/ martes 18 de mayo de 2021

Tintero | Anabell, Lorena y la sorpresa

Más que un asunto misógino, se percibe que, en su gran mayoría, los problemas no son de género, sino más bien una condición humana.

Mi comentario tiene analogía y explico por qué: las diferencias entre las punteras en el proceso electoral que se avecina: Anabell Ávalos Zempoalteca, representante de la coalición “Unidos por Tlaxcala” y Lorena Cuéllar Cisneros, quien encabeza la unión “Juntos Haremos Historia”, no es nuevo.

Y suena interesante porque, en esta lucha por alcanzar el Poder Ejecutivo estatal, ninguna asociación feminista podría acusar una falta de equidad, ya que la “pelea” es de igual a igual. Los problemas, en realidad, crecen por los propios errores legales que impone la ley.

Son dos proyectos diferentes los que representan, pero no son unas improvisadas de la política. Ambas, Anabell y Lorena, han tenido logros políticos, pero también fracasos electorales. La primera cuando quiso ser diputada federal y la segunda cuando buscó ser gobernadora y fue derrotada por el actual mandatario estatal, Marco Antonio Mena Rodríguez.

La lucha es real y añeja, pero pregunto: ¿Cuáles habrían sido las reacciones públicas en un pleito político abierto entre hombre y mujer? Las dos fueron legisladoras locales, Cuéllar fue coordinadora de la bancada del Partido Revolucionario Institucional y Ávalos estaba en el Congreso local con todo el apoyo, en ese momento, de Mariano González Zarur quien, si bien había perdido la elección para gobernador ante el panista Héctor Ortiz Ortiz, controlaba las decisiones de la mayoría de los congresistas.

Cuando llegó la hora de la decisión salieron a flote los problemas y no por misoginia, pero sí, por condición humana, Ávalos Zempoalteca fue, por primera vez -de manera natural- en la historia de la entidad, la mujer que lideró el Poder Legislativo, pero Cuéllar dijo que no y sabía que podía hacerlo. Era obvio, rebelada a González Zarur, controlaba al grupo parlamentario del tricolor y las decisiones. Así es la disputa.

Finalmente, hubo acuerdos. Fuera del Congreso local, en el desaparecido restaurante “las Guacamayas” que operaba en la capital, los diputados firmaron un documento mediante el cual aceptaban que Ávalos sería la presidenta de la entonces Gran Comisión del Congreso, mientras que Cuéllar amarró la candidatura del PRI a la presidencia municipal de Tlaxcala.

Es evidente que las dos mujeres punteras en esta elección tienen trayectoria y fuerza política. Cada quien maneja su estrategia. Ávalos ha navegado siempre en el PRI y Cuéllar, expriista, ha encajado en el proyecto que le da cabida.

Eso sí, las dos han sido víctimas de misoginia, “bullying”, por así llamarlo, de una autoridad y sociedad todavía machista. Anabell fue despedida de la Secretaría de Gobierno en la que era titular, por su amigo el gobernador cuando, pensando que tomaba decisiones (lo que debería ser así), negociaba, de forma tersa, la entrega a la administración estatal, de la Plaza Bicentenario, que el entonces mandatario Héctor Israel Ortiz Ortiz, dio en las últimas horas de su mandato a su hermano Serafín Ortiz Ortiz, rector de la Universidad Autónoma de Tlaxcala.

A todo esto, cómo olvidar que Antonius Proximo, personaje romano en la película El Gladiador, soltó a sus esclavos que “ya sabemos que vamos a morir… lo ideal sería saber cómo y cuándo”. Imposible.

Es decir, ahora nos queda claro que, a unos días de las votaciones, Tlaxcala ya sabe que será gobernada por una mujer. ¿Quién de las dos punteras? Eso se decidirá en las urnas,

Eso sí, la sorpresa electoral en esta lucha es Eréndira Jiménez Montiel, quien busca ser gobernadora vía Movimiento Ciudadano. Tiene ideas de gobierno con mucha precisión y un discurso de nivel, hace un buen papel, pero no suficiente para triunfar.

EPÍLOGO…

1.- ESTRATEGIA... El grupo de los Ortiz Ortiz no pisa en obscuro. Nadie puede cuestionar el nivel académico de Serafín Ortiz Ortiz, candidato del Partido Alianza Ciudadana a la capital, pero, en su “bunker”, Héctor Ortiz, el mero” mero”, sostuvo que no era suficiente para ganar, así que propuso, tras desechar varias recomendadas de la UATx, nombrar a Nantzy Cuauhtencos Amieva como suplente. Ella se encarga de mostrar que el académico sí sabe de los problemas sociales. La idea, según dicen, es que haya equilibrio en la lucha electoral sin vínculos a ese grupo y “bajar”, electoralmente hablando, al morenista Jorge Corichi. Al tiempo

Más que un asunto misógino, se percibe que, en su gran mayoría, los problemas no son de género, sino más bien una condición humana.

Mi comentario tiene analogía y explico por qué: las diferencias entre las punteras en el proceso electoral que se avecina: Anabell Ávalos Zempoalteca, representante de la coalición “Unidos por Tlaxcala” y Lorena Cuéllar Cisneros, quien encabeza la unión “Juntos Haremos Historia”, no es nuevo.

Y suena interesante porque, en esta lucha por alcanzar el Poder Ejecutivo estatal, ninguna asociación feminista podría acusar una falta de equidad, ya que la “pelea” es de igual a igual. Los problemas, en realidad, crecen por los propios errores legales que impone la ley.

Son dos proyectos diferentes los que representan, pero no son unas improvisadas de la política. Ambas, Anabell y Lorena, han tenido logros políticos, pero también fracasos electorales. La primera cuando quiso ser diputada federal y la segunda cuando buscó ser gobernadora y fue derrotada por el actual mandatario estatal, Marco Antonio Mena Rodríguez.

La lucha es real y añeja, pero pregunto: ¿Cuáles habrían sido las reacciones públicas en un pleito político abierto entre hombre y mujer? Las dos fueron legisladoras locales, Cuéllar fue coordinadora de la bancada del Partido Revolucionario Institucional y Ávalos estaba en el Congreso local con todo el apoyo, en ese momento, de Mariano González Zarur quien, si bien había perdido la elección para gobernador ante el panista Héctor Ortiz Ortiz, controlaba las decisiones de la mayoría de los congresistas.

Cuando llegó la hora de la decisión salieron a flote los problemas y no por misoginia, pero sí, por condición humana, Ávalos Zempoalteca fue, por primera vez -de manera natural- en la historia de la entidad, la mujer que lideró el Poder Legislativo, pero Cuéllar dijo que no y sabía que podía hacerlo. Era obvio, rebelada a González Zarur, controlaba al grupo parlamentario del tricolor y las decisiones. Así es la disputa.

Finalmente, hubo acuerdos. Fuera del Congreso local, en el desaparecido restaurante “las Guacamayas” que operaba en la capital, los diputados firmaron un documento mediante el cual aceptaban que Ávalos sería la presidenta de la entonces Gran Comisión del Congreso, mientras que Cuéllar amarró la candidatura del PRI a la presidencia municipal de Tlaxcala.

Es evidente que las dos mujeres punteras en esta elección tienen trayectoria y fuerza política. Cada quien maneja su estrategia. Ávalos ha navegado siempre en el PRI y Cuéllar, expriista, ha encajado en el proyecto que le da cabida.

Eso sí, las dos han sido víctimas de misoginia, “bullying”, por así llamarlo, de una autoridad y sociedad todavía machista. Anabell fue despedida de la Secretaría de Gobierno en la que era titular, por su amigo el gobernador cuando, pensando que tomaba decisiones (lo que debería ser así), negociaba, de forma tersa, la entrega a la administración estatal, de la Plaza Bicentenario, que el entonces mandatario Héctor Israel Ortiz Ortiz, dio en las últimas horas de su mandato a su hermano Serafín Ortiz Ortiz, rector de la Universidad Autónoma de Tlaxcala.

A todo esto, cómo olvidar que Antonius Proximo, personaje romano en la película El Gladiador, soltó a sus esclavos que “ya sabemos que vamos a morir… lo ideal sería saber cómo y cuándo”. Imposible.

Es decir, ahora nos queda claro que, a unos días de las votaciones, Tlaxcala ya sabe que será gobernada por una mujer. ¿Quién de las dos punteras? Eso se decidirá en las urnas,

Eso sí, la sorpresa electoral en esta lucha es Eréndira Jiménez Montiel, quien busca ser gobernadora vía Movimiento Ciudadano. Tiene ideas de gobierno con mucha precisión y un discurso de nivel, hace un buen papel, pero no suficiente para triunfar.

EPÍLOGO…

1.- ESTRATEGIA... El grupo de los Ortiz Ortiz no pisa en obscuro. Nadie puede cuestionar el nivel académico de Serafín Ortiz Ortiz, candidato del Partido Alianza Ciudadana a la capital, pero, en su “bunker”, Héctor Ortiz, el mero” mero”, sostuvo que no era suficiente para ganar, así que propuso, tras desechar varias recomendadas de la UATx, nombrar a Nantzy Cuauhtencos Amieva como suplente. Ella se encarga de mostrar que el académico sí sabe de los problemas sociales. La idea, según dicen, es que haya equilibrio en la lucha electoral sin vínculos a ese grupo y “bajar”, electoralmente hablando, al morenista Jorge Corichi. Al tiempo