/ martes 1 de junio de 2021

Tintero | Llegó la hora de la verdad

El domingo que se avecina los tlaxcaltecas decidirán, en una jornada inédita marcada por la pandemia de Covid-19, el futuro de la entidad para los próximos seis años.

Para fortuna de la entidad, aquí no se han registrado casos extremadamente violentos como en otras zonas del país en las que han muerto varios candidatos a los cargos de elección popular, lo que ha generado miedo e incertidumbre entre la gente para acudir a las urnas a votar por el político de su preferencia.

Tlaxcala tiene una amplia oferta política: casi 800 abanderados que son representados por 15 institutos, y quienes buscan la gubernatura, diputaciones locales, federales, alcaldías y presidencias de comunidad.

Lo cierto es que el estado está atiborrado de publicidad en donde, quienes aspiran a un cargo público, ofrecen cumplir cientos de apoyos sociales. La gente es “bombardeada” por todo que lo supuestamente quieren concretar una vez ejerciendo el poder.

El tema es que esto no es nuevo, cada seis y tres años es lo mismo. Con tal de ganar sufragios “ponen” a los pies de las personas el mar, el cielo y las estrellas. Mentiras. Solo buscan el poder por el poder, obtener jugosos salarios y realizar negocios, en unos de los casos, hasta con el amparo de las autoridades.

Precisamente por ello las personas deben razonar a quién apoyarán en las urnas.

No vamos lejos, a nivel nacional y en varios estados muchos diputados solicitaron licencia y abandonaron sus responsabilidades con tal de buscar otras posiciones, aunque en el ejercicio de sus funciones, los congresistas realizaron trabajos más que grises.

Tlaxcala es el mejor ejemplo de ello. En su desesperación por afianzarse otros tres años en el Congreso y otros más en las alcaldías, desmantelaron al Legislativo. No cumplieron con las agendas que plantearon y en las que mencionaron que harían de este lugar un espacio de desarrollo y oportunidades en todos los órdenes.

En todos los partidos se cuecen habas y no hay a cuál irle. Existen hombres y mujeres que han olvidado por completo que la política es vocación de servicio y un medio para ayudar al buen funcionamiento de los gobiernos.

  • Los tiempos cambiaron, pero para mal y, por eso, el voto de los ciudadanos debe ser no solo pensado sino también responsable.

Y explico por qué: las campañas desbordan las pasiones y la gente sufraga por su simpatía política, pero sobre todo para ganar un espacio laboral en las próximas administraciones.

Se olvidaron de los principios de la política, pero si todo sale bien, el próximo seis de junio se sentarán las bases de lo que se debe hacer para el futuro.

Las punteras Anabell Ávalos Zempoalteca, candidata de la Coalición “Unidos por Tlaxcala” y Lorena Cuéllar de “Juntos Haremos Historia” se juegan, en los cierres de campaña, su última carta.

Eso sí, la gente decidirá si quieren la continuidad del gobierno priista que, hasta ahora, preside Marco Antonio Mena Rodríguez o la alternancia en el poder con Movimiento Regeneración Nacional, el partido del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Por el momento corresponde al Estado investigar, a unos días de los comicios, si ha detectado “focos rojos” en algunas zonas de la entidad y actuar en consecuencia.

Cierto, nunca un estado está libre de violencia, pero la responsabilidad es de todos: de las autoridades garantizar la seguridad de las personas en las casillas, de los órganos electorales el respeto de las decisiones y la confiabilidad del voto; y de los ciudadanos el comportarse con civilidad y respetar las medidas sanitarias implementadas para evitar nuevos casos y muertes por coronavirus.

Faltan unas horas para la “prueba de fuego”. Al tiempo.

El domingo que se avecina los tlaxcaltecas decidirán, en una jornada inédita marcada por la pandemia de Covid-19, el futuro de la entidad para los próximos seis años.

Para fortuna de la entidad, aquí no se han registrado casos extremadamente violentos como en otras zonas del país en las que han muerto varios candidatos a los cargos de elección popular, lo que ha generado miedo e incertidumbre entre la gente para acudir a las urnas a votar por el político de su preferencia.

Tlaxcala tiene una amplia oferta política: casi 800 abanderados que son representados por 15 institutos, y quienes buscan la gubernatura, diputaciones locales, federales, alcaldías y presidencias de comunidad.

Lo cierto es que el estado está atiborrado de publicidad en donde, quienes aspiran a un cargo público, ofrecen cumplir cientos de apoyos sociales. La gente es “bombardeada” por todo que lo supuestamente quieren concretar una vez ejerciendo el poder.

El tema es que esto no es nuevo, cada seis y tres años es lo mismo. Con tal de ganar sufragios “ponen” a los pies de las personas el mar, el cielo y las estrellas. Mentiras. Solo buscan el poder por el poder, obtener jugosos salarios y realizar negocios, en unos de los casos, hasta con el amparo de las autoridades.

Precisamente por ello las personas deben razonar a quién apoyarán en las urnas.

No vamos lejos, a nivel nacional y en varios estados muchos diputados solicitaron licencia y abandonaron sus responsabilidades con tal de buscar otras posiciones, aunque en el ejercicio de sus funciones, los congresistas realizaron trabajos más que grises.

Tlaxcala es el mejor ejemplo de ello. En su desesperación por afianzarse otros tres años en el Congreso y otros más en las alcaldías, desmantelaron al Legislativo. No cumplieron con las agendas que plantearon y en las que mencionaron que harían de este lugar un espacio de desarrollo y oportunidades en todos los órdenes.

En todos los partidos se cuecen habas y no hay a cuál irle. Existen hombres y mujeres que han olvidado por completo que la política es vocación de servicio y un medio para ayudar al buen funcionamiento de los gobiernos.

  • Los tiempos cambiaron, pero para mal y, por eso, el voto de los ciudadanos debe ser no solo pensado sino también responsable.

Y explico por qué: las campañas desbordan las pasiones y la gente sufraga por su simpatía política, pero sobre todo para ganar un espacio laboral en las próximas administraciones.

Se olvidaron de los principios de la política, pero si todo sale bien, el próximo seis de junio se sentarán las bases de lo que se debe hacer para el futuro.

Las punteras Anabell Ávalos Zempoalteca, candidata de la Coalición “Unidos por Tlaxcala” y Lorena Cuéllar de “Juntos Haremos Historia” se juegan, en los cierres de campaña, su última carta.

Eso sí, la gente decidirá si quieren la continuidad del gobierno priista que, hasta ahora, preside Marco Antonio Mena Rodríguez o la alternancia en el poder con Movimiento Regeneración Nacional, el partido del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Por el momento corresponde al Estado investigar, a unos días de los comicios, si ha detectado “focos rojos” en algunas zonas de la entidad y actuar en consecuencia.

Cierto, nunca un estado está libre de violencia, pero la responsabilidad es de todos: de las autoridades garantizar la seguridad de las personas en las casillas, de los órganos electorales el respeto de las decisiones y la confiabilidad del voto; y de los ciudadanos el comportarse con civilidad y respetar las medidas sanitarias implementadas para evitar nuevos casos y muertes por coronavirus.

Faltan unas horas para la “prueba de fuego”. Al tiempo.