/ martes 24 de agosto de 2021

Tintero | Alerta de Género, el gran paso

Que el gobierno de la República haya declarado la Alerta de Género para Tlaxcala, a través de la solicitud de una asociación civil, es el primer paso real para enfrentar la violencia contra las mujeres que, en muchos de los casos, en la entidad han sido asesinadas sin misericordia.

Ahora se busca, a partir de un “pacto real entre los tres niveles de gobierno y la sociedad civil, desterrar los vestigios de cualquier estructura patriarcal que ha invisibilizado una violencia sistemática.

El patriarcado es un postulado teórico de la sociología que consiste en un sistema social en el que los hombres tienen el poder primario y predominan en roles de liderazgo político, autoridad moral, privilegio social y control de la propiedad.

De acuerdo con la historia, esta forma de vida remonta a la Mesopotamia (se encontraba situada entre los años 6.000 y 3.000 A.C en lo que hoy conocemos como Oriente Próximo, ocupando parte de Irak, Turquía y Siria, entre los ríos Tigris y Éufrates) y donde el hombre poseía la autoridad absoluta sobre la esposa.

Y en realidad es lo primero que debe ser combatido porque, en Tlaxcala, si algo se percibe en las comunidades rurales y urbanas, es un machismo extremo.

De hecho, existen lugares donde el padre prohíbe a sus hijas estudiar y decide que nacieron para las labores del hogar, tener y criar hijos. En pocas palabras: estar al servicio de los hombres.

La violencia llegó a extremos inimaginables pues no solo era común decirlo sin que hasta algunos reporteros lo escribían: “por el solo hecho de que le gritó, hombre golpeó o mató a su esposa”.

Lo grave fue que, en los últimos años, las autoridades de cualquier rango negaban casos de feminicidio en Tlaxcala como una forma de protegerse y mantener una buena imagen ante la sociedad, pero lo cierto es que las muertes de mujeres cada vez son más violentas.

Pero la gran pregunta es: ¿Por qué un hombre se atreve no solo a golpear sino asesinar a una mujer?

Según expertos en psicología, los asesinos de mujeres en serie son personas que matan por lo menos en tres ocasiones con un intervalo. Y están específicamente motivados por una multiplicidad de impulsos psicológicos, sobre todo por ansias de poder y compulsión sexual. Con frecuencia tienen sentimientos de inadaptabilidad e inutilidad, algunas veces debido a humillación y abusos en la infancia y/o el apremio de la pobreza.

A diferencia de los últimos años, ahora sí existe la garantía de que las nuevas autoridades estatales que entrarán en funciones a partir de septiembre cumplirán a cabalidad con la Alerta de Género.

Y eso tiene una explicación lógica: quien representará al Poder Ejecutivo, Lorena Cuéllar Cisneros, se ha caracterizado por defender a las mujeres.

Mientras tanto, de ellas deberá existir una mayor responsabilidad, primero para hacer efectivo su respeto ante una sociedad machista y segundo para no pasar del patriarcado al matriarcado.

En la actualidad, en muchos casos tienen mejores oportunidades laborales que los hombres y, por ende, perciben mayores salarios, pero eso no significa que deba existir una transformación sin sentido y que ahora sean las mujeres quienes agreden.

Como bien lo dijo la titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, Fabiola Alanís Sámano, la idea es cerrar filas para enfrentar la desigualdad por razones de género.

Eso sí, de entrada, se debe trabajar en el origen, sobre todo porque la violencia comienza en la infancia y es en la familia donde principalmente se ejerce. La niñez es especialmente vulnerable a este tipo de ilícitos que no deberían existir.

Olvidemos frases fuera de lugar como estas, de parte del hombre: “le pego porque la quiero” y de la mujer: “pégame pero no me dejes”. Es tiempo del respeto mutuo. Al tiempo.

En los últimos años, las autoridades de cualquier rango negaban casos de feminicidio en Tlaxcala...

Que el gobierno de la República haya declarado la Alerta de Género para Tlaxcala, a través de la solicitud de una asociación civil, es el primer paso real para enfrentar la violencia contra las mujeres que, en muchos de los casos, en la entidad han sido asesinadas sin misericordia.

Ahora se busca, a partir de un “pacto real entre los tres niveles de gobierno y la sociedad civil, desterrar los vestigios de cualquier estructura patriarcal que ha invisibilizado una violencia sistemática.

El patriarcado es un postulado teórico de la sociología que consiste en un sistema social en el que los hombres tienen el poder primario y predominan en roles de liderazgo político, autoridad moral, privilegio social y control de la propiedad.

De acuerdo con la historia, esta forma de vida remonta a la Mesopotamia (se encontraba situada entre los años 6.000 y 3.000 A.C en lo que hoy conocemos como Oriente Próximo, ocupando parte de Irak, Turquía y Siria, entre los ríos Tigris y Éufrates) y donde el hombre poseía la autoridad absoluta sobre la esposa.

Y en realidad es lo primero que debe ser combatido porque, en Tlaxcala, si algo se percibe en las comunidades rurales y urbanas, es un machismo extremo.

De hecho, existen lugares donde el padre prohíbe a sus hijas estudiar y decide que nacieron para las labores del hogar, tener y criar hijos. En pocas palabras: estar al servicio de los hombres.

La violencia llegó a extremos inimaginables pues no solo era común decirlo sin que hasta algunos reporteros lo escribían: “por el solo hecho de que le gritó, hombre golpeó o mató a su esposa”.

Lo grave fue que, en los últimos años, las autoridades de cualquier rango negaban casos de feminicidio en Tlaxcala como una forma de protegerse y mantener una buena imagen ante la sociedad, pero lo cierto es que las muertes de mujeres cada vez son más violentas.

Pero la gran pregunta es: ¿Por qué un hombre se atreve no solo a golpear sino asesinar a una mujer?

Según expertos en psicología, los asesinos de mujeres en serie son personas que matan por lo menos en tres ocasiones con un intervalo. Y están específicamente motivados por una multiplicidad de impulsos psicológicos, sobre todo por ansias de poder y compulsión sexual. Con frecuencia tienen sentimientos de inadaptabilidad e inutilidad, algunas veces debido a humillación y abusos en la infancia y/o el apremio de la pobreza.

A diferencia de los últimos años, ahora sí existe la garantía de que las nuevas autoridades estatales que entrarán en funciones a partir de septiembre cumplirán a cabalidad con la Alerta de Género.

Y eso tiene una explicación lógica: quien representará al Poder Ejecutivo, Lorena Cuéllar Cisneros, se ha caracterizado por defender a las mujeres.

Mientras tanto, de ellas deberá existir una mayor responsabilidad, primero para hacer efectivo su respeto ante una sociedad machista y segundo para no pasar del patriarcado al matriarcado.

En la actualidad, en muchos casos tienen mejores oportunidades laborales que los hombres y, por ende, perciben mayores salarios, pero eso no significa que deba existir una transformación sin sentido y que ahora sean las mujeres quienes agreden.

Como bien lo dijo la titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, Fabiola Alanís Sámano, la idea es cerrar filas para enfrentar la desigualdad por razones de género.

Eso sí, de entrada, se debe trabajar en el origen, sobre todo porque la violencia comienza en la infancia y es en la familia donde principalmente se ejerce. La niñez es especialmente vulnerable a este tipo de ilícitos que no deberían existir.

Olvidemos frases fuera de lugar como estas, de parte del hombre: “le pego porque la quiero” y de la mujer: “pégame pero no me dejes”. Es tiempo del respeto mutuo. Al tiempo.

En los últimos años, las autoridades de cualquier rango negaban casos de feminicidio en Tlaxcala...