/ martes 16 de abril de 2019

TINTERO

Renovarse o morir

  • Los otrora poderosos institutos políticos de Tlaxcala viven una etapa de decadencia.
  • En términos políticos, a los partidos Revolucionario Institucional, de la Revolución Democrática y Acción Nacional, que en otros tiempos gobernaron Tlaxcala, solo les quedó un “chisguete”.

Ya poco representan. Su voto duro es más que frágil y ya nadie, a estas alturas de la vida, se atreve, por vergüenza, a decir que militan en “x” o “y” partido.

Eso sí, los políticos saben perfectamente cuál es el camino que los pondría nuevamente en las mieles del poder, así que cada que pueden le guiñan el ojo al Partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el ente de moda que controla en el ámbito nacional la Presidencia y las Cámaras Alta y Baja del Congreso de la Unión y en Tlaxcala el Congreso local.

En estos momentos, Morena es una franquicia política que garantiza, gracias a la popularidad de Andrés Manuel López Obrador, Ejecutivo de la Nación y padre de ese partido, un triunfo seguro en las urnas.

Y por eso muchos políticos venidos a menos desean, anhelan y se “mueren” por ser aceptados en el organismo que aquí lidera el senador Joel Molina Ramírez.

Pero no es tan fácil, aquí para estar en la burbuja de poder morenista se necesitan dos filtros: el visto bueno de Molina y el de Gonzalo López, hijo de López Obrador, quien conoce la política tlaxcalteca y a los personajes. No la tienen fácil quienes después de picar piedra y tener cargos en otros institutos, quieren ponerse la vestidura de Morena.

El PRI, por su lado, está más que acabado y, así como se ven las cosas, tendrán que pasar muchos años para que pueda recuperarse, reorganizarse, tener voto seguro y estar en condiciones de ser competitivo en una elección.

Atrás quedaron los tiempos del “carro completo”, de cuando arrasaba en las urnas y controlaba todos los cargos públicos.

Con el poder, hacían y deshacían y nunca transparentaban el manejo del dinero público. La soberbia los absorbió y se olvidaron de la gente que en cada elección, como la última en la que ganó Marco Antonio Mena la gubernatura, todavía les daba los votos en automático.

Ahora tienen un líder de membrete. Roberto Lima Morales solo está de parapeto en la presidencia de ese organismo. No ha sido capaz de reorganizarlo, menos darle confianza a sus pocos militantes de que pueden volver a ser una opción de gobierno.

Cómo estarán las cosas que con el PRI el mandatario estatal mantiene una sana distancia y aplica la frase de que más “vale solo que mal acompañado”.

El PRI no puede ofrecer respaldo político a su jefe el Gobernador, pero sí muchos problemas a la hora de las negociaciones de leyes locales y del presupuesto a nivel nacional.

Teniendo Tlaxcala tan exiguos ingresos, Mena sabe que lo mejor por ahora es estar cerca del grupo de López Obrador.

El PAN que también ya fue gobierno con la figura de Héctor Ortiz Ortiz, al igual que el PRI, vive una etapa difícil. Desde siempre ha sido controlado por cuatro o cinco personajes que ya técnicamente están fuera, uno de ellos, Adolfo Escobar Jardinez, debido a que fue acusado y sentenciado por su responsabilidad en un desvío de recursos en la obra del Polideportivo “Carlos Castillo Peraza” y el otro, Sergio Gonzalez Hernández, quien renunció a las filas del “Partido del bolillo” y ahora trabaja con Lorena Cuellar Cisneros, actual coordinadora de Programas Sociales del gobierno de la República.

Hoy el PAN tiene en José Gilberto Temoltzin Martínez un líder frío e indiferente a los militantes y liderazgos.

Desde su llegada no ha sido capaz de conciliar intereses. Su forma de conducir al instituto es tan similar como cuando el entonces dirigente Roberto Texis Badillo, en 1994, ignoró las quejas de los hermanos Esteban y Ángel Santacruz Carro y los echó del organismo que terminó por convertirse en la “chiquillada política”.

Temoltzin Martínez cree que puede manejar al partido como a una empresa y, mientras piense así, irá directo al fracaso.

Por otro lado, el PRD está en la línea delgada para desaparecer. Tras su fracaso electoral, las tribus terminaron por autodestrozarse.

Son rijosos y cerrados a la hora de tomar decisiones. No tienen futuro. Aquí, como en el ámbito nacional, la posibilidad de desaparecer toma cada vez más fuerza.

Ya no representan nada. Como gobierno eran los primeros en exhibir los errores de su jefe el Gobernador.

Son antropófagos y eso ha sido y sigue siendo su gran perdición.

Tan mal están las cosas que el dirigente Manuel Cambrón Soria anda más ocupado apoyando elecciones de otros estados que en trabajar en el rescate o refundación del “sol azteca”.

Quienes como gobernadores, senadores, diputados federales, congresistas locales y alcaldes se sintieron omnipotentes, hoy sus partidos están en la lona porque no solo fueron usados como botines económicos, sino que ignoraron las necesidades de la gente.

*****

EPÍLOGO...

1.-FRACASO... Los operativos de prevención en materia de seguridad en los municipios limítrofes con Puebla y el Estado de México no han funcionado. La delincuencia organizada de esas entidades ya tomó a Tlaxcala, por la endeble acción de las corporaciones policiacas, como cementerio clandestino. Es evidente que algo anda mal y urgentemente debe ser corregido.

2.-MENSAJE... A César Rodríguez mi más sentido pésame por el fallecimiento de su señora esposa. Mi deseo para que pronto alcance la paz espiritual.

Hasta el próximo martes

Renovarse o morir

  • Los otrora poderosos institutos políticos de Tlaxcala viven una etapa de decadencia.
  • En términos políticos, a los partidos Revolucionario Institucional, de la Revolución Democrática y Acción Nacional, que en otros tiempos gobernaron Tlaxcala, solo les quedó un “chisguete”.

Ya poco representan. Su voto duro es más que frágil y ya nadie, a estas alturas de la vida, se atreve, por vergüenza, a decir que militan en “x” o “y” partido.

Eso sí, los políticos saben perfectamente cuál es el camino que los pondría nuevamente en las mieles del poder, así que cada que pueden le guiñan el ojo al Partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el ente de moda que controla en el ámbito nacional la Presidencia y las Cámaras Alta y Baja del Congreso de la Unión y en Tlaxcala el Congreso local.

En estos momentos, Morena es una franquicia política que garantiza, gracias a la popularidad de Andrés Manuel López Obrador, Ejecutivo de la Nación y padre de ese partido, un triunfo seguro en las urnas.

Y por eso muchos políticos venidos a menos desean, anhelan y se “mueren” por ser aceptados en el organismo que aquí lidera el senador Joel Molina Ramírez.

Pero no es tan fácil, aquí para estar en la burbuja de poder morenista se necesitan dos filtros: el visto bueno de Molina y el de Gonzalo López, hijo de López Obrador, quien conoce la política tlaxcalteca y a los personajes. No la tienen fácil quienes después de picar piedra y tener cargos en otros institutos, quieren ponerse la vestidura de Morena.

El PRI, por su lado, está más que acabado y, así como se ven las cosas, tendrán que pasar muchos años para que pueda recuperarse, reorganizarse, tener voto seguro y estar en condiciones de ser competitivo en una elección.

Atrás quedaron los tiempos del “carro completo”, de cuando arrasaba en las urnas y controlaba todos los cargos públicos.

Con el poder, hacían y deshacían y nunca transparentaban el manejo del dinero público. La soberbia los absorbió y se olvidaron de la gente que en cada elección, como la última en la que ganó Marco Antonio Mena la gubernatura, todavía les daba los votos en automático.

Ahora tienen un líder de membrete. Roberto Lima Morales solo está de parapeto en la presidencia de ese organismo. No ha sido capaz de reorganizarlo, menos darle confianza a sus pocos militantes de que pueden volver a ser una opción de gobierno.

Cómo estarán las cosas que con el PRI el mandatario estatal mantiene una sana distancia y aplica la frase de que más “vale solo que mal acompañado”.

El PRI no puede ofrecer respaldo político a su jefe el Gobernador, pero sí muchos problemas a la hora de las negociaciones de leyes locales y del presupuesto a nivel nacional.

Teniendo Tlaxcala tan exiguos ingresos, Mena sabe que lo mejor por ahora es estar cerca del grupo de López Obrador.

El PAN que también ya fue gobierno con la figura de Héctor Ortiz Ortiz, al igual que el PRI, vive una etapa difícil. Desde siempre ha sido controlado por cuatro o cinco personajes que ya técnicamente están fuera, uno de ellos, Adolfo Escobar Jardinez, debido a que fue acusado y sentenciado por su responsabilidad en un desvío de recursos en la obra del Polideportivo “Carlos Castillo Peraza” y el otro, Sergio Gonzalez Hernández, quien renunció a las filas del “Partido del bolillo” y ahora trabaja con Lorena Cuellar Cisneros, actual coordinadora de Programas Sociales del gobierno de la República.

Hoy el PAN tiene en José Gilberto Temoltzin Martínez un líder frío e indiferente a los militantes y liderazgos.

Desde su llegada no ha sido capaz de conciliar intereses. Su forma de conducir al instituto es tan similar como cuando el entonces dirigente Roberto Texis Badillo, en 1994, ignoró las quejas de los hermanos Esteban y Ángel Santacruz Carro y los echó del organismo que terminó por convertirse en la “chiquillada política”.

Temoltzin Martínez cree que puede manejar al partido como a una empresa y, mientras piense así, irá directo al fracaso.

Por otro lado, el PRD está en la línea delgada para desaparecer. Tras su fracaso electoral, las tribus terminaron por autodestrozarse.

Son rijosos y cerrados a la hora de tomar decisiones. No tienen futuro. Aquí, como en el ámbito nacional, la posibilidad de desaparecer toma cada vez más fuerza.

Ya no representan nada. Como gobierno eran los primeros en exhibir los errores de su jefe el Gobernador.

Son antropófagos y eso ha sido y sigue siendo su gran perdición.

Tan mal están las cosas que el dirigente Manuel Cambrón Soria anda más ocupado apoyando elecciones de otros estados que en trabajar en el rescate o refundación del “sol azteca”.

Quienes como gobernadores, senadores, diputados federales, congresistas locales y alcaldes se sintieron omnipotentes, hoy sus partidos están en la lona porque no solo fueron usados como botines económicos, sino que ignoraron las necesidades de la gente.

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EPÍLOGO...

1.-FRACASO... Los operativos de prevención en materia de seguridad en los municipios limítrofes con Puebla y el Estado de México no han funcionado. La delincuencia organizada de esas entidades ya tomó a Tlaxcala, por la endeble acción de las corporaciones policiacas, como cementerio clandestino. Es evidente que algo anda mal y urgentemente debe ser corregido.

2.-MENSAJE... A César Rodríguez mi más sentido pésame por el fallecimiento de su señora esposa. Mi deseo para que pronto alcance la paz espiritual.

Hasta el próximo martes