/ martes 5 de octubre de 2021

Tintero | Corichi, el aprendiz

En los años 90, Jorge Corichi Fragoso, hoy presidente municipal de Tlaxcala, no por su popularidad, sino gracias a la “franquicia” de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), era, como muchos, un joven que buscaba un espacio público, no para expresar sus ideas, sino para trabajar y tener ingresos económicos.

Picó piedra en el Partido Revolucionario Institucional donde militaba, pero nunca logró nada. Quería todo: ser gobernador, líder del tricolor, su gran sueño, cuando menos, diputado local. Eso sí, era muy crítico del PRI, pero más de sus líderes, del que mandaba, Carlos Brito y del que operaba, Rubén Flores Leal.

Protestaba siempre, criticaba y cuestionaba todo, hasta que un día, harto del joven priista, el entonces gobernador José Antonio Álvarez Lima llamó vía telefónica a Carlos Brito, delegado del PRI y le espetó: “Ya me hartó, chinga, chinga y chinga; dale un cargo”.

-¿Pero cuál, señor? No hay puestos en el partido.

-Pues… hazlo secretario general adjunto y a ver qué madre hace”.

Y así fue, el hoy munícipe capitalino fue ungido en ese puesto “fantasma”, claro, sin oficina y sin estructura. Solo para cobrar cada 15 días la “raya”, como decían en las tiendas de haciendas.

Eso sí, no era un “aviador”, hacía algo importante, como muchos en la actualidad cuando les pagan dinero por sus servicios: ¡nada!, pero dejó de molestar.

Tras considerarse un “cero a la izquierda” creó “Democracia 2000”, corriente interna del PRI que él solo manejaba, pero no tuvo éxito.

Años después regresó a Tlaxcala, pero ya con vínculos con Morena. Cumplió su sueño de ser alcalde capitalino pero, es evidente, no sabe cómo aterrizar su deseo. Ni dos meses tiene en el cargo y ya vive en “el ojo del huracán” y con demasiados problemas.

Nombrar como secretaria de la comuna a Katy Valenzuela Díaz, fue meterse en camisa de “once varas”.

Explico: nunca he platicado con la señora, pero en la administración pública es polémica y aplica el sí y no.

Quiso pero no pudo, ella, como síndico procurador de la comuna, ver tras las rejas en el Centro de Reinserción Social a Adolfo Escobar Jardínez, acusado de corrupción en el tema del polideportivo. Sí logró algo, el panista fue procesado y consignado y cada lunes debía firmar el libro de actas para no ser detenido, tampoco podía salir del país.

Es evidente que Katy Valenzuela no se somete a nada. Será, explico, la persona con la que Jorge Corichi tendrá serios problemas si se enfrenta a ella.

  • Lo cierto es que Corichi habla mucho y no hace nada. No tiene un Plan de Gobierno bien definido.

La ciudad es un caos, necesita orden. A diario cruzan poco más de cinco mil unidades automotoras; hay diez “cuellos de botella” y un sistema de semáforo no sincronizado.

Para ello, no se necesita aplicar dinero, solo actuar y castigar a los irresponsables: por ejemplo, a quien no respete las reglas de vialidad, a quien arroje basura a la calle, a quien pierda el orden y a quien no respete las medidas sanitarias ante Covid-19.

Demasiados problemas e incapacidad para resolverlos. Al tiempo.

EPÍLOGO…

1.- SIN RUMBO… La educación va por mal camino aunque las autoridades educativas sostengan lo contrario. La deserción escolar va en aumento y el sistema híbrido no es aplicado correctamente o no funciona.

O cómo se explica que muchos maestros veteranos aprovecharon la pandemia para solicitar su jubilación en lugar de adaptarse a las nuevas circunstancias educativas que son tecnócratas, aburridas, engorrosas y fuera de lugar.

2.- NO ES NO… Justificar que mucha gente acuda a una fiesta religiosa porque es de otra entidad, es algo fuera de lugar. Las órdenes se cumplen y acatan. El gobierno estatal debió prohibir la celebración religiosa de San Miguel del Milagro y la Iglesia no cumple lo que ofrece. Negocio puro y lógica elemental, llegó alrededor de un millón de personas, suponiendo, sin conceder que dieron de limosna un peso, ¿Cuánto tienen en la bolsa? ¿Y si dieron más?

En los años 90, Jorge Corichi Fragoso, hoy presidente municipal de Tlaxcala, no por su popularidad, sino gracias a la “franquicia” de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), era, como muchos, un joven que buscaba un espacio público, no para expresar sus ideas, sino para trabajar y tener ingresos económicos.

Picó piedra en el Partido Revolucionario Institucional donde militaba, pero nunca logró nada. Quería todo: ser gobernador, líder del tricolor, su gran sueño, cuando menos, diputado local. Eso sí, era muy crítico del PRI, pero más de sus líderes, del que mandaba, Carlos Brito y del que operaba, Rubén Flores Leal.

Protestaba siempre, criticaba y cuestionaba todo, hasta que un día, harto del joven priista, el entonces gobernador José Antonio Álvarez Lima llamó vía telefónica a Carlos Brito, delegado del PRI y le espetó: “Ya me hartó, chinga, chinga y chinga; dale un cargo”.

-¿Pero cuál, señor? No hay puestos en el partido.

-Pues… hazlo secretario general adjunto y a ver qué madre hace”.

Y así fue, el hoy munícipe capitalino fue ungido en ese puesto “fantasma”, claro, sin oficina y sin estructura. Solo para cobrar cada 15 días la “raya”, como decían en las tiendas de haciendas.

Eso sí, no era un “aviador”, hacía algo importante, como muchos en la actualidad cuando les pagan dinero por sus servicios: ¡nada!, pero dejó de molestar.

Tras considerarse un “cero a la izquierda” creó “Democracia 2000”, corriente interna del PRI que él solo manejaba, pero no tuvo éxito.

Años después regresó a Tlaxcala, pero ya con vínculos con Morena. Cumplió su sueño de ser alcalde capitalino pero, es evidente, no sabe cómo aterrizar su deseo. Ni dos meses tiene en el cargo y ya vive en “el ojo del huracán” y con demasiados problemas.

Nombrar como secretaria de la comuna a Katy Valenzuela Díaz, fue meterse en camisa de “once varas”.

Explico: nunca he platicado con la señora, pero en la administración pública es polémica y aplica el sí y no.

Quiso pero no pudo, ella, como síndico procurador de la comuna, ver tras las rejas en el Centro de Reinserción Social a Adolfo Escobar Jardínez, acusado de corrupción en el tema del polideportivo. Sí logró algo, el panista fue procesado y consignado y cada lunes debía firmar el libro de actas para no ser detenido, tampoco podía salir del país.

Es evidente que Katy Valenzuela no se somete a nada. Será, explico, la persona con la que Jorge Corichi tendrá serios problemas si se enfrenta a ella.

  • Lo cierto es que Corichi habla mucho y no hace nada. No tiene un Plan de Gobierno bien definido.

La ciudad es un caos, necesita orden. A diario cruzan poco más de cinco mil unidades automotoras; hay diez “cuellos de botella” y un sistema de semáforo no sincronizado.

Para ello, no se necesita aplicar dinero, solo actuar y castigar a los irresponsables: por ejemplo, a quien no respete las reglas de vialidad, a quien arroje basura a la calle, a quien pierda el orden y a quien no respete las medidas sanitarias ante Covid-19.

Demasiados problemas e incapacidad para resolverlos. Al tiempo.

EPÍLOGO…

1.- SIN RUMBO… La educación va por mal camino aunque las autoridades educativas sostengan lo contrario. La deserción escolar va en aumento y el sistema híbrido no es aplicado correctamente o no funciona.

O cómo se explica que muchos maestros veteranos aprovecharon la pandemia para solicitar su jubilación en lugar de adaptarse a las nuevas circunstancias educativas que son tecnócratas, aburridas, engorrosas y fuera de lugar.

2.- NO ES NO… Justificar que mucha gente acuda a una fiesta religiosa porque es de otra entidad, es algo fuera de lugar. Las órdenes se cumplen y acatan. El gobierno estatal debió prohibir la celebración religiosa de San Miguel del Milagro y la Iglesia no cumple lo que ofrece. Negocio puro y lógica elemental, llegó alrededor de un millón de personas, suponiendo, sin conceder que dieron de limosna un peso, ¿Cuánto tienen en la bolsa? ¿Y si dieron más?