/ martes 13 de abril de 2021

Tintero | Nueva forma de operar de los padrotes

Ante el coronavirus, los delincuentes de la trata de personas han cambiado su forma de operar en la entidad y, ahora, dejaron de trabajar en carreteras de la vía Corta Tlaxcala- Puebla, y en los moteles de "mala muerte", ahora lo hacen es casas particulares.

Explico: reclutan a madres solteras necesitadas de dinero y las "padrotean".

Y muchas mujeres abandonadas por sus cónyuges, recurren a esas prácticas como una forma de obtener dinero para el sustento familiar.

Del lado de la delincuencia organizada guardan dinero para subsistir ante la crisis.

En este momento, ya no hay operaciones por el huachicol y robo en negocios a casas y vehículos en Tlaxcala, pues todo está confinado por Covid-19.

Ahora espían casa por casa y roban cuando las personas salen ante la desesperación de confinamiento para comprar cosas básicas. En menos de una hora entran y se llevan lo que quieren y pueden.

El delito involucra conductas oprobiosas que dañan y destruyen la dignidad humana, tienen diversas expresiones que van desde el secuestro, la violación, hasta el engaño o la seducción, todas tienen como objetivo la explotación sexual de las mujeres, pero principalmente daños materiales.

En el caso de la trata de personas, tiene que ver con que la mayoría es joven que cree en quien la engaña aprovechándose de su condición de vulnerabilidad por haber nacido pobre, por no haber vivido en un entorno familiar o por no haber sido educada para defenderse ante la vida.

Pero existen mujeres a las que la pobreza en sus lugares de origen las convierte en mercancía vendida a los delincuentes, muchas de las veces por las mismas familias.

A las condiciones de desigualdad económica en las que viven hay que sumar el abuso a la que han sido sometidas a lo largo de su vida

Otras más son raptadas, secuestradas y obligadas a prostituirse a cambio de ingresos que reciben sus verdugos.

Es quizá la muestra de lo que pasa en muchos lugares de México, sobre todo en Tlaxcala. Es, sin duda, la realidad que enfrentan mujeres mexicanas o extranjeras que se encuentran en este país.

También da cuenta de la indiferencia y complicidad de grupos sociales y de las autoridades gubernamentales que demuestran una vez más, la poca importancia que se le da a la investigación y sanción de la violencia contra las mujeres y de manera particular, a la explotación sexual de la que son víctimas.

En temas graves, el gobierno no han logrado erradicar que Tlaxcala sigue siendo la ‘cuna de la trata de personas’, según organismos internacionales.

Es un cáncer social que afecta a todos. Sobre la vía-Corta Tlaxcala-Puebla sigue habiendo decenas de mujeres prostituyéndose, pero muchas de ellas ya no tienen proxenetas. Las dejan a su suerte.

Tlaxcala ha figurado por ser una entidad donde las autoridades han permitido la explotación sexual de mujeres que son secuestradas, violadas y prostituidas en la Ciudad de México, Tijuana, Puebla y Estados Unidos de América.

Todos conocen, menos la autoridad, los municipios donde operan las bandas de tratantes de personas y saben de los mecanismos de reclutamiento que van desde el ofrecimiento de matrimonio hasta el secuestro, la violación y las amenazas de muerte.

Ante el coronavirus, los delincuentes de la trata de personas han cambiado su forma de operar en la entidad y, ahora, dejaron de trabajar en carreteras de la vía Corta Tlaxcala- Puebla, y en los moteles de "mala muerte", ahora lo hacen es casas particulares.

Explico: reclutan a madres solteras necesitadas de dinero y las "padrotean".

Y muchas mujeres abandonadas por sus cónyuges, recurren a esas prácticas como una forma de obtener dinero para el sustento familiar.

Del lado de la delincuencia organizada guardan dinero para subsistir ante la crisis.

En este momento, ya no hay operaciones por el huachicol y robo en negocios a casas y vehículos en Tlaxcala, pues todo está confinado por Covid-19.

Ahora espían casa por casa y roban cuando las personas salen ante la desesperación de confinamiento para comprar cosas básicas. En menos de una hora entran y se llevan lo que quieren y pueden.

El delito involucra conductas oprobiosas que dañan y destruyen la dignidad humana, tienen diversas expresiones que van desde el secuestro, la violación, hasta el engaño o la seducción, todas tienen como objetivo la explotación sexual de las mujeres, pero principalmente daños materiales.

En el caso de la trata de personas, tiene que ver con que la mayoría es joven que cree en quien la engaña aprovechándose de su condición de vulnerabilidad por haber nacido pobre, por no haber vivido en un entorno familiar o por no haber sido educada para defenderse ante la vida.

Pero existen mujeres a las que la pobreza en sus lugares de origen las convierte en mercancía vendida a los delincuentes, muchas de las veces por las mismas familias.

A las condiciones de desigualdad económica en las que viven hay que sumar el abuso a la que han sido sometidas a lo largo de su vida

Otras más son raptadas, secuestradas y obligadas a prostituirse a cambio de ingresos que reciben sus verdugos.

Es quizá la muestra de lo que pasa en muchos lugares de México, sobre todo en Tlaxcala. Es, sin duda, la realidad que enfrentan mujeres mexicanas o extranjeras que se encuentran en este país.

También da cuenta de la indiferencia y complicidad de grupos sociales y de las autoridades gubernamentales que demuestran una vez más, la poca importancia que se le da a la investigación y sanción de la violencia contra las mujeres y de manera particular, a la explotación sexual de la que son víctimas.

En temas graves, el gobierno no han logrado erradicar que Tlaxcala sigue siendo la ‘cuna de la trata de personas’, según organismos internacionales.

Es un cáncer social que afecta a todos. Sobre la vía-Corta Tlaxcala-Puebla sigue habiendo decenas de mujeres prostituyéndose, pero muchas de ellas ya no tienen proxenetas. Las dejan a su suerte.

Tlaxcala ha figurado por ser una entidad donde las autoridades han permitido la explotación sexual de mujeres que son secuestradas, violadas y prostituidas en la Ciudad de México, Tijuana, Puebla y Estados Unidos de América.

Todos conocen, menos la autoridad, los municipios donde operan las bandas de tratantes de personas y saben de los mecanismos de reclutamiento que van desde el ofrecimiento de matrimonio hasta el secuestro, la violación y las amenazas de muerte.