/ martes 28 de enero de 2020

Tintero | Ancianos, los olvidados

  • Anciano: persona que tiene una edad avanzada y está en el último periodo de la vida, pero que sigue vigente en la madurez. Eso dice el diccionario de la Real Academia Española.

Cuando un niño nace, todas las personas, hasta que los que no son familiares, se apuntan -con gusto- para asearlo después de haber defecado. Todos quieren participar –casados y solteros- en ese proceso del inicio de la vida, pero cuando sucede lo mismo con un anciano, las cosas cambian drásticamente: nadie quiere, ni los familiares, “limpiar” al “viejo”, mucho menos los amigos y conocidos porque les produce esa sensación de asco.

Y ésta es, sin duda, la triste realidad de la vida que a todos seguramente nos ha tocado o tocará vivir.

Tlaxcala, capital, es la comuna –de las 60 de la entidad- que mayor número de ancianos concentra y, a nivel nacional, la entidad ocupa el lugar 23 con personas de 60 y más años.

Si bien el país ha experimentado una profunda transformación demográfica pasando de una población predominantemente de menores de 15 años a una de jóvenes, de forma paulatina ha ido acumulado una mayor cantidad de personas ancianas debido a la mayor esperanza de vida.

Pero lo cierto es que, de acuerdo con estudios oficiales, más del 20 % de los adultos mayores sufre abandono y maltrato por parte de sus familiares, principalmente, pero su aislamiento es cada vez más patente en este mundo controlado por la tecnología.

Otros, de plano, son enviados a asilos donde, pacientes, solo esperan la muerte.

Pero no solo eso, el 10 % de los adultos mayores vive en condiciones de pobreza, lo que representa un problema de carácter social, sobre todo porque, según el Instituto Mexicano del Seguro Social, Tlaxcala tiene una alta población longeva que enfrenta problemas de diabetes, enfermedades pulmonares, cirrosis, insuficiencia renal, tumores en la próstata e hipertensión, cáncer cervicouterino, virus de papiloma humano y cáncer de mama, de ahí que deben ser atendidos en forma permanente.

Las principales causas de defunción de los ancianos, que se registran más en mujeres, son el infarto al miocardio, enfermedad pulmonar, diabetes mellitus, complicaciones renales, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.

Lo cierto es que, en la mayoría de los casos, viven solos y olvidados no solo de los programas gubernamentales sino de sus propias familias para quienes representan una carga económica y hasta un estorbo.

En el último Segundo Congreso Internacional Interdisciplinario sobre Vejez y Envejecimiento, celebrado en la Ciudad de México, especialistas en la materia pronosticaron que, para 2025, habrá en México 14 millones de adultos mayores, lo que obliga a las autoridades de los tres niveles de gobierno a implementar programas preventivos y establecer estrategias para una vejez activa y en convivencia.

Y es que lo más grave es que enfrentan condiciones bajas de bienestar social pues carecen de los ingresos suficientes para adquirir bienes, servicios.

Es necesario trabajar para que los adultos en madurez aprendan a ser “viejos”, acepten la realidad y se adapten a la vida sin representar una carga económica y moral para familiares y amigos.

Según estudios de especialistas en el tema, la persona mayor que envejece de forma óptima es aquella que se mantiene activa y conserva las actividades que realizaba en su vida adulta.

La Organización Mundial de la Salud estableció el concepto de “envejecimiento activo” como el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen.

Algunos estudios en de la Universidad Nacional Autónoma de México y que han sido analizados en las últimas semanas por la Universidad Autónoma de Tlaxcala, señalan que, a la vejez, debe mirarse como una oportunidad para el cambio, como una liberación, una etapa en la que las obligaciones son secundarias y, lo principal, para aprovechar la oportunidad para crear o desarrollar un proyecto vital largamente aplazado.

Si bien las autoridades federales, estatales y municipales promueven programas de educación física y talleres manuales para activar a los ancianos, estos no son suficientes: es urgente facilitar la movilidad de las personas y el acceso a espacios y recursos para iniciar la actividad social.

Los ancianos no deben ser una carga para nadie. Al tiempo.

¡Hasta el próximo martes!

  • Anciano: persona que tiene una edad avanzada y está en el último periodo de la vida, pero que sigue vigente en la madurez. Eso dice el diccionario de la Real Academia Española.

Cuando un niño nace, todas las personas, hasta que los que no son familiares, se apuntan -con gusto- para asearlo después de haber defecado. Todos quieren participar –casados y solteros- en ese proceso del inicio de la vida, pero cuando sucede lo mismo con un anciano, las cosas cambian drásticamente: nadie quiere, ni los familiares, “limpiar” al “viejo”, mucho menos los amigos y conocidos porque les produce esa sensación de asco.

Y ésta es, sin duda, la triste realidad de la vida que a todos seguramente nos ha tocado o tocará vivir.

Tlaxcala, capital, es la comuna –de las 60 de la entidad- que mayor número de ancianos concentra y, a nivel nacional, la entidad ocupa el lugar 23 con personas de 60 y más años.

Si bien el país ha experimentado una profunda transformación demográfica pasando de una población predominantemente de menores de 15 años a una de jóvenes, de forma paulatina ha ido acumulado una mayor cantidad de personas ancianas debido a la mayor esperanza de vida.

Pero lo cierto es que, de acuerdo con estudios oficiales, más del 20 % de los adultos mayores sufre abandono y maltrato por parte de sus familiares, principalmente, pero su aislamiento es cada vez más patente en este mundo controlado por la tecnología.

Otros, de plano, son enviados a asilos donde, pacientes, solo esperan la muerte.

Pero no solo eso, el 10 % de los adultos mayores vive en condiciones de pobreza, lo que representa un problema de carácter social, sobre todo porque, según el Instituto Mexicano del Seguro Social, Tlaxcala tiene una alta población longeva que enfrenta problemas de diabetes, enfermedades pulmonares, cirrosis, insuficiencia renal, tumores en la próstata e hipertensión, cáncer cervicouterino, virus de papiloma humano y cáncer de mama, de ahí que deben ser atendidos en forma permanente.

Las principales causas de defunción de los ancianos, que se registran más en mujeres, son el infarto al miocardio, enfermedad pulmonar, diabetes mellitus, complicaciones renales, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.

Lo cierto es que, en la mayoría de los casos, viven solos y olvidados no solo de los programas gubernamentales sino de sus propias familias para quienes representan una carga económica y hasta un estorbo.

En el último Segundo Congreso Internacional Interdisciplinario sobre Vejez y Envejecimiento, celebrado en la Ciudad de México, especialistas en la materia pronosticaron que, para 2025, habrá en México 14 millones de adultos mayores, lo que obliga a las autoridades de los tres niveles de gobierno a implementar programas preventivos y establecer estrategias para una vejez activa y en convivencia.

Y es que lo más grave es que enfrentan condiciones bajas de bienestar social pues carecen de los ingresos suficientes para adquirir bienes, servicios.

Es necesario trabajar para que los adultos en madurez aprendan a ser “viejos”, acepten la realidad y se adapten a la vida sin representar una carga económica y moral para familiares y amigos.

Según estudios de especialistas en el tema, la persona mayor que envejece de forma óptima es aquella que se mantiene activa y conserva las actividades que realizaba en su vida adulta.

La Organización Mundial de la Salud estableció el concepto de “envejecimiento activo” como el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen.

Algunos estudios en de la Universidad Nacional Autónoma de México y que han sido analizados en las últimas semanas por la Universidad Autónoma de Tlaxcala, señalan que, a la vejez, debe mirarse como una oportunidad para el cambio, como una liberación, una etapa en la que las obligaciones son secundarias y, lo principal, para aprovechar la oportunidad para crear o desarrollar un proyecto vital largamente aplazado.

Si bien las autoridades federales, estatales y municipales promueven programas de educación física y talleres manuales para activar a los ancianos, estos no son suficientes: es urgente facilitar la movilidad de las personas y el acceso a espacios y recursos para iniciar la actividad social.

Los ancianos no deben ser una carga para nadie. Al tiempo.

¡Hasta el próximo martes!