/ martes 16 de octubre de 2018

TINTERO

MORENOS… DESBALAGADOS


Lo único que hacen es dilapidar el bono de credibilidad que les fue prestado. Lástima, más temprano que tarde, como bien se los advirtió su máximo líder, salieron con sus tonterías y la gente ya se los está reprochando.

Sergio Enrique Díaz

Las expectativas del nuevo gobierno que encabezará a partir de diciembre de este año Andrés Manuel López Obrador, han sido muy altas en la sociedad mexicana. Su bono democrático goza de una legitimidad insuperable, pero quienes poco a poco se han encargado de empezar a dilapidarlo, son algunos de sus principales colaboradores y representantes populares que lo acompañarán en esta travesía política.

Vayamos por partes. El pasado 11 de julio, el presidente electo de México se reunió en la Ciudad de México con todos los senadores y diputados federales a quienes, entre otras cosas, espetó: “no vayan a salir con sus tonterías porque la gente se los va a reprochar… no se trata del pueblo manipulado de antes sino de un pueblo politizado… la gente va a estar pendiente de todo lo que hagamos, de todo”.

Solo que, a algunos, estas recomendaciones les valieron un “soberano comino”. A escasos cien días del contundente triunfo de López Obrador, hemos sido testigos de actos que la sociedad aborrece y por los que mostró un rechazo total en las urnas en contra de los partidos tradicionales.

Los ejemplos están a la vista: la frivolidad de la “boda fifí” de César Yáñez; el bochornoso espectáculo del diputado dormilón, de Morena, Manuel Huerta Martínez y su cinismo al decir: “soy humano, tengo mucho trabajo y me canso”, como una forma para justificar su deprimente aptitud legislativa o el choque mortal donde estuvo involucrado Cipriano Charrez Pedraza, congresista de esa misma corriente partidista, y en el que le costó la vida a un taxista. Según versiones periodísticas confirmadas por la autoridad ministerial, el legislador conducía en estado de ebriedad y huyó del lugar para, luego, culpar a su chofer. En fin, los actos deplorables pueden ser muchos.

Pero en el caso de Tlaxcala la clase política de ese partido no canta mal las rancheras. En apenas 13 sesiones ordinarias que lleva la LXIII Legislatura, hemos presenciado una infinidad de ocurrencias por parte de los congresistas locales. Como aquella de cerrar el recinto legislativo para celebrar las fiestas patrias, de querer prohibir los tatuajes en menores de edad atentando, así, contra los derechos humanos de los infantes; la reticencia a someterse al plan de austeridad que ha pregonado su líder máximo y su afición prematura por irse de viaje a las playas del pacífico mexicano, con el pueril argumento de que iban a trabajar. Sí, como no.

La lista de aberraciones de las que la gente está cansada son muchas y, todas, han sido documentadas puntualmente por El Sol de Tlaxcala. Ciertamente, las diputadas y diputados, casi en su totalidad, carecen de experiencia política, pues la mayoría saltó a esos puestos gracias a la popularidad de López Obrador y otros llegaron por la vía pluri cuyo mérito fue solo pertenecer a las élites políticas. Luego entonces, ¿por qué la arrogancia y displicencia con la que se conducen en ese recinto legislativo? En verdad que su actitud molesta. Me atrevería, incluso, a sostener, que si en este momento volvieran a aparecer en las urnas pocos votarían por ellos, ya los conocen.

Eso sí, lo más deprimente se dio en la celebración de la décima tercera sesión ordinaria en la que fueron designados los titulares de las áreas técnicas y donde fue exhibido, por traidor y mentiroso, (así lo llamaron sus propios compañeros), el presidente de la Junta de Coordinación y Concertación Política, Víctor Báez López, a quien le salió el espíritu priista y, en lo oscurito, hizo acuerdos para imponer como parlamentario a Melesio Domínguez, un gris personaje de la política tlaxcalteca, eso sí experto en la sumisión.

Pero el pleito entre morenistas también exhibió la falta de oficio político de Arnulfo Arévalo Lara, quien actualmente funge como enlace del Ejecutivo con el Legislativo, pues si algo se recuerda de este personaje es que, gracias a él como congresista, hay un gran rezago en materia de juicios políticos, amén de que se agandalló la conformación del Sistema Estatal Anticorrupción que hoy es inoperante. A “buen árbol” se arrima el gobernador Marco Mena.

Lo cierto es que los morenistas pueden ser una aplanadora en la toma de decisiones, pero no les ha “caído el veinte”, todavía les sale a flote lo priista y la sumisión con el que operaba el viejo y obsoleto esquema partidista que, creíamos, había sido enterrado.

Con estas acciones, lo único que hacen es dilapidar el bono de credibilidad que les fue prestado. Lástima, más temprano que tarde, como bien se los advirtió su máximo líder, salieron con sus tonterías y la gente ya se los está reprochando.

En 1998, después de perder la gubernatura, Joel Molina Ramírez dijo que el PRI, su entonces partido, estaba desbalagado y, hoy, cosas de la vida, con Morena, lidera un partido desbalagado. Al tiempo.

**********************

EPÍLOGO…

1.-POLICÍA COLAPSADA… Odio decirlo, pero se los dije. En la Policía Federal está a punto de estallar un gran conflicto por culpa de Manelich Castilla Cravioto, comisionado general, quien ha permitido presuntos actos de corrupción, tráfico de influencias, prepotencia, malos manejos administrativos y financieros al interior de esa institución.

Ese señor ya está en la mira del equipo del cuasi secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo pues, además de sus errores al frente de esa corporación, trajo a Tlaxcala a Raúl Antonio Castillejos Solís, quien es investigado por los abusos cometidos durante la recaptura de Joaquín Guzmán Loera, alias “el chapo”. No es cualquier cosa, pero la gente de Castillejos cargó con todo lo que halló de valor en el departamento del “chapo”, antes de que entraran los elementos de la Marina y ¿qué creen? Manelich Castilla lo sabía. Sus días en ese organismo están contados.

2.- ALIANZAS RARAS… Una diputada que hoy es motivo de críticas por no respetar su investidura es la sanpablense Patricia Jaramillo García quien, según dicen, es manipulada por los comisionados expertos en rumorología, Francisco Morones Servín y David Cabrera Canales, quienes la llevan de dama de compañía a eventos de carácter nacional en materia de transparencia, dizque para que se empape del tema.

Ella, inexperta al fin, está encantada de participar en ese tipo de actos, pero la pregunta es: ¿qué va a hacer cuando tenga que votar en los juicios políticos que esa Soberanía conoce en contra de esos dos personajes y de la propia presidenta del Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales, Marlene Alonso Meneses?

¡Hasta el próximo martes!


MORENOS… DESBALAGADOS


Lo único que hacen es dilapidar el bono de credibilidad que les fue prestado. Lástima, más temprano que tarde, como bien se los advirtió su máximo líder, salieron con sus tonterías y la gente ya se los está reprochando.

Sergio Enrique Díaz

Las expectativas del nuevo gobierno que encabezará a partir de diciembre de este año Andrés Manuel López Obrador, han sido muy altas en la sociedad mexicana. Su bono democrático goza de una legitimidad insuperable, pero quienes poco a poco se han encargado de empezar a dilapidarlo, son algunos de sus principales colaboradores y representantes populares que lo acompañarán en esta travesía política.

Vayamos por partes. El pasado 11 de julio, el presidente electo de México se reunió en la Ciudad de México con todos los senadores y diputados federales a quienes, entre otras cosas, espetó: “no vayan a salir con sus tonterías porque la gente se los va a reprochar… no se trata del pueblo manipulado de antes sino de un pueblo politizado… la gente va a estar pendiente de todo lo que hagamos, de todo”.

Solo que, a algunos, estas recomendaciones les valieron un “soberano comino”. A escasos cien días del contundente triunfo de López Obrador, hemos sido testigos de actos que la sociedad aborrece y por los que mostró un rechazo total en las urnas en contra de los partidos tradicionales.

Los ejemplos están a la vista: la frivolidad de la “boda fifí” de César Yáñez; el bochornoso espectáculo del diputado dormilón, de Morena, Manuel Huerta Martínez y su cinismo al decir: “soy humano, tengo mucho trabajo y me canso”, como una forma para justificar su deprimente aptitud legislativa o el choque mortal donde estuvo involucrado Cipriano Charrez Pedraza, congresista de esa misma corriente partidista, y en el que le costó la vida a un taxista. Según versiones periodísticas confirmadas por la autoridad ministerial, el legislador conducía en estado de ebriedad y huyó del lugar para, luego, culpar a su chofer. En fin, los actos deplorables pueden ser muchos.

Pero en el caso de Tlaxcala la clase política de ese partido no canta mal las rancheras. En apenas 13 sesiones ordinarias que lleva la LXIII Legislatura, hemos presenciado una infinidad de ocurrencias por parte de los congresistas locales. Como aquella de cerrar el recinto legislativo para celebrar las fiestas patrias, de querer prohibir los tatuajes en menores de edad atentando, así, contra los derechos humanos de los infantes; la reticencia a someterse al plan de austeridad que ha pregonado su líder máximo y su afición prematura por irse de viaje a las playas del pacífico mexicano, con el pueril argumento de que iban a trabajar. Sí, como no.

La lista de aberraciones de las que la gente está cansada son muchas y, todas, han sido documentadas puntualmente por El Sol de Tlaxcala. Ciertamente, las diputadas y diputados, casi en su totalidad, carecen de experiencia política, pues la mayoría saltó a esos puestos gracias a la popularidad de López Obrador y otros llegaron por la vía pluri cuyo mérito fue solo pertenecer a las élites políticas. Luego entonces, ¿por qué la arrogancia y displicencia con la que se conducen en ese recinto legislativo? En verdad que su actitud molesta. Me atrevería, incluso, a sostener, que si en este momento volvieran a aparecer en las urnas pocos votarían por ellos, ya los conocen.

Eso sí, lo más deprimente se dio en la celebración de la décima tercera sesión ordinaria en la que fueron designados los titulares de las áreas técnicas y donde fue exhibido, por traidor y mentiroso, (así lo llamaron sus propios compañeros), el presidente de la Junta de Coordinación y Concertación Política, Víctor Báez López, a quien le salió el espíritu priista y, en lo oscurito, hizo acuerdos para imponer como parlamentario a Melesio Domínguez, un gris personaje de la política tlaxcalteca, eso sí experto en la sumisión.

Pero el pleito entre morenistas también exhibió la falta de oficio político de Arnulfo Arévalo Lara, quien actualmente funge como enlace del Ejecutivo con el Legislativo, pues si algo se recuerda de este personaje es que, gracias a él como congresista, hay un gran rezago en materia de juicios políticos, amén de que se agandalló la conformación del Sistema Estatal Anticorrupción que hoy es inoperante. A “buen árbol” se arrima el gobernador Marco Mena.

Lo cierto es que los morenistas pueden ser una aplanadora en la toma de decisiones, pero no les ha “caído el veinte”, todavía les sale a flote lo priista y la sumisión con el que operaba el viejo y obsoleto esquema partidista que, creíamos, había sido enterrado.

Con estas acciones, lo único que hacen es dilapidar el bono de credibilidad que les fue prestado. Lástima, más temprano que tarde, como bien se los advirtió su máximo líder, salieron con sus tonterías y la gente ya se los está reprochando.

En 1998, después de perder la gubernatura, Joel Molina Ramírez dijo que el PRI, su entonces partido, estaba desbalagado y, hoy, cosas de la vida, con Morena, lidera un partido desbalagado. Al tiempo.

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EPÍLOGO…

1.-POLICÍA COLAPSADA… Odio decirlo, pero se los dije. En la Policía Federal está a punto de estallar un gran conflicto por culpa de Manelich Castilla Cravioto, comisionado general, quien ha permitido presuntos actos de corrupción, tráfico de influencias, prepotencia, malos manejos administrativos y financieros al interior de esa institución.

Ese señor ya está en la mira del equipo del cuasi secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo pues, además de sus errores al frente de esa corporación, trajo a Tlaxcala a Raúl Antonio Castillejos Solís, quien es investigado por los abusos cometidos durante la recaptura de Joaquín Guzmán Loera, alias “el chapo”. No es cualquier cosa, pero la gente de Castillejos cargó con todo lo que halló de valor en el departamento del “chapo”, antes de que entraran los elementos de la Marina y ¿qué creen? Manelich Castilla lo sabía. Sus días en ese organismo están contados.

2.- ALIANZAS RARAS… Una diputada que hoy es motivo de críticas por no respetar su investidura es la sanpablense Patricia Jaramillo García quien, según dicen, es manipulada por los comisionados expertos en rumorología, Francisco Morones Servín y David Cabrera Canales, quienes la llevan de dama de compañía a eventos de carácter nacional en materia de transparencia, dizque para que se empape del tema.

Ella, inexperta al fin, está encantada de participar en ese tipo de actos, pero la pregunta es: ¿qué va a hacer cuando tenga que votar en los juicios políticos que esa Soberanía conoce en contra de esos dos personajes y de la propia presidenta del Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales, Marlene Alonso Meneses?

¡Hasta el próximo martes!