/ martes 11 de diciembre de 2018

TINTERO

Policía obesa

  • Urge cambiar los hábitos alimenticios y poner fin a la vida sedentaria si aspiramos a ser una sociedad progresista y no una entidad de gordos


Si en Tlaxcala la mayoría de los policías estatales y municipales presenta algún grado de obesidad y sobrepeso, por qué las autoridades no se ocupan del tema pues, incluso, es común ver en las calles –y cada vez más- a efectivos gordos.

Ante la no obligatoriedad para que los policías realicen ejercicio cuando menos dos horas por día, es evidente que hay una alteración del balance de energías entre las calorías consumidas y las gastadas, y un aumento en la ingesta de alimentos hipercalóricos ricos en grasas y azúcares, pero pobres en fibra, vitaminas, minerales y otros nutrientes

Las cifras son alarmantes pues, a nivel país, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, ocho de cada diez efectivos enfrentan estos males.

El problema, desde luego, afecta a todos porque un policía obeso difícilmente podrá hacer frente a una situación de emergencia o será incapaz de perseguir corriendo a un delincuente.

En Londres, por ejemplo, el gobierno planteó que los policías deberían pasar pruebas anuales sobre su estado físico porque, de lo contrario, sufrirían recortes en su salario hasta de un ocho por ciento.

La medida, que no fue aplicada, sí asustó a los efectivos, pero los motivó a ponerse en forma física.

En Tlaxcala, como todo el país, el gran problema de las corporaciones policiacas estriba en que sus elementos no tienen la disciplina de ejercitarse y todo lo quieren hacer a bordo de las patrullas.

Son pocos los que realizan recorridos a píe y muchos más solo se pasan el día completo vigilando edificios públicos o bancos, lo que hace que tengan una vida sedentaria.

Precisamente por ello, los gobiernos estatal y municipales están obligados a atender el caso con celeridad porque es evidente que, frente a esta problemática, no existen políticas públicas.

Un tema tan delicado debería ocuparnos sobre todo porque la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la Agricultura, reveló que México se convirtió en el país con más obesos en el mundo.

Hace seis años, el gobierno estatal puso en marcha una cruzada anti-obesidad y convocó a los entonces alcaldes a que se sumaran no solo para poner en forma a los efectivos, sino para todos los trabajadores. Pero ¿sabe qué’, todos hicieron oídos sordos y la administración estatal terminó por enviarla a la “congeladora”.

A nadie parece importarle el tema a pesar de que el sobrepeso y la obesidad también está pegando con mucha fuerza a la niñez tlaxcalteca pues, aun cuando está prohibido, en las afueras de los colegios persiste la venta de comida chatarra.

Tlaxcala ocupa el nada halagador tercer lugar nacional infantil en estos males, según la Asociación Mexicana de Nutriología.

Lo cierto es que el problema de la obesidad y el sobrepeso debe ser tratado con responsabilidad y mayor seriedad, ya no en discursos oficiales que, al final, solo son “letra muerta”.

Es visible que las estrategias de combate que involucran a los tres niveles de gobierno, al sector privado y a la población han fracasado.

Hay que considerar que este problema de salud pública no solo origina enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión, sino que representan erogaciones millonarias para los presupuestos de dependencias como la Secretaría de Salud, Instituto Mexicano del Seguro Social e Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado.

Urge, y no solo en la policía, cambiar los hábitos alimenticios y poner fin a la vida sedentaria si aspiramos a ser una sociedad progresista y no una entidad de gordos. Al tiempo.

******

EPÍLOGO…

1.- MAS CLARO NI EL AGUA… En definitiva, el gobernador Marco Antonio Mena puso fin, y de tajo, a cualquier relación con su antecesor Mariano González Zarur.

La presencia del exmandatario Héctor Ortiz Ortiz en el reciente informe de actividades de Mena y no haber mencionado a González en la lista de los exejecutivos invitados es una clara señal de que, del ganadero, ya no quiere saber nada.

Los allegados al apizaquense fueron los más sorprendidos de esta alianza de Mena con el orticisimo, que no tiene otro objetivo que ser un contrapeso a la fuerza del Partido Movimiento Regeneración Nacional para las próximas elecciones locales.

2.- RETORNO… Han terminado las vacaciones. A mis lectores gracias por su paciencia.

Policía obesa

  • Urge cambiar los hábitos alimenticios y poner fin a la vida sedentaria si aspiramos a ser una sociedad progresista y no una entidad de gordos


Si en Tlaxcala la mayoría de los policías estatales y municipales presenta algún grado de obesidad y sobrepeso, por qué las autoridades no se ocupan del tema pues, incluso, es común ver en las calles –y cada vez más- a efectivos gordos.

Ante la no obligatoriedad para que los policías realicen ejercicio cuando menos dos horas por día, es evidente que hay una alteración del balance de energías entre las calorías consumidas y las gastadas, y un aumento en la ingesta de alimentos hipercalóricos ricos en grasas y azúcares, pero pobres en fibra, vitaminas, minerales y otros nutrientes

Las cifras son alarmantes pues, a nivel país, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, ocho de cada diez efectivos enfrentan estos males.

El problema, desde luego, afecta a todos porque un policía obeso difícilmente podrá hacer frente a una situación de emergencia o será incapaz de perseguir corriendo a un delincuente.

En Londres, por ejemplo, el gobierno planteó que los policías deberían pasar pruebas anuales sobre su estado físico porque, de lo contrario, sufrirían recortes en su salario hasta de un ocho por ciento.

La medida, que no fue aplicada, sí asustó a los efectivos, pero los motivó a ponerse en forma física.

En Tlaxcala, como todo el país, el gran problema de las corporaciones policiacas estriba en que sus elementos no tienen la disciplina de ejercitarse y todo lo quieren hacer a bordo de las patrullas.

Son pocos los que realizan recorridos a píe y muchos más solo se pasan el día completo vigilando edificios públicos o bancos, lo que hace que tengan una vida sedentaria.

Precisamente por ello, los gobiernos estatal y municipales están obligados a atender el caso con celeridad porque es evidente que, frente a esta problemática, no existen políticas públicas.

Un tema tan delicado debería ocuparnos sobre todo porque la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la Agricultura, reveló que México se convirtió en el país con más obesos en el mundo.

Hace seis años, el gobierno estatal puso en marcha una cruzada anti-obesidad y convocó a los entonces alcaldes a que se sumaran no solo para poner en forma a los efectivos, sino para todos los trabajadores. Pero ¿sabe qué’, todos hicieron oídos sordos y la administración estatal terminó por enviarla a la “congeladora”.

A nadie parece importarle el tema a pesar de que el sobrepeso y la obesidad también está pegando con mucha fuerza a la niñez tlaxcalteca pues, aun cuando está prohibido, en las afueras de los colegios persiste la venta de comida chatarra.

Tlaxcala ocupa el nada halagador tercer lugar nacional infantil en estos males, según la Asociación Mexicana de Nutriología.

Lo cierto es que el problema de la obesidad y el sobrepeso debe ser tratado con responsabilidad y mayor seriedad, ya no en discursos oficiales que, al final, solo son “letra muerta”.

Es visible que las estrategias de combate que involucran a los tres niveles de gobierno, al sector privado y a la población han fracasado.

Hay que considerar que este problema de salud pública no solo origina enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión, sino que representan erogaciones millonarias para los presupuestos de dependencias como la Secretaría de Salud, Instituto Mexicano del Seguro Social e Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado.

Urge, y no solo en la policía, cambiar los hábitos alimenticios y poner fin a la vida sedentaria si aspiramos a ser una sociedad progresista y no una entidad de gordos. Al tiempo.

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EPÍLOGO…

1.- MAS CLARO NI EL AGUA… En definitiva, el gobernador Marco Antonio Mena puso fin, y de tajo, a cualquier relación con su antecesor Mariano González Zarur.

La presencia del exmandatario Héctor Ortiz Ortiz en el reciente informe de actividades de Mena y no haber mencionado a González en la lista de los exejecutivos invitados es una clara señal de que, del ganadero, ya no quiere saber nada.

Los allegados al apizaquense fueron los más sorprendidos de esta alianza de Mena con el orticisimo, que no tiene otro objetivo que ser un contrapeso a la fuerza del Partido Movimiento Regeneración Nacional para las próximas elecciones locales.

2.- RETORNO… Han terminado las vacaciones. A mis lectores gracias por su paciencia.