/ martes 14 de junio de 2022

Tintero | Contaminación, tema olvidado

Los partidos políticos no solo organizan sus estructuras internas sino que se agrupan –con sus cartas fuertes- de cara a las elecciones próximas.

Y para mal de la sociedad, hoy lo único que les importa, sean de cualquier instituto, es recuperar el poder o mantenerse, que en atender los problemas –y que son muchos- de la población.

No vamos lejos, el de la contaminación se ha convertido en la entidad en un asunto de salud pública que a nadie interesa

Explico. La situación es grave, los ríos y espejos de agua enfrentan serios niveles de polución.

El Zahuapan-Atoyac son más bien afluentes donde, a diestra y siniestra, circulan la basura y excremento humano y de animales.

Los olores son insoportables, pero las propuestas de las autoridades de los tres niveles de gobierno para sanearlos solo se han quedado en falsas promesas y asuntos mediáticos.

Como alcaldes, Héctor Ortiz Ortiz y Lorena Cuéllar Cisneros, hoy gobernadora de Tlaxcala, prometieron no solo sanear al Zahuapan, sino hacerlo navegable, estilo Venecia, Italia, o Chicago, Estados Unidos de América.

Sin duda que sería ideal, pero de verdad son sueños “guajiros” que nunca prosperarán simple y sencillamente porque para concretar esos proyectos requieren de millones de pesos que los gobiernos estatal y municipal no tendrían y que el gobierno de la República, bajo ninguna circunstancia destinaría. Los presupuestos oficiales nunca alcanzarían.

Pero no solo eso. La producción de basura se está saliendo de control. La gente genera cada vez más y las plantas de tratamiento y receptoras de residuos no son suficientes para recibir la cantidad de desechos líquidos y sólidos.

Están al tope y la autoridad estatal no tiene claro, bueno, ni siquiera ha planeado a dónde crear nuevos espacios para tal fin.

La contaminación genera muchas muertes de personas y animales, de ahí que es necesario diseñar nuevas estrategias para enfrentar la situación.

En la zona de Texantla, Panotla, crece un manantial de agua limpia y consumible para el ser humano, el problema es que ninguna autoridad se ha ocupado por establecer sistemas de drenaje, la gente crea fosas sépticas en sus casas, cuyos residuos desembocan en el río.

Los países que más contaminan, entre ellos México, no han respetado el acuerdo de París para detener la polución.

El estudio de la organización “The Lancet Planetaria Healh” sugiere, por ejemplo, cambios en la dieta de la gente y menor movilidad automotriz. Eso ayudaría.

El tema es que la gente sueña con tener dos o tres automóviles aunque contaminen, pero eso los hace ser importantes y hasta poderosos.

Las autoridades en Tlaxcala se la han pasado presumiendo con parámetros, que nadie entiende, que aquí hay una buena calidad del aire, si es así, qué bueno, pero debería continuar, el asunto es que mantienen el sistema de verificación vehicular de la Ciudad de México y el Estado de México.

Olvidan que la entidad, en su mayoría es zona rural, donde las camionetas y autos que usan para el campo son viejos y jamás pasarán los sistemas de revisión. Es ridículo imponerles que instalen nuevos sistemas caros económicamente hablando.

Especialistas en la materia sostienen que la contaminación del aire puede generar –de inmediato- problemas cardiovasculares, alergias, ataques de asma y del corazón, cáncer del pulmón, de piel, problemas de visión y sanguíneos en el desarrollo de los niños. Pero no es el sector de la población más afectado, perjudica a todos.

Eso sí, no solo es un asunto del gobierno, corresponde a todos, principalmente desde el hogar donde a muchas familias –y es literal- les gusta vivir en medio de la basura.

Es tiempo de poner fin a ello y no apostar a convertirnos en una entidad de sucios. Al tiempo.


Los partidos políticos no solo organizan sus estructuras internas sino que se agrupan –con sus cartas fuertes- de cara a las elecciones próximas.

Y para mal de la sociedad, hoy lo único que les importa, sean de cualquier instituto, es recuperar el poder o mantenerse, que en atender los problemas –y que son muchos- de la población.

No vamos lejos, el de la contaminación se ha convertido en la entidad en un asunto de salud pública que a nadie interesa

Explico. La situación es grave, los ríos y espejos de agua enfrentan serios niveles de polución.

El Zahuapan-Atoyac son más bien afluentes donde, a diestra y siniestra, circulan la basura y excremento humano y de animales.

Los olores son insoportables, pero las propuestas de las autoridades de los tres niveles de gobierno para sanearlos solo se han quedado en falsas promesas y asuntos mediáticos.

Como alcaldes, Héctor Ortiz Ortiz y Lorena Cuéllar Cisneros, hoy gobernadora de Tlaxcala, prometieron no solo sanear al Zahuapan, sino hacerlo navegable, estilo Venecia, Italia, o Chicago, Estados Unidos de América.

Sin duda que sería ideal, pero de verdad son sueños “guajiros” que nunca prosperarán simple y sencillamente porque para concretar esos proyectos requieren de millones de pesos que los gobiernos estatal y municipal no tendrían y que el gobierno de la República, bajo ninguna circunstancia destinaría. Los presupuestos oficiales nunca alcanzarían.

Pero no solo eso. La producción de basura se está saliendo de control. La gente genera cada vez más y las plantas de tratamiento y receptoras de residuos no son suficientes para recibir la cantidad de desechos líquidos y sólidos.

Están al tope y la autoridad estatal no tiene claro, bueno, ni siquiera ha planeado a dónde crear nuevos espacios para tal fin.

La contaminación genera muchas muertes de personas y animales, de ahí que es necesario diseñar nuevas estrategias para enfrentar la situación.

En la zona de Texantla, Panotla, crece un manantial de agua limpia y consumible para el ser humano, el problema es que ninguna autoridad se ha ocupado por establecer sistemas de drenaje, la gente crea fosas sépticas en sus casas, cuyos residuos desembocan en el río.

Los países que más contaminan, entre ellos México, no han respetado el acuerdo de París para detener la polución.

El estudio de la organización “The Lancet Planetaria Healh” sugiere, por ejemplo, cambios en la dieta de la gente y menor movilidad automotriz. Eso ayudaría.

El tema es que la gente sueña con tener dos o tres automóviles aunque contaminen, pero eso los hace ser importantes y hasta poderosos.

Las autoridades en Tlaxcala se la han pasado presumiendo con parámetros, que nadie entiende, que aquí hay una buena calidad del aire, si es así, qué bueno, pero debería continuar, el asunto es que mantienen el sistema de verificación vehicular de la Ciudad de México y el Estado de México.

Olvidan que la entidad, en su mayoría es zona rural, donde las camionetas y autos que usan para el campo son viejos y jamás pasarán los sistemas de revisión. Es ridículo imponerles que instalen nuevos sistemas caros económicamente hablando.

Especialistas en la materia sostienen que la contaminación del aire puede generar –de inmediato- problemas cardiovasculares, alergias, ataques de asma y del corazón, cáncer del pulmón, de piel, problemas de visión y sanguíneos en el desarrollo de los niños. Pero no es el sector de la población más afectado, perjudica a todos.

Eso sí, no solo es un asunto del gobierno, corresponde a todos, principalmente desde el hogar donde a muchas familias –y es literal- les gusta vivir en medio de la basura.

Es tiempo de poner fin a ello y no apostar a convertirnos en una entidad de sucios. Al tiempo.