/ lunes 8 de marzo de 2021

Tiempos de Democracia | La evolución de la política en Tlaxcala -Parte 3-

Aunque mediáticamente menos llamativa que la contienda por la gubernatura del estado, las tres curules tlaxcaltecas que estarán en juego en la presente elección podrían hacer la diferencia en el rumbo que tome la República los próximos años

Aunque la atención de la ciudadanía está centrada en saber quien sucederá al gobernador Marco Mena, lo cierto es que el asunto de mayor relevancia política a dirimir en esta elección -la mayor de la historia- es la nueva configuración de la legislatura federal y la de las treinta estatales que también habrán de renovarse. De cómo queden integradas va a depender la manera como se gobierne México el siguiente trienio, así como la dirección que tomará la Nación hacia el final del mandato del presidente López Obrador. Las claves para que la Cuarta Transformación siga plasmando sus ideas y principios en el texto constitucional son: 1) que Morena gane las dos terceras partes de las curules en San Lázaro; 2) que en el Senado negocie los votos que le hacen falta entre las bancadas opositoras y, 3) que alcance la mayoría calificada en por lo menos la mitad más una de las entidades federativas. Cumplidas estas premisas, el cambio que preconiza el líder del Movimiento de Regeneración Nacional será, si no imposible, sí difícil de revertir.

Del manejo del presupuesto

Pero hay un asunto de tanta o mayor importancia para el presidente que modificar a su conveniencia la Constitución General de la República: la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación, cuyo proyecto anualmente envía a la Cámara de Diputados para su análisis, estudio y posterior aprobación. Para que transite el crucial trámite se requiere del voto afirmativo de por lo menos la mitad más uno de los legisladores que integran el quorum mínimo legal de 251. Ahora bien, si no contara con esos apoyos, es decir, si el presupuesto no se aprobara en sus términos y una oposición en mayoría lo sometiera a cirugía mayor, las obras que impulsa, así como sus programas sociales que no justifiquen su eficiencia, quedarían truncos ¡por falta de asignación de recursos! Considérese que, hasta ahora, por virtud de tener el control absoluto de la cámara baja, López Obrador ha podido determinar, discrecionalmente y sin objeciones, el destino del dinero público, moviendo en la obscuridad y a su capricho las cuentas del gobierno.

El compromiso de Lorena con Amlo

La encomienda del presidente a quienes en su momento designó Defensores de la Cuarta Transformación fue que se aplicaran a ganar las gubernaturas en disputa, pero también y muy principalmente a que contribuyeran a la victoria de sus candidatos a diputados federales en los distritos que a cada estado le tocan. La ley electoral asigna al nuestro sólo tres por elección directa, aunque podrían llegar más tlaxcaltecas si se les inscribe en las listas de representación proporcional de la Cuarta Circunscripción en la que se ubica esta entidad. La responsabilidad -más que el privilegio- de elegir y apoyar a los aspirantes que irán en pos del voto con la intención de sumarse al contingente lopezobradorista en San Lázaro es íntegramente de Lorena Cuéllar, candidata a la gubernatura por una encuesta que nadie vio ni nadie sabe como se realizó. Ella tendrá que ganar su propia apuesta, pero también deberá entregar buenas cuentas con asientos en la Cámara de Diputados para sus tres nominados. Son pocos…, pero pueden hacer la diferencia.

Travestismo ideológico en Tlaxcala

Tras el fraude salinista contra Cárdenas en el ya lejano 1988, el PRI dejó ver las primeras grietas en su sexagenaria y hasta entonces pétrea estructura. En ese punto fue que empezó el goteo de su militancia con destino a una izquierda que se perfilaba como una probable opción de gobierno. En Tlaxcala, al triunfo en 1998 de una alianza opositora que llevó a Sánchez Anaya al gobierno, la deserción de tricolores hacia el PRD fue cuantiosa si bien, a la victoria de Héctor Ortiz bajo el palio azul del PAN, el transfuguismo priísta viró en redondo y enfiló en tropel hacia el partido de la derecha. El fenómeno cobró dimensión de éxodo en 2018, ahora hacia las filas de Morena cuando se percibió como inevitable el tsunami amloista. Enviado al cajón de las cosas inservibles, el concepto de fidelidad a una determinada causa, partido o liderazgo se volvió prescindible. El trasiego entre formaciones políticas se tornó multicolor y masivo y, en la actualidad, lo que importa es hallar acomodo laboral en la alternativa partidista a la que hoy toca estar en auge.

De la identidad partidista… y del desempleo

Si cierto es que los procesos electorales propician la aparición de oportunistas, el que ahora tiene lugar en Tlaxcala multiplicó su número. Al aumento de la plaga coadyuvan, además de la ausencia de escrúpulos para mutar de filiación partidista, los despidos burocráticos y la desocupación derivada de la pandemia. Los comicios se constituyeron así en una tabla de salvación contra el desempleo para un ejército de operadores electorales -léase mapaches-, falsos especialistas en manejo de imagen, encuestadores temporaleros, vendedores de espacios mediáticos, seudoexpertos en redes sociales, consultores sedicentes y una amplia fauna de publicaciones de ocasión. Como por sus servicios cobran, los que tienen dinero acuden a ellos para aspirar a cargos de representación gracias al voto así inducido. Añadamos que, debido a que el yermo páramo de la política local no ofrece mucho de dónde escoger, quienes tienen cierta popularidad -v.gr. cantantes y toreros- hallaron la oportunidad de participar en la contienda. Y pueden ganar.

Tlaxcala… ¿fiel de la balanza?

En la medida que le toca, Tlaxcala contribuirá a definir el rumbo que tome México. No es exageración del opinador; la batalla entre aspirantes a esas tres diputaciones en disputa puede resultar decisiva para el futuro de la República.

Aunque mediáticamente menos llamativa que la contienda por la gubernatura del estado, las tres curules tlaxcaltecas que estarán en juego en la presente elección podrían hacer la diferencia en el rumbo que tome la República los próximos años

Aunque la atención de la ciudadanía está centrada en saber quien sucederá al gobernador Marco Mena, lo cierto es que el asunto de mayor relevancia política a dirimir en esta elección -la mayor de la historia- es la nueva configuración de la legislatura federal y la de las treinta estatales que también habrán de renovarse. De cómo queden integradas va a depender la manera como se gobierne México el siguiente trienio, así como la dirección que tomará la Nación hacia el final del mandato del presidente López Obrador. Las claves para que la Cuarta Transformación siga plasmando sus ideas y principios en el texto constitucional son: 1) que Morena gane las dos terceras partes de las curules en San Lázaro; 2) que en el Senado negocie los votos que le hacen falta entre las bancadas opositoras y, 3) que alcance la mayoría calificada en por lo menos la mitad más una de las entidades federativas. Cumplidas estas premisas, el cambio que preconiza el líder del Movimiento de Regeneración Nacional será, si no imposible, sí difícil de revertir.

Del manejo del presupuesto

Pero hay un asunto de tanta o mayor importancia para el presidente que modificar a su conveniencia la Constitución General de la República: la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación, cuyo proyecto anualmente envía a la Cámara de Diputados para su análisis, estudio y posterior aprobación. Para que transite el crucial trámite se requiere del voto afirmativo de por lo menos la mitad más uno de los legisladores que integran el quorum mínimo legal de 251. Ahora bien, si no contara con esos apoyos, es decir, si el presupuesto no se aprobara en sus términos y una oposición en mayoría lo sometiera a cirugía mayor, las obras que impulsa, así como sus programas sociales que no justifiquen su eficiencia, quedarían truncos ¡por falta de asignación de recursos! Considérese que, hasta ahora, por virtud de tener el control absoluto de la cámara baja, López Obrador ha podido determinar, discrecionalmente y sin objeciones, el destino del dinero público, moviendo en la obscuridad y a su capricho las cuentas del gobierno.

El compromiso de Lorena con Amlo

La encomienda del presidente a quienes en su momento designó Defensores de la Cuarta Transformación fue que se aplicaran a ganar las gubernaturas en disputa, pero también y muy principalmente a que contribuyeran a la victoria de sus candidatos a diputados federales en los distritos que a cada estado le tocan. La ley electoral asigna al nuestro sólo tres por elección directa, aunque podrían llegar más tlaxcaltecas si se les inscribe en las listas de representación proporcional de la Cuarta Circunscripción en la que se ubica esta entidad. La responsabilidad -más que el privilegio- de elegir y apoyar a los aspirantes que irán en pos del voto con la intención de sumarse al contingente lopezobradorista en San Lázaro es íntegramente de Lorena Cuéllar, candidata a la gubernatura por una encuesta que nadie vio ni nadie sabe como se realizó. Ella tendrá que ganar su propia apuesta, pero también deberá entregar buenas cuentas con asientos en la Cámara de Diputados para sus tres nominados. Son pocos…, pero pueden hacer la diferencia.

Travestismo ideológico en Tlaxcala

Tras el fraude salinista contra Cárdenas en el ya lejano 1988, el PRI dejó ver las primeras grietas en su sexagenaria y hasta entonces pétrea estructura. En ese punto fue que empezó el goteo de su militancia con destino a una izquierda que se perfilaba como una probable opción de gobierno. En Tlaxcala, al triunfo en 1998 de una alianza opositora que llevó a Sánchez Anaya al gobierno, la deserción de tricolores hacia el PRD fue cuantiosa si bien, a la victoria de Héctor Ortiz bajo el palio azul del PAN, el transfuguismo priísta viró en redondo y enfiló en tropel hacia el partido de la derecha. El fenómeno cobró dimensión de éxodo en 2018, ahora hacia las filas de Morena cuando se percibió como inevitable el tsunami amloista. Enviado al cajón de las cosas inservibles, el concepto de fidelidad a una determinada causa, partido o liderazgo se volvió prescindible. El trasiego entre formaciones políticas se tornó multicolor y masivo y, en la actualidad, lo que importa es hallar acomodo laboral en la alternativa partidista a la que hoy toca estar en auge.

De la identidad partidista… y del desempleo

Si cierto es que los procesos electorales propician la aparición de oportunistas, el que ahora tiene lugar en Tlaxcala multiplicó su número. Al aumento de la plaga coadyuvan, además de la ausencia de escrúpulos para mutar de filiación partidista, los despidos burocráticos y la desocupación derivada de la pandemia. Los comicios se constituyeron así en una tabla de salvación contra el desempleo para un ejército de operadores electorales -léase mapaches-, falsos especialistas en manejo de imagen, encuestadores temporaleros, vendedores de espacios mediáticos, seudoexpertos en redes sociales, consultores sedicentes y una amplia fauna de publicaciones de ocasión. Como por sus servicios cobran, los que tienen dinero acuden a ellos para aspirar a cargos de representación gracias al voto así inducido. Añadamos que, debido a que el yermo páramo de la política local no ofrece mucho de dónde escoger, quienes tienen cierta popularidad -v.gr. cantantes y toreros- hallaron la oportunidad de participar en la contienda. Y pueden ganar.

Tlaxcala… ¿fiel de la balanza?

En la medida que le toca, Tlaxcala contribuirá a definir el rumbo que tome México. No es exageración del opinador; la batalla entre aspirantes a esas tres diputaciones en disputa puede resultar decisiva para el futuro de la República.