/ lunes 17 de febrero de 2020

Tiempos de Democracia | Perspectivas electorales

-4-

  • Aunque todavía faltos de claridad los escenarios y las condiciones conforme a las cuales se llevarán al cabo las negociaciones electorales multipartidistas, la alineación priísta de inicio incluye a Noé Rodríguez, a Anabell Ávalos y a Florentino Domíngez

En la línea de lo escrito el lunes pasado, recordará usted, amigo lector, que aventuré una hipótesis: salvo error u omisión, la tercia de propuestas priístas a la gubernatura del estado tendrá que incluir, además de Noé Rodríguez, a Anabell Ávalos y a Florentino Domínguez. Y decía también que, tras su incoloro paso por la Secretaría de Comunicaciones en el gabinete del gobernador Marco Mena, Noé fue designado líder estatal de la mermada militancia tricolor.

Al político de Calpulalpan se le planteó de pronto un triple desafio de alta complejidad, a saber: 1) la reconstrucción de una estructura partidista que en la pasada elección mostró la condición endeble de sus carcomidos cimientos; 2) la negociación con las agrupaciones políticas, aplastadas por Morena en 2018, de cara a la posible constitución de un frente antiamloísta, funcional sólo si incluye al PAN entre la lista de pactistas y, 3) el fortalecimiento de su propia imagen para ser no sólo el candidato de su partido -lo que sería irrelevante-, sino el abanderado de esa posible entente partidista que ofrecería al electorado una alternativa competitiva a la opción morenista.

Anabell, otra vez precandidata

Perseverante en su afán de lograr, ahora sí, la postulación que no alcanzó en el 2018, la alcaldesa capitalina está dedicada en este 2020 a promoverse a sí misma, aún a costa de descuidar los asuntos del ayuntamiento que son a su cargo.

Anabell delegó en Héctor Martínez, su calculador y ambicioso síndico municipal, la conducción de la comuna y, al margen de los dictados y reglas de su partido, se lanzó abiertamente por la nominación, en anticipada lid no sólo con quienes aún son sus correligionarios sino también con quienes podría eventualmente integrarse en una coalición multicolor.

En el fondo, a Anabell la mueve el deseo de competir por la gubernatura con Lorena Cuéllar, su antigua y enconada adversaria desde la época en la que ambas damas compartieron la bancada priísta que la primera coordinaba en la Legislatura LVIII (2005-2007). Y como la aversión es mutua, las dos se zahieren en medios digitales locales a través de sus distintas vocerías, al tiempo que hacen encomio de sus virtudes en una competencia que, de tan adelantada, es probable que termine en la incineración temprana de sus desbocadas aspiraciones.

Imaginación sin sustento

Contra lo que este opinador auguraba al inicio de la gestión como cabeza del consejo edilicio de la capital, Anabell transparentó demasiado pronto su nivel de incompetencia.

Los cuatro años y ocho meses de su periodo al frente de la alcaldía políticamente más significativa de la entidad era tiempo suficiente para dejar huella a su paso por ella y para continuar ascendiendo en su carrera política. Lamentablemente, esas expectativas no se hicieron realidad al cumplirse en su persona el implacable Principio de Peter. Sus compromisos como presidenta municipal fueron, a final de cuentas, suscritos sobre papel mojado.

El anunciado teleférico, por ejemplo, no pasó de ser una ensoñación de la ingenua alcaldesa, semejante a aquella otra que tuvo Lorena Cuéllar cuando, desempeñándose en el mismo cargo que hoy tiene Anabell, ofreció depurar el Zahuapan lo que permitiría…¡sembrar peces en sus límpidas aguas! De ese episodio le daré cuenta, estimado lector, cuando toque analizar las precandidaturas morenistas.

Intocados, los viejos problemas de la capital

Otro tema que ocupó la atención ciudadana fue el de los drones que adquirió -se dijo entonces- para disuadir a la delincuencia. Poco se ha sabido de ellos, como tampoco del resultado que han tenido las cámaras de vigilancia que funcionarían en la ciudad, una ciudad que -también se dijo- estaría mejor y mas alumbrada que nunca antes.

De lo que si hay noticia cierta, en cambio, es de lo poco -más bien nada- que se ha hecho para aliviar la conflictividad vial en las arterias interiores de la capital y en sus congestionados accesos carreteros. Por otra parte, la alcaldesa no movió un dedo para evitar que las heces fecales de los habitantes de la ciudad que gobierna sigan derramándose en esa cloaca insalubre en que se ha convertido el otrora cristalino Zahuapan.

Tlaxcala fue dotada, en época de Emilio Sánchez Piedras, de dos redes de alcantarillado, uno que captaba y conducía hasta el rio el agua de lluvia que año con año inundaba y causaba destrozos en el casco urbano, y otro, separado del anterior, destinado a recolectar las aguas negras y llevarlas para su tratamiento más allá de los centros de población. La incuria de los operadores ha ido mezclando ambos sistemas, sin que ninguna administración municipal atajará y resolviera el problema.

La de Anabell, una precampaña vacía de logros

Ante la evidencia de su propia limitación, y la de los presupuestos que maneja, la alcaldesa optó por el reflector y el patrocinio de encuestas a modo.

Ahí donde iban los medios, ahí se aparecía Anabell. Inventó homenajes absurdos -el del torero Eloy Cavazos pertenece a esa categoría-, suscribió toda suerte de convenios, entregó preseas deportivas, cortó listones de obras intrascendentes, repartió roscas de reyes, cambió armas de plástico por juguetes, inauguró cursos escolares, dio banderazos de salida con cualquier motivo baladí, acudió a cuanta ceremonia marca el calendario cívico, recibió diplomas de agrupaciones fantasmales, etc.

Su más reciente aparición fue para impulsar la ruta del amor y la amistad. En fin, una forma barata de autopromoción que, me temo, no le será suficiente.

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  • Aunque todavía faltos de claridad los escenarios y las condiciones conforme a las cuales se llevarán al cabo las negociaciones electorales multipartidistas, la alineación priísta de inicio incluye a Noé Rodríguez, a Anabell Ávalos y a Florentino Domíngez

En la línea de lo escrito el lunes pasado, recordará usted, amigo lector, que aventuré una hipótesis: salvo error u omisión, la tercia de propuestas priístas a la gubernatura del estado tendrá que incluir, además de Noé Rodríguez, a Anabell Ávalos y a Florentino Domínguez. Y decía también que, tras su incoloro paso por la Secretaría de Comunicaciones en el gabinete del gobernador Marco Mena, Noé fue designado líder estatal de la mermada militancia tricolor.

Al político de Calpulalpan se le planteó de pronto un triple desafio de alta complejidad, a saber: 1) la reconstrucción de una estructura partidista que en la pasada elección mostró la condición endeble de sus carcomidos cimientos; 2) la negociación con las agrupaciones políticas, aplastadas por Morena en 2018, de cara a la posible constitución de un frente antiamloísta, funcional sólo si incluye al PAN entre la lista de pactistas y, 3) el fortalecimiento de su propia imagen para ser no sólo el candidato de su partido -lo que sería irrelevante-, sino el abanderado de esa posible entente partidista que ofrecería al electorado una alternativa competitiva a la opción morenista.

Anabell, otra vez precandidata

Perseverante en su afán de lograr, ahora sí, la postulación que no alcanzó en el 2018, la alcaldesa capitalina está dedicada en este 2020 a promoverse a sí misma, aún a costa de descuidar los asuntos del ayuntamiento que son a su cargo.

Anabell delegó en Héctor Martínez, su calculador y ambicioso síndico municipal, la conducción de la comuna y, al margen de los dictados y reglas de su partido, se lanzó abiertamente por la nominación, en anticipada lid no sólo con quienes aún son sus correligionarios sino también con quienes podría eventualmente integrarse en una coalición multicolor.

En el fondo, a Anabell la mueve el deseo de competir por la gubernatura con Lorena Cuéllar, su antigua y enconada adversaria desde la época en la que ambas damas compartieron la bancada priísta que la primera coordinaba en la Legislatura LVIII (2005-2007). Y como la aversión es mutua, las dos se zahieren en medios digitales locales a través de sus distintas vocerías, al tiempo que hacen encomio de sus virtudes en una competencia que, de tan adelantada, es probable que termine en la incineración temprana de sus desbocadas aspiraciones.

Imaginación sin sustento

Contra lo que este opinador auguraba al inicio de la gestión como cabeza del consejo edilicio de la capital, Anabell transparentó demasiado pronto su nivel de incompetencia.

Los cuatro años y ocho meses de su periodo al frente de la alcaldía políticamente más significativa de la entidad era tiempo suficiente para dejar huella a su paso por ella y para continuar ascendiendo en su carrera política. Lamentablemente, esas expectativas no se hicieron realidad al cumplirse en su persona el implacable Principio de Peter. Sus compromisos como presidenta municipal fueron, a final de cuentas, suscritos sobre papel mojado.

El anunciado teleférico, por ejemplo, no pasó de ser una ensoñación de la ingenua alcaldesa, semejante a aquella otra que tuvo Lorena Cuéllar cuando, desempeñándose en el mismo cargo que hoy tiene Anabell, ofreció depurar el Zahuapan lo que permitiría…¡sembrar peces en sus límpidas aguas! De ese episodio le daré cuenta, estimado lector, cuando toque analizar las precandidaturas morenistas.

Intocados, los viejos problemas de la capital

Otro tema que ocupó la atención ciudadana fue el de los drones que adquirió -se dijo entonces- para disuadir a la delincuencia. Poco se ha sabido de ellos, como tampoco del resultado que han tenido las cámaras de vigilancia que funcionarían en la ciudad, una ciudad que -también se dijo- estaría mejor y mas alumbrada que nunca antes.

De lo que si hay noticia cierta, en cambio, es de lo poco -más bien nada- que se ha hecho para aliviar la conflictividad vial en las arterias interiores de la capital y en sus congestionados accesos carreteros. Por otra parte, la alcaldesa no movió un dedo para evitar que las heces fecales de los habitantes de la ciudad que gobierna sigan derramándose en esa cloaca insalubre en que se ha convertido el otrora cristalino Zahuapan.

Tlaxcala fue dotada, en época de Emilio Sánchez Piedras, de dos redes de alcantarillado, uno que captaba y conducía hasta el rio el agua de lluvia que año con año inundaba y causaba destrozos en el casco urbano, y otro, separado del anterior, destinado a recolectar las aguas negras y llevarlas para su tratamiento más allá de los centros de población. La incuria de los operadores ha ido mezclando ambos sistemas, sin que ninguna administración municipal atajará y resolviera el problema.

La de Anabell, una precampaña vacía de logros

Ante la evidencia de su propia limitación, y la de los presupuestos que maneja, la alcaldesa optó por el reflector y el patrocinio de encuestas a modo.

Ahí donde iban los medios, ahí se aparecía Anabell. Inventó homenajes absurdos -el del torero Eloy Cavazos pertenece a esa categoría-, suscribió toda suerte de convenios, entregó preseas deportivas, cortó listones de obras intrascendentes, repartió roscas de reyes, cambió armas de plástico por juguetes, inauguró cursos escolares, dio banderazos de salida con cualquier motivo baladí, acudió a cuanta ceremonia marca el calendario cívico, recibió diplomas de agrupaciones fantasmales, etc.

Su más reciente aparición fue para impulsar la ruta del amor y la amistad. En fin, una forma barata de autopromoción que, me temo, no le será suficiente.