/ martes 13 de noviembre de 2018

Tintero

Error emular a la fábula de Esopo, la de Pedro y el lobo

Una cosa es la condición de género y otra la responsabilidad de las mujeres en el ejercicio de la función pública

En la recién comparecencia de Rosario Robles Berlanga, secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, la diputada Martha Angélica Tagle Martínez, de Movimiento Ciudadano, fue contundente cuando precisó que una cosa es la condición de género y otra la responsabilidad en el ejercicio de la función pública.

Eso, porque la exsecretaria de Desarrollo Social acusó que cuando los diputados la tachaban de cínica y corrupta, era víctima de género.

“Del ya famoso ‘no te preocupes, Rosario’ (que en su primera comparecencia le expresó el presidente Enrique Peña Nieto), tenemos que pasar al ‘no te equivoques, Rosario’. La condición de género no nos exime de asumir nuestras responsabilidades en el cargo público y de ser señaladas por actos de corrupción”, soltó Tagle quien, por cierto, es considerada una politóloga feminista que por muchos años se ha dedicado a la defensa y promoción de los derechos humanos de las mujeres, democracia y combate a la corrupción e impunidad.

La condición de género tiene que ver con factores, mecanismos sociales, económicos y culturales en que desarrollan su existencia las mujeres en comparación con los hombres en un grupo humano, que determinan la situación de desventaja y subordinación en la que se encuentran.

Cuidando al máximo no caer en una posición misógina y sin hacer a un lado que la violencia de género y política están a la vista de todos, en Tlaxcala como en todo el país muchas mujeres que ocupan cargos públicos usan la condición de género para ocultar sus errores, excesos y abusos o, de plano, para convertirse en unas verdaderas “feminazis”.

Los últimos estudios oficiales señalan que los hombres que tienen un nivel de instrucción bajo, que han sido objeto de malos tratos durante la infancia, que han estado expuestos a escenas de violencia doméstica contra sus madres y al uso nocivo de alcohol y drogas, que han vivido en entornos donde se aceptaba la violencia y había normas diferentes para cada sexo, y creen que tienen derechos sobre las mujeres, son los más proclives a cometer actos violentos.

El problema es que ese mismo parámetro ya está aplicando para las mujeres empoderadas o que tienen voz de mando en alguna institución gubernamental o no.

Veamos por qué:

1.- Desde hace ya varios meses, amparándose en que es víctima de violencia de género, Marlene Alonso Meneses ha puesto a nivel de piso la poca credibilidad de la que todavía gozaba el Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales, que preside.

Tintero supo que las últimas reuniones en el Congreso local y con actores del gobierno estatal, ya no fueron para buscar la forma de limar esperezas con sus pares José David Cabrera Canales y Francisco Morones Servín, más bien, con el llanto por delante, intentó convencer a los diputados de que no la lleven a un juicio político porque, en su lógica, los malos son sus compañeros comisionados que no les gusta trabajar y son finos para la grilla. El asunto es que, con esa perorata, la señora Marlene olvida que, por ley, al igual que los otros señores, está obligada a dar resultados y a cumplir con su responsabilidad en materia de transparencia, en lo que técnicamente Tlaxcala está reprobada.

Eso sí, mientras usa a organizaciones de feministas para defenderse, a discreción, está negociando más dinero para un supuesto trabajo que, en el IAIP-Tlax, simplemente no realizan. Del presupuesto de Egresos para 2019, primero prometió que no solicitaría un aumento al ejercido en este año con el argumento de que los 13 millones de pesos eran suficientes. Solo que ya cambió de opinión y, en lo “oscurito”, negocia 26 millones de pesos que representan un incremento del 100 %.

2.- En el Poder Judicial y eso sí resulta inverosímil, las mujeres son quienes dicen ya no soportan el comportamiento altanero y grosero de la magistrada Mildred Murbartian Aguilar.

3.- Rebeca Xicohténcatl Corona, su compañera de ente colegiado, no se queda atrás, pues despotricando –fiel a su estilo- vociferó a los cuatro vientos que Tintero la criticaba porque no había dado “chayote”, soborno, pues. Patético.

El empoderamiento de las mujeres tiene que ver con el proceso por el cual, en un contexto en el que están en desventaja por las barreras estructurales de género, adquieren o refuerzan sus capacidades, estrategias y protagonismo, tanto en el plano individual como colectivo, para alcanzar una vida autónoma en la que puedan participar, en términos de igualdad, en el acceso a los recursos, al reconocimiento y a la toma de decisiones en todas las esferas de la vida personal y social.

Pero cometer abusos y excesos, característicos de un machismo que ha sido difícil erradicar, podría llevar a las mujeres a un desgaste en el concepto pues, ahora, consciente o inconscientemente, están emulando la fábula de Esopo, la de “Pedro y el lobo” y, eso, sin lugar a dudas, es un gravísimo error. Al tiempo.

**

EPÍLOGO…

1.- ¿GOLONDRINAS EN EL COBAT? Agobiada por los problemas que constantemente enfrenta en el interior del Sistema Colegio de Bachilleres del Estado de Tlaxcala, Josefina Millán López ya no sabe qué hacer así que, de entrada, solicitó permiso para ausentarse por varios días con el argumento de que tiene problemas de salud. Sin embargo, en el gobierno estatal hay versiones de que ya no regresará. Ya veremos.


Error emular a la fábula de Esopo, la de Pedro y el lobo

Una cosa es la condición de género y otra la responsabilidad de las mujeres en el ejercicio de la función pública

En la recién comparecencia de Rosario Robles Berlanga, secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, la diputada Martha Angélica Tagle Martínez, de Movimiento Ciudadano, fue contundente cuando precisó que una cosa es la condición de género y otra la responsabilidad en el ejercicio de la función pública.

Eso, porque la exsecretaria de Desarrollo Social acusó que cuando los diputados la tachaban de cínica y corrupta, era víctima de género.

“Del ya famoso ‘no te preocupes, Rosario’ (que en su primera comparecencia le expresó el presidente Enrique Peña Nieto), tenemos que pasar al ‘no te equivoques, Rosario’. La condición de género no nos exime de asumir nuestras responsabilidades en el cargo público y de ser señaladas por actos de corrupción”, soltó Tagle quien, por cierto, es considerada una politóloga feminista que por muchos años se ha dedicado a la defensa y promoción de los derechos humanos de las mujeres, democracia y combate a la corrupción e impunidad.

La condición de género tiene que ver con factores, mecanismos sociales, económicos y culturales en que desarrollan su existencia las mujeres en comparación con los hombres en un grupo humano, que determinan la situación de desventaja y subordinación en la que se encuentran.

Cuidando al máximo no caer en una posición misógina y sin hacer a un lado que la violencia de género y política están a la vista de todos, en Tlaxcala como en todo el país muchas mujeres que ocupan cargos públicos usan la condición de género para ocultar sus errores, excesos y abusos o, de plano, para convertirse en unas verdaderas “feminazis”.

Los últimos estudios oficiales señalan que los hombres que tienen un nivel de instrucción bajo, que han sido objeto de malos tratos durante la infancia, que han estado expuestos a escenas de violencia doméstica contra sus madres y al uso nocivo de alcohol y drogas, que han vivido en entornos donde se aceptaba la violencia y había normas diferentes para cada sexo, y creen que tienen derechos sobre las mujeres, son los más proclives a cometer actos violentos.

El problema es que ese mismo parámetro ya está aplicando para las mujeres empoderadas o que tienen voz de mando en alguna institución gubernamental o no.

Veamos por qué:

1.- Desde hace ya varios meses, amparándose en que es víctima de violencia de género, Marlene Alonso Meneses ha puesto a nivel de piso la poca credibilidad de la que todavía gozaba el Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales, que preside.

Tintero supo que las últimas reuniones en el Congreso local y con actores del gobierno estatal, ya no fueron para buscar la forma de limar esperezas con sus pares José David Cabrera Canales y Francisco Morones Servín, más bien, con el llanto por delante, intentó convencer a los diputados de que no la lleven a un juicio político porque, en su lógica, los malos son sus compañeros comisionados que no les gusta trabajar y son finos para la grilla. El asunto es que, con esa perorata, la señora Marlene olvida que, por ley, al igual que los otros señores, está obligada a dar resultados y a cumplir con su responsabilidad en materia de transparencia, en lo que técnicamente Tlaxcala está reprobada.

Eso sí, mientras usa a organizaciones de feministas para defenderse, a discreción, está negociando más dinero para un supuesto trabajo que, en el IAIP-Tlax, simplemente no realizan. Del presupuesto de Egresos para 2019, primero prometió que no solicitaría un aumento al ejercido en este año con el argumento de que los 13 millones de pesos eran suficientes. Solo que ya cambió de opinión y, en lo “oscurito”, negocia 26 millones de pesos que representan un incremento del 100 %.

2.- En el Poder Judicial y eso sí resulta inverosímil, las mujeres son quienes dicen ya no soportan el comportamiento altanero y grosero de la magistrada Mildred Murbartian Aguilar.

3.- Rebeca Xicohténcatl Corona, su compañera de ente colegiado, no se queda atrás, pues despotricando –fiel a su estilo- vociferó a los cuatro vientos que Tintero la criticaba porque no había dado “chayote”, soborno, pues. Patético.

El empoderamiento de las mujeres tiene que ver con el proceso por el cual, en un contexto en el que están en desventaja por las barreras estructurales de género, adquieren o refuerzan sus capacidades, estrategias y protagonismo, tanto en el plano individual como colectivo, para alcanzar una vida autónoma en la que puedan participar, en términos de igualdad, en el acceso a los recursos, al reconocimiento y a la toma de decisiones en todas las esferas de la vida personal y social.

Pero cometer abusos y excesos, característicos de un machismo que ha sido difícil erradicar, podría llevar a las mujeres a un desgaste en el concepto pues, ahora, consciente o inconscientemente, están emulando la fábula de Esopo, la de “Pedro y el lobo” y, eso, sin lugar a dudas, es un gravísimo error. Al tiempo.

**

EPÍLOGO…

1.- ¿GOLONDRINAS EN EL COBAT? Agobiada por los problemas que constantemente enfrenta en el interior del Sistema Colegio de Bachilleres del Estado de Tlaxcala, Josefina Millán López ya no sabe qué hacer así que, de entrada, solicitó permiso para ausentarse por varios días con el argumento de que tiene problemas de salud. Sin embargo, en el gobierno estatal hay versiones de que ya no regresará. Ya veremos.