/ martes 12 de julio de 2022

Tintero | Educación en riesgo

La pandemia por Covid-19 ha puesto en riesgo el proceso de enseñanza de los estudiantes.

Aunque las autoridades sostengan lo contrario, el aprendizaje ha sido deficiente.

Como en las medidas sanitarias, muchos de los maestros han relajado la forma de impartir las clases.

Podrán decir misa pero enseñan a la ligera, algunos alumnos del nivel básico que están a punto de cursar el cuarto año en el nivel básico ni siquiera saben con precisión las tablas de multiplicar, temas de educación cívica y ciencias naturales.

Peor aún, cuando fue determinado que ningún alumno sería reprobado y el mas bajo porcentaje menor de aprobación será seis, (esto por segundo ciclo escolar consecutivo), los docentes califican sin hacer una revisión seria si el educando realmente aprendió.

El asunto es grave porque, por este tipo de decisiones oficiales, es evidente que habrá un retroceso educativo en México, que de por sí ya es bajo comparado con otros países que, aún con el problema del coronavirus, los mentores se “pusieron las pilas” pues además de trabajar en las clases a distancia, mantenían y seguían teniendo un “marcaje personal” con quienes presentaban rezagos o retrasos en sus clases.

El argumento de la “calificación automática” estriba, según la Secretaría de Educación Pública (SEP), en evitar en los alumnos traumas o frustraciones respecto a su desempeño escolar, pero es evidente que abre la posibilidad de que ponga en riesgo el desempeño escolar de los estudiantes.

Lo cierto es que es una medida aplicada sin una correcta planeación, ¿Qué criterios aplican los mentores para decidir si un estudiante merece un 10 o un seis?

Solo que ello también genera una actitud pasiva o conformista respeto a su educación, sobre todo porque sin el más mínimo esfuerzo está asegurado su pase a otro año lectivo.

Si se parte de la idea de que la educación es un derecho básico de todos los niños, niñas y adolescentes, que les proporciona habilidades y conocimientos necesarios para desarrollarse como adultos y además les da herramientas para conocer y ejercer sus otros derechos, no se está cumpliendo a cabalidad.

Los no tersos cambios en la forma de educar, obligan a la SEP a luchar por tener estudiantes bien preparados para enfrentar los retos de la vida, a estar capacitados para, una vez concluyendo sus estudios, obtengan más ingresos económicos y, por ende, mejores niveles de vida.

El propio Banco de México reconoce que el nivel educativo en México es “pobre” porque el actual gobierno de la República le apuesta a una política populista, es decir, da a diestra y siniestra dinero a los estudiantes para una supuesta capacitación que no sirve para nada.

Explico: algunos negocios solicitan a la Secretaría de Bienestar este apoyo, la dependencia paga el salario de dos estudiantes para que los supuestos empresarios los preparen en el ámbito laboral.

Pero esto ha sido convertido en el gran negocio.

Por ejemplo, algunos medios de comunicación digital crean “empresitas” sobre la misma empresa para tener acceso a esa prestación, pueden tener hasta diez alumnos, les pagan en promedio 4 mil 800 pesos, pero solo les entregan dos mil al mes. Inaceptable. Se quedan con el resto.

La calidad de la educación es baja y quienes estudian no adquieren las habilidades necesarias para incorporarse a la bolsa laboral.

Pero no todo es culpa de los docentes y de las malas políticas públicas en la materia, los padres de familia son también responsables del fracaso, ambos están más interesados en el trabajo que realizan en sus respectivas oficinas, olvidan a los hijos y les generan serios problemas emocionales.

Precisamente por ello, el gran reto será trabajar y mejorar el sistema.

De otra forma, en México, los oficios seguirán siendo mejor pagados que las profesiones. Al tiempo

EPÍLOGO

1.- CULTO A LA PERSONALIDAD... Varios alcaldes viven de la adulación. No son felices si no presumen los programas que ofrecen y los apoyos que proporcionan, como si fuera su dinero. Qué pena.

El argumento de la “calificación automática” estriba, según la Secretaría de Educación Pública (SEP), en evitar en los alumnos traumas o frustraciones respecto a su desempeño escolar, pero es evidente que abre la posibilidad de que ponga en riesgo el desempeño escolar de los estudiantes.

La pandemia por Covid-19 ha puesto en riesgo el proceso de enseñanza de los estudiantes.

Aunque las autoridades sostengan lo contrario, el aprendizaje ha sido deficiente.

Como en las medidas sanitarias, muchos de los maestros han relajado la forma de impartir las clases.

Podrán decir misa pero enseñan a la ligera, algunos alumnos del nivel básico que están a punto de cursar el cuarto año en el nivel básico ni siquiera saben con precisión las tablas de multiplicar, temas de educación cívica y ciencias naturales.

Peor aún, cuando fue determinado que ningún alumno sería reprobado y el mas bajo porcentaje menor de aprobación será seis, (esto por segundo ciclo escolar consecutivo), los docentes califican sin hacer una revisión seria si el educando realmente aprendió.

El asunto es grave porque, por este tipo de decisiones oficiales, es evidente que habrá un retroceso educativo en México, que de por sí ya es bajo comparado con otros países que, aún con el problema del coronavirus, los mentores se “pusieron las pilas” pues además de trabajar en las clases a distancia, mantenían y seguían teniendo un “marcaje personal” con quienes presentaban rezagos o retrasos en sus clases.

El argumento de la “calificación automática” estriba, según la Secretaría de Educación Pública (SEP), en evitar en los alumnos traumas o frustraciones respecto a su desempeño escolar, pero es evidente que abre la posibilidad de que ponga en riesgo el desempeño escolar de los estudiantes.

Lo cierto es que es una medida aplicada sin una correcta planeación, ¿Qué criterios aplican los mentores para decidir si un estudiante merece un 10 o un seis?

Solo que ello también genera una actitud pasiva o conformista respeto a su educación, sobre todo porque sin el más mínimo esfuerzo está asegurado su pase a otro año lectivo.

Si se parte de la idea de que la educación es un derecho básico de todos los niños, niñas y adolescentes, que les proporciona habilidades y conocimientos necesarios para desarrollarse como adultos y además les da herramientas para conocer y ejercer sus otros derechos, no se está cumpliendo a cabalidad.

Los no tersos cambios en la forma de educar, obligan a la SEP a luchar por tener estudiantes bien preparados para enfrentar los retos de la vida, a estar capacitados para, una vez concluyendo sus estudios, obtengan más ingresos económicos y, por ende, mejores niveles de vida.

El propio Banco de México reconoce que el nivel educativo en México es “pobre” porque el actual gobierno de la República le apuesta a una política populista, es decir, da a diestra y siniestra dinero a los estudiantes para una supuesta capacitación que no sirve para nada.

Explico: algunos negocios solicitan a la Secretaría de Bienestar este apoyo, la dependencia paga el salario de dos estudiantes para que los supuestos empresarios los preparen en el ámbito laboral.

Pero esto ha sido convertido en el gran negocio.

Por ejemplo, algunos medios de comunicación digital crean “empresitas” sobre la misma empresa para tener acceso a esa prestación, pueden tener hasta diez alumnos, les pagan en promedio 4 mil 800 pesos, pero solo les entregan dos mil al mes. Inaceptable. Se quedan con el resto.

La calidad de la educación es baja y quienes estudian no adquieren las habilidades necesarias para incorporarse a la bolsa laboral.

Pero no todo es culpa de los docentes y de las malas políticas públicas en la materia, los padres de familia son también responsables del fracaso, ambos están más interesados en el trabajo que realizan en sus respectivas oficinas, olvidan a los hijos y les generan serios problemas emocionales.

Precisamente por ello, el gran reto será trabajar y mejorar el sistema.

De otra forma, en México, los oficios seguirán siendo mejor pagados que las profesiones. Al tiempo

EPÍLOGO

1.- CULTO A LA PERSONALIDAD... Varios alcaldes viven de la adulación. No son felices si no presumen los programas que ofrecen y los apoyos que proporcionan, como si fuera su dinero. Qué pena.

El argumento de la “calificación automática” estriba, según la Secretaría de Educación Pública (SEP), en evitar en los alumnos traumas o frustraciones respecto a su desempeño escolar, pero es evidente que abre la posibilidad de que ponga en riesgo el desempeño escolar de los estudiantes.