/ lunes 27 de julio de 2020

Tiempos de Democracia | López Obrador… a través del tiempo

Que nadie se engañe: Andrés Manuel es el mismo político de contrastes y ocurrencias de siempre, irreductible en la defensa de sus ideas y creencias. Lo que sucede es que el poder las ha exacerbado al punto que hoy las percibimos en su real dimensión.

A la búsqueda de un antiguo artículo que me fue solicitado por una buena amiga, topé sin proponérmelo con otro, publicado el 22 de marzo de 2006 en El Sol de Tlaxcala. Al releer su contenido cedí a la tentación de reproducirlo en su integridad este lunes para usted, amable lector, sin quitarle ni añadirle una sola letra. Lo asombroso es que lo firmaría tal cual el día de hoy, como si no hubieran transcurrido catorce largos años desde el día que lo escribí. Quien no de crédito a mis palabras, en la hemeroteca podrá constatarlo. Este es el texto al que me refiero.

"Claroscuros de AMLO"

"En la persona de López Obrador se encierran múltiples contradicciones. Proclama su antisalinismo, pero mantiene como su asesor a Manuel Camacho, el personaje que aportó la sustancia gris en materia política al régimen del usurpador. Dice respetar la transparencia, pero durante su gobierno obstruyó el acceso a la información. Se declara respetuoso de la ley, pero la rodea con frecuencia. Se asume de izquierda, pero elude promulgar leyes que impulsa esa ideología. Se dice tolerante, pero cuando le gana la ira parece lo contrario. Se deslinda de Bejarano, pero le permite seguir operando. Se proclama demócrata, pero palomea la candidatura al Senado del remedo de reyezuelo que pretendió heredar el trono tlaxcalteca a su esposa. Astuto como lince, urde estrategias que le permiten ir siempre delante de sus adversarios. Concibe programas de gobierno que generan controversia pero, una vez materializados, terminan por ser indiscutibles aciertos. Formula planes que parecen descabellados pero, al final, le son agradecidos e imitados. Idea frases que suenan pueriles, pero acaban convertidas en exitosos lemas de campaña. Resiste ataques que infligirían a cualquier otro un daño demoledor, y luego los revierte en perjuicio de sus instigadores."

"Las mañaneras le dieron presencia nacional a muy bajo costo. La pensión a adultos mayores, que a sus opositores pareció irrealizable y populista, mitigó una vieja injusticia y es modelo que hoy sigue el mismo gobierno federal. Los segundos pisos, repudiados a su inicio, acabaron siendo aprobados por las mayorías. La sentencia "Por el bien de todos, primero los pobres", es social y políticamente irrefutable y de gran eficacia electoral. El desafuero, urdido por Fox y secundado por priístas y panistas, lo ubicó en la antesala de la Presidencia. En su discurso no hay términos de difícil comprensión. Ninguno de sus razonamientos es complejo; sus expresiones son sencillas. Habla claro y directo, a veces, demasiado claro y directo. Su deliberada lentitud en la expresión oral, y sus parodiadas pausas, buscan el objetivo de hacer sentir que su pensamiento fluye al compás de sus palabras. No presume de sabio, sino de sentido común. Su espontaneidad agrada; sus mensajes, acompañados de guiños y gracejadas asociadas al habla popular, llegan a la gente. Su acento provinciano cae en gracia y lo identifica con la diversidad étnica y cultural del país."

"Conoce las necesidades del pueblo y ofrece soluciones. Se indigna ante el abuso y la explotación, y promete castigo a los responsables. Afirma que investigará a quienes expoliaron al país y se esconden en las entrañas del Fobaproa. Enfrenta a los beneficiarios de las privatizaciones y plantea una Comisión de la Verdad. Se niega a que sus programas se aten a los intereses de los dueños del dinero. Desaira invitaciones empresariales pero viaja por tierra centenares de kilómetros para ir a comunidades remotas y pobres. El "pejelagarto" no es sólo un espécimen zoológicamente raro, exclusivo del edén tropical de donde es originario; es también un ente "políticamente indestructible", condición que adquirió, mitad por las sandeces de sus oponentes y mitad por su instinto y agudeza naturales. A estas alturas, su marcha hacia Los Pinos no la detendrán, ni un PAN incapaz de ocultar su espíritu conservador, ni un PRI manchado por un pasado que lo estigmatiza. A López Obrador sólo le queda un obstáculo: la inoperancia de su partido. El PRD, la formación nacida para devolver a la política la dignidad extraviada, se ha convertido en refugio de oportunistas que se enquistan en los espacios conquistados merced al fervor democrático ciudadano. Las valiosas excepciones de las que hemos sabido no hacen sino reforzar el aserto. Por lo demás, los sondeos lo confirman: la simpatía por Andrés Manuel excede con mucho la que se tiene por el sol azteca. Y eso, el dos de julio, podría reflejarse en las urnas."

"Esos son -grosso modo- los claros y los obscuros de la personalidad de López Obrador. ¿Habrá más de aquellos que de estos cuando ejerza el poder? ¿O será al revés? Esa es la inquietante cuestión."

De vuelta a la actualidad

Aquel marzo de 2006 se daba por cierto que Andrés Manuel ganaría la elección. Con Madrazo desfondado y Calderón rezagado, su triunfo parecía seguro. Mas el prematuro optimismo de sus partidarios -¡Sonríe, ya ganamos!, el ilegal y desmedido impulso del empresariado a favor del panista, y la lenidad del tribunal electoral frustraron su victoria que, finalmente, llegaría dos sexenios después. Ahora, ya en el poder, y con el ciego apoyo de sus fieles seguidores y el de las fuerzas armadas, subordinados los poderes, arrinconados los organismos autónomos, doblegada la clase empresarial, acosada la prensa crítica, amedrentadas las organizaciones sociales y desmantelados los partidos, AMLO no ha hecho sino confirmar la centralidad de sus decisiones, su propensión a la rijosidad, su desapego a la realidad y su falta de flexibilidad para adaptar sus planes originales a las nuevas circunstancias. Y en esas estamos.

Que nadie se engañe: Andrés Manuel es el mismo político de contrastes y ocurrencias de siempre, irreductible en la defensa de sus ideas y creencias. Lo que sucede es que el poder las ha exacerbado al punto que hoy las percibimos en su real dimensión.

A la búsqueda de un antiguo artículo que me fue solicitado por una buena amiga, topé sin proponérmelo con otro, publicado el 22 de marzo de 2006 en El Sol de Tlaxcala. Al releer su contenido cedí a la tentación de reproducirlo en su integridad este lunes para usted, amable lector, sin quitarle ni añadirle una sola letra. Lo asombroso es que lo firmaría tal cual el día de hoy, como si no hubieran transcurrido catorce largos años desde el día que lo escribí. Quien no de crédito a mis palabras, en la hemeroteca podrá constatarlo. Este es el texto al que me refiero.

"Claroscuros de AMLO"

"En la persona de López Obrador se encierran múltiples contradicciones. Proclama su antisalinismo, pero mantiene como su asesor a Manuel Camacho, el personaje que aportó la sustancia gris en materia política al régimen del usurpador. Dice respetar la transparencia, pero durante su gobierno obstruyó el acceso a la información. Se declara respetuoso de la ley, pero la rodea con frecuencia. Se asume de izquierda, pero elude promulgar leyes que impulsa esa ideología. Se dice tolerante, pero cuando le gana la ira parece lo contrario. Se deslinda de Bejarano, pero le permite seguir operando. Se proclama demócrata, pero palomea la candidatura al Senado del remedo de reyezuelo que pretendió heredar el trono tlaxcalteca a su esposa. Astuto como lince, urde estrategias que le permiten ir siempre delante de sus adversarios. Concibe programas de gobierno que generan controversia pero, una vez materializados, terminan por ser indiscutibles aciertos. Formula planes que parecen descabellados pero, al final, le son agradecidos e imitados. Idea frases que suenan pueriles, pero acaban convertidas en exitosos lemas de campaña. Resiste ataques que infligirían a cualquier otro un daño demoledor, y luego los revierte en perjuicio de sus instigadores."

"Las mañaneras le dieron presencia nacional a muy bajo costo. La pensión a adultos mayores, que a sus opositores pareció irrealizable y populista, mitigó una vieja injusticia y es modelo que hoy sigue el mismo gobierno federal. Los segundos pisos, repudiados a su inicio, acabaron siendo aprobados por las mayorías. La sentencia "Por el bien de todos, primero los pobres", es social y políticamente irrefutable y de gran eficacia electoral. El desafuero, urdido por Fox y secundado por priístas y panistas, lo ubicó en la antesala de la Presidencia. En su discurso no hay términos de difícil comprensión. Ninguno de sus razonamientos es complejo; sus expresiones son sencillas. Habla claro y directo, a veces, demasiado claro y directo. Su deliberada lentitud en la expresión oral, y sus parodiadas pausas, buscan el objetivo de hacer sentir que su pensamiento fluye al compás de sus palabras. No presume de sabio, sino de sentido común. Su espontaneidad agrada; sus mensajes, acompañados de guiños y gracejadas asociadas al habla popular, llegan a la gente. Su acento provinciano cae en gracia y lo identifica con la diversidad étnica y cultural del país."

"Conoce las necesidades del pueblo y ofrece soluciones. Se indigna ante el abuso y la explotación, y promete castigo a los responsables. Afirma que investigará a quienes expoliaron al país y se esconden en las entrañas del Fobaproa. Enfrenta a los beneficiarios de las privatizaciones y plantea una Comisión de la Verdad. Se niega a que sus programas se aten a los intereses de los dueños del dinero. Desaira invitaciones empresariales pero viaja por tierra centenares de kilómetros para ir a comunidades remotas y pobres. El "pejelagarto" no es sólo un espécimen zoológicamente raro, exclusivo del edén tropical de donde es originario; es también un ente "políticamente indestructible", condición que adquirió, mitad por las sandeces de sus oponentes y mitad por su instinto y agudeza naturales. A estas alturas, su marcha hacia Los Pinos no la detendrán, ni un PAN incapaz de ocultar su espíritu conservador, ni un PRI manchado por un pasado que lo estigmatiza. A López Obrador sólo le queda un obstáculo: la inoperancia de su partido. El PRD, la formación nacida para devolver a la política la dignidad extraviada, se ha convertido en refugio de oportunistas que se enquistan en los espacios conquistados merced al fervor democrático ciudadano. Las valiosas excepciones de las que hemos sabido no hacen sino reforzar el aserto. Por lo demás, los sondeos lo confirman: la simpatía por Andrés Manuel excede con mucho la que se tiene por el sol azteca. Y eso, el dos de julio, podría reflejarse en las urnas."

"Esos son -grosso modo- los claros y los obscuros de la personalidad de López Obrador. ¿Habrá más de aquellos que de estos cuando ejerza el poder? ¿O será al revés? Esa es la inquietante cuestión."

De vuelta a la actualidad

Aquel marzo de 2006 se daba por cierto que Andrés Manuel ganaría la elección. Con Madrazo desfondado y Calderón rezagado, su triunfo parecía seguro. Mas el prematuro optimismo de sus partidarios -¡Sonríe, ya ganamos!, el ilegal y desmedido impulso del empresariado a favor del panista, y la lenidad del tribunal electoral frustraron su victoria que, finalmente, llegaría dos sexenios después. Ahora, ya en el poder, y con el ciego apoyo de sus fieles seguidores y el de las fuerzas armadas, subordinados los poderes, arrinconados los organismos autónomos, doblegada la clase empresarial, acosada la prensa crítica, amedrentadas las organizaciones sociales y desmantelados los partidos, AMLO no ha hecho sino confirmar la centralidad de sus decisiones, su propensión a la rijosidad, su desapego a la realidad y su falta de flexibilidad para adaptar sus planes originales a las nuevas circunstancias. Y en esas estamos.