobernadora el presidente de la República, al reiterar públicamente lo mucho que quiere a nuestro pequeño estado?

Lo que se sabe de Lorena… y lo que se desea a su trabajo

Supongo que Lorena Cuéllar está convencida -como lo estamos todos- que su triunfo en las urnas se debió al “efecto López Obrador” y no a sus virtudes políticas y administrativas que todavía están por comprobarse. A este opinador le sigue extrañando que el “dedo presidencial” desdeñara a una luchadora social como la senadora Ana Lilia Rivera, fundadora del Movimiento de Regeneración Nacional y vinculada desde su juventud a las causas del campesinado tlaxcalteca para, en su lugar, señalar como candidata e inevitable gobernadora del estado -el proceso electoral fue un mero trámite- a una aspirante de formación priísta y reconocido abolengo (“fifí” en lenguaje lopezobradorista) que se acercó a la órbita de los partidos de izquierda -PRD, PT y finalmente Morena- en pos de postulaciones que le regateó el tricolor. Con una militancia dividida y enfadada por la ficticia encuesta que oficializó su candidatura, y con un partido local y nacionalmente desorganizado y en constante tensión, Lorena Cuéllar arranca una gestión que, en función de lo que acontezca en los comicios del 2024, tendrá dos trienios bien diferenciados y puede que radicalmente distintos. Como quiera que sea, por el bien de Tlaxcala ojalá que a sus acciones de gobierno le asistan la lucidez y el acierto.

El pasado reciente demostró que… ¡sí se puede!

Tlaxcala creció el 2019 al 5.6% anual, superando a todas las entidades federativas. Lástima que la pandemia frenara un ascenso que apuntaba hacia espacios de desarrollo y prosperidad inéditos. No obstante, la ruta está trazada para retomarla tan pronto se controle al letal virus. Al reiniciar la marcha de la economía tlaxcalteca podremos dejar atrás, de una vez y para siempre, la humillante condición de ser el estado que porcentualmente menos contribuye al producto interno de México. Si López Obrador traduce el amor que dice sentir por Tlaxcala en algo más que restricciones presupuestales, austeridad y palabras edulcoradas, facilitará la tarea a la gobernadora Lorena. ¿Cómo? Por ejemplo, desvaneciendo la incertidumbre jurídica que sembró su iniciativa de Reforma Eléctrica, cuya perjudicial consecuencia fue la suspensión -que esperamos temporal- de inversiones que creaban empleos y generaban energía eléctrica solar limpia. Si los contratos suscritos con compañías extranjeras deben revisarse y, en su caso modificarse, procédase cuanto antes, pero prescindiendo de expresiones y frases injuriosas que dificultan cualquier clase de negociación.

Por dónde empezar

¿A qué atender si son tantas las carencias y tan pocos los recursos? Hay un rubro cuya atención es inexcusable: la seguridad ciudadana. No basta con comprar patrullas y equipar a las fuerzas del orden; lo esencial es entrenarlas para que su labor sea eficiente sin dejar de ser humana. Gástese para el efecto el dinero que haga falta, contrátense adiestradores profesionales y mejórense los sueldos de los policías al nivel por lo menos de los maestros; si no se hace, la criminalidad acabará tomando el poder. Otro tema que de inmediato debe resolverse es el saneamiento de ríos, arroyos y barrancas. Y hay que hacerlo con rigor; de lo contrario, terminaremos ahogados en la inmundicia.

ANTENA NACIONAL

Del ideario de Andrés Manuel

“…El feminismo, el ecologismo, el ambientalismo, la defensa los derechos humanos y la protección de los animales son movimientos creados por el neoliberalismo para evitar que la población se diera cuenta de los saqueos que ocurrían en el mundo…”. Tal en verdad fue, amigo lector, la aseveración de López Obrador del pasado sábado que, en minutos, subió a las primeras planas de los informativos del orbe. Si bien en principio suena aberrante, la expresión adquiere cierto sentido si se la remite al contexto general de su declaración donde precisa que la intención de esos “movimientos” es “…dejar fuera del debate la desigualdad económica y social y que se deje de hablar de corrupción, explotación, opresión, clasismo y racismo…”. De cualquier modo, el pronunciamiento del mandatario mexicano no deja de ser por lo menos inquietante, en tanto que evidencia una manera de pensar excluyente, totalmente apartada del sentir de esa clase media, universitaria y pensante, que con razón se siente fustigada y hasta perseguida.

Prevalece la incertidumbre acerca de lo que debe esperarse, tanto de la gestión de la gobernadora Lorena Cuéllar como de los efectos que tendrá en Tlaxcala la Cuarta Transformación que impulsa el presidente López Obrador

Por carecer de sustento no procede ahora mismo hacer juicios adelantados ni atender a encuestas prematuras. Sería una tontería o, peor aún, un engaño. El trabajo de Lorena Cuéllar al frente del Ejecutivo tlaxcalteca podrá justipreciarse cuando transcurra el tiempo suficiente para mostrar resultados. No antes. Me pregunto: ¿con qué bases pudo haberse elaborado un fantasioso estudio demoscópico que la coloca entre los diez primeros de una tabla de 32 mandatarios en funciones, varios de ellos con largos cinco años en el cargo? ¿qué confiabilidad merece un análisis publicado a un mes de su toma posesión? ¿se basó en los intrascendentes eventos de su agenda, a días de iniciado su mandato? ¿o acaso valoró su gabinete, compuesto en su mayoría de nombres irrelevantes? ¿o quizá influyeron los elogios que le prodigan medios digitales, algunos de los cuales trocaron sus lanzas en cañas tras llegar a un entendimiento con la oficina que expide los boletines oficiales y distribuye sus fotografías? ¿o tal vez consideró el espaldarazo que dio a la gobernadora el presidente de la República, al reiterar públicamente lo mucho que quiere a nuestro pequeño estado?

Lo que se sabe de Lorena… y lo que se desea a su trabajo

Supongo que Lorena Cuéllar está convencida -como lo estamos todos- que su triunfo en las urnas se debió al “efecto López Obrador” y no a sus virtudes políticas y administrativas que todavía están por comprobarse. A este opinador le sigue extrañando que el “dedo presidencial” desdeñara a una luchadora social como la senadora Ana Lilia Rivera, fundadora del Movimiento de Regeneración Nacional y vinculada desde su juventud a las causas del campesinado tlaxcalteca para, en su lugar, señalar como candidata e inevitable gobernadora del estado -el proceso electoral fue un mero trámite- a una aspirante de formación priísta y reconocido abolengo (“fifí” en lenguaje lopezobradorista) que se acercó a la órbita de los partidos de izquierda -PRD, PT y finalmente Morena- en pos de postulaciones que le regateó el tricolor. Con una militancia dividida y enfadada por la ficticia encuesta que oficializó su candidatura, y con un partido local y nacionalmente desorganizado y en constante tensión, Lorena Cuéllar arranca una gestión que, en función de lo que acontezca en los comicios del 2024, tendrá dos trienios bien diferenciados y puede que radicalmente distintos. Como quiera que sea, por el bien de Tlaxcala ojalá que a sus acciones de gobierno le asistan la lucidez y el acierto.

El pasado reciente demostró que… ¡sí se puede!

Tlaxcala creció el 2019 al 5.6% anual, superando a todas las entidades federativas. Lástima que la pandemia frenara un ascenso que apuntaba hacia espacios de desarrollo y prosperidad inéditos. No obstante, la ruta está trazada para retomarla tan pronto se controle al letal virus. Al reiniciar la marcha de la economía tlaxcalteca podremos dejar atrás, de una vez y para siempre, la humillante condición de ser el estado que porcentualmente menos contribuye al producto interno de México. Si López Obrador traduce el amor que dice sentir por Tlaxcala en algo más que restricciones presupuestales, austeridad y palabras edulcoradas, facilitará la tarea a la gobernadora Lorena. ¿Cómo? Por ejemplo, desvaneciendo la incertidumbre jurídica que sembró su iniciativa de Reforma Eléctrica, cuya perjudicial consecuencia fue la suspensión -que esperamos temporal- de inversiones que creaban empleos y generaban energía eléctrica solar limpia. Si los contratos suscritos con compañías extranjeras deben revisarse y, en su caso modificarse, procédase cuanto antes, pero prescindiendo de expresiones y frases injuriosas que dificultan cualquier clase de negociación.

Por dónde empezar

¿A qué atender si son tantas las carencias y tan pocos los recursos? Hay un rubro cuya atención es inexcusable: la seguridad ciudadana. No basta con comprar patrullas y equipar a las fuerzas del orden; lo esencial es entrenarlas para que su labor sea eficiente sin dejar de ser humana. Gástese para el efecto el dinero que haga falta, contrátense adiestradores profesionales y mejórense los sueldos de los policías al nivel por lo menos de los maestros; si no se hace, la criminalidad acabará tomando el poder. Otro tema que de inmediato debe resolverse es el saneamiento de ríos, arroyos y barrancas. Y hay que hacerlo con rigor; de lo contrario, terminaremos ahogados en la inmundicia.

ANTENA NACIONAL

Del ideario de Andrés Manuel

“…El feminismo, el ecologismo, el ambientalismo, la defensa los derechos humanos y la protección de los animales son movimientos creados por el neoliberalismo para evitar que la población se diera cuenta de los saqueos que ocurrían en el mundo…”. Tal en verdad fue, amigo lector, la aseveración de López Obrador del pasado sábado que, en minutos, subió a las primeras planas de los informativos del orbe. Si bien en principio suena aberrante, la expresión adquiere cierto sentido si se la remite al contexto general de su declaración donde precisa que la intención de esos “movimientos” es “…dejar fuera del debate la desigualdad económica y social y que se deje de hablar de corrupción, explotación, opresión, clasismo y racismo…”. De cualquier modo, el pronunciamiento del mandatario mexicano no deja de ser por lo menos inquietante, en tanto que evidencia una manera de pensar excluyente, totalmente apartada del sentir de esa clase media, universitaria y pensante, que con razón se siente fustigada y hasta perseguida.