/ martes 31 de agosto de 2021

Tintero | El sello del nuevo gobierno

Lorena Cuéllar Cisneros ya mostró cuál será el sello de su gobierno para los próximos seis años.

A diferencia de sus antecesores quienes, primero, una vez que ganaban en las urnas, buscaban de inmediato la forma de romper "vínculos" con quienes relevaban en el cargo y segundo, marcaban el estilo con el que gobernarían, la próxima titular del Ejecutivo estatal definió con celeridad -y antes que nada- que aquí no hay cambios y que seguirá el camino de su líder moral, Andrés Manuel López Obrador.

A la hora presentar a los miembros del gabinete legal, Sergio González Hernández, quien ejercerá el cargo de secretario de Gobierno, estableció que la ruta a seguir es la bandera de López Obrador: "no mentir, no robar y no traicionar" o, dicho de otra forma, como lo manejó el ya cuasi segundo de a bordo de la nueva administración estatal: "trabajar con disciplina, legalidad, profesionalismo, honradez, lealtad, imparcialidad, rendición de cuentas y eficiencia".

Es claro que Cuéllar Cisneros no se complicó la vida y, así como se ven las cosas, trabajará en la misma sintonía que la del jefe del Ejecutivo de la Nación. Pero además tampoco necesita un sello especial, su condición de mujer hará la diferencia de sus antecesores.

El problema es que gobernará una entidad machista en la que, por años, algunos grupos de poder liderados por hombres, han controlado los principales cargos de elección popular, principalmente la "silla grande".

Cierto, Beatriz Paredes Rangel fue la primera mujer que gobernó Tlaxcala pero el escenario era distinto: en la entidad "reinaba" en todos los cargos el Partido Revolucionario Institucional; la hoy senadora de la República había sido impuesta por el entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, la oposición era inexistente y ningún priista -del nivel que fuera- se atrevía llevar la contraria a la mandataria estatal.

Y hoy, Cuéllar Cisneros, si bien tiene el apoyo del presidente y un Congreso local a su favor con Movimiento Regeneración Nacional (Morena), tomará las riendas con un estado lleno de partidos de oposición al instituto por el que ganó las elecciones del pasado 6 de junio y que critican todo lo que tienen que ver con Morena.

Está bien que la próxima gobernadora siga los pasos de López Obrador pero hay caminos que debe evitar, como hacer suya esa política de que solo gobernará para los pobres, los pleitos con los institutos opositores a Morena y manejar con ligereza el tema de la pandemia por Covid-19.

Explico:

  • 1.-Con la salud no se juega y es tiempo de "meter en cintura" a quienes (civiles y autoridades), con su irresponsabilidad, han contagiado de coronavirus a miles de personas.
  • 2.- Quien gana una elección está obligado a gobernar para todos sin distingo alguno porque cada sector de la población tiene diferentes necesidades.
  • 3.- En los tiempos actuales, a nadie beneficia que autoridades y opositores se la pasen enfrascados en disputas mediáticas que no benefician a nadie y que, por el contrario, solo provocan la división de la sociedad y limitan el desarrollo.

Por ejemplo, el presidente de México, en su pleito con el panista Ricardo Anaya pierde las formas y no actúa como jefe de Estado, no hay día en que no use una tribuna oficial para descalificar y acusar -cuando para eso está la Fiscalía General de la República- al excandidato presidencial del PAN señalado por el delito de presunto lavado de dinero. Con esa guerra de "dimes y diretes", el Ejecutivo federal permite que le falten al respeto.

Ahora, Cuéllar Cisneros está a obligada a mostrar cuál es su nivel de negociación y de tolerancia frente a sus opositores. Tiene experiencia, ha ocupado cargos de elección popular que la hacen conocedora, no solo de los problemas sociales, sino de la forma en que hacen política los tlaxcaltecas.

Del otro lado, es evidente que líderes políticos se mantienen a la expectativa de cómo ejercerá el poder. Seguramente muchos estarán nerviosos, pero es la hora de demostrar el respeto a la igualdad y que no solamente sea un discurso de "dientes para afuera". Al tiempo

Lorena Cuéllar Cisneros ya mostró cuál será el sello de su gobierno para los próximos seis años.

A diferencia de sus antecesores quienes, primero, una vez que ganaban en las urnas, buscaban de inmediato la forma de romper "vínculos" con quienes relevaban en el cargo y segundo, marcaban el estilo con el que gobernarían, la próxima titular del Ejecutivo estatal definió con celeridad -y antes que nada- que aquí no hay cambios y que seguirá el camino de su líder moral, Andrés Manuel López Obrador.

A la hora presentar a los miembros del gabinete legal, Sergio González Hernández, quien ejercerá el cargo de secretario de Gobierno, estableció que la ruta a seguir es la bandera de López Obrador: "no mentir, no robar y no traicionar" o, dicho de otra forma, como lo manejó el ya cuasi segundo de a bordo de la nueva administración estatal: "trabajar con disciplina, legalidad, profesionalismo, honradez, lealtad, imparcialidad, rendición de cuentas y eficiencia".

Es claro que Cuéllar Cisneros no se complicó la vida y, así como se ven las cosas, trabajará en la misma sintonía que la del jefe del Ejecutivo de la Nación. Pero además tampoco necesita un sello especial, su condición de mujer hará la diferencia de sus antecesores.

El problema es que gobernará una entidad machista en la que, por años, algunos grupos de poder liderados por hombres, han controlado los principales cargos de elección popular, principalmente la "silla grande".

Cierto, Beatriz Paredes Rangel fue la primera mujer que gobernó Tlaxcala pero el escenario era distinto: en la entidad "reinaba" en todos los cargos el Partido Revolucionario Institucional; la hoy senadora de la República había sido impuesta por el entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, la oposición era inexistente y ningún priista -del nivel que fuera- se atrevía llevar la contraria a la mandataria estatal.

Y hoy, Cuéllar Cisneros, si bien tiene el apoyo del presidente y un Congreso local a su favor con Movimiento Regeneración Nacional (Morena), tomará las riendas con un estado lleno de partidos de oposición al instituto por el que ganó las elecciones del pasado 6 de junio y que critican todo lo que tienen que ver con Morena.

Está bien que la próxima gobernadora siga los pasos de López Obrador pero hay caminos que debe evitar, como hacer suya esa política de que solo gobernará para los pobres, los pleitos con los institutos opositores a Morena y manejar con ligereza el tema de la pandemia por Covid-19.

Explico:

  • 1.-Con la salud no se juega y es tiempo de "meter en cintura" a quienes (civiles y autoridades), con su irresponsabilidad, han contagiado de coronavirus a miles de personas.
  • 2.- Quien gana una elección está obligado a gobernar para todos sin distingo alguno porque cada sector de la población tiene diferentes necesidades.
  • 3.- En los tiempos actuales, a nadie beneficia que autoridades y opositores se la pasen enfrascados en disputas mediáticas que no benefician a nadie y que, por el contrario, solo provocan la división de la sociedad y limitan el desarrollo.

Por ejemplo, el presidente de México, en su pleito con el panista Ricardo Anaya pierde las formas y no actúa como jefe de Estado, no hay día en que no use una tribuna oficial para descalificar y acusar -cuando para eso está la Fiscalía General de la República- al excandidato presidencial del PAN señalado por el delito de presunto lavado de dinero. Con esa guerra de "dimes y diretes", el Ejecutivo federal permite que le falten al respeto.

Ahora, Cuéllar Cisneros está a obligada a mostrar cuál es su nivel de negociación y de tolerancia frente a sus opositores. Tiene experiencia, ha ocupado cargos de elección popular que la hacen conocedora, no solo de los problemas sociales, sino de la forma en que hacen política los tlaxcaltecas.

Del otro lado, es evidente que líderes políticos se mantienen a la expectativa de cómo ejercerá el poder. Seguramente muchos estarán nerviosos, pero es la hora de demostrar el respeto a la igualdad y que no solamente sea un discurso de "dientes para afuera". Al tiempo