/ martes 28 de septiembre de 2021

Tintero | ¿Por qué no los niños?

Sin que sea un reconocimiento para ellos, existe información de que hasta en la delincuencia organizada y cárteles de la droga existen códigos de honor.

Alguna vez, sin grabadora de por medio y sin teléfono celular, pregunté a un poderoso funcionario que fue (+) de la Procuraduría General de Justicia de Tlaxcala, de la Fiscalía Antidrogas de Puebla y de la entonces Policía Federal a cargo de Genaro García Luna, por cierto, hoy detenido en Estados Unidos de América (EE.UU.) por cargos relacionados con el tráfico de estupefacientes, que si era verdad que, a esos niveles, el hampa, aun con sus excesos, conocían el honor.

Fue claro. Respondió que salvo los "padrotes" y tratantes de personas que no tienen ni el más mínimo pudor, los llamados "jefes de la mafia", ordenan que sus sicarios y "lugartenientes" jamás deben asesinar a niños y mujeres aunque, cada vez, muchas de ellas se involucran en esos asuntos.

El tema sale a colación porque, por increíble que parezca, en el país sucede lo que jamás alguien hubiese imaginado: que un niño tenga que luchar por su derecho a la salud porque el gobierno de la República no defiende ello.

Explico: la autoridad federal ha sido literalmente obligada a vacunar a menores de edad, cuyos padres de familia han promovido amparos ante juzgados federales porque se les ha negado el derecho a la vacuna contra Covid-19. Inaceptable.

Pero lo más cruel ha sido lo sostenido por el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, de que, por cada niño que es vacunado con un amparo, se le quita la oportunidad de ser inmunizado a un adulto contra el coronavirus, quien, según explicó, sí tiene mayor riesgo de agravarse por la enfermedad.

Patético comentario, los niños son vulnerables y la lógica de la vida nos dice que, ante una enfermedad, tu hijo debe verte morir, pero nunca tú a él.

Por eso, aunque no comparto la violencia verbal, fue excelente la respuesta de la legisladora Xóchitl Gálvez, quien, enfurecida, dijo que el funcionario es un "pendejo", palabra común en el lenguaje de los mexicanos fuera de sus casillas, pero que en términos coloquiales significa: "Persona sinvergüenza o despreciable".

En el ámbito nacional, casi 300 infantes han sido amparados para recibir el biológico y en Tlaxcala, hasta la semana pasada, había ocho casos.

La Organización Mundial de la Salud ya determinó que los niños deben ser vacunados, pero la autoridad federal, por mera política populista, decidió que no. ¿Y los derechos de que ellos que tanto pregonan y cacarean?

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador maquinó la campaña de vacunación siempre pensado en sus "solovino", como él despectivamente les dice, es decir, en los miembros del Partido Movimiento Regeneración Nacional.

La estrategia fue intencionada. Primero decidió vacunar a los adultos mayores porque sabe que representan un gran capital político y luego a los jóvenes a quienes da dinero a fondo perdido, pero son fieles seguidores.

Los intermedios, de 40 a 50 años, que poco o casi nada creen en sus promesas, han sido los últimos.

Es evidente que la vacunación ha sido a "cuenta gotas", pero eso sí, López Obrador se dio el lujo, porque supuestamente es humanitario, de proporcionar fármacos a países de Centroamérica. Son "hermanos", fue su argumento. ¿Si regala porque les niega el biológico a los menores de edad?

Los niños, y no se necesita ser especialista en la materia para saberlo, deben ser vacunados desde que nacen para males como sarampión, polio, difteria, paperas, múltiples cepas de la meningitis y tosferina. Respetable es quien, por creencias religiosas y porque piensan que es innecesario, no cumplan con ello.

En conclusión, si los que hacen cosas malas piensan que no se debe dañar a niños y mujeres, el gobierno debía pensar mejor que ellos y en avanzada. EE.UU., por ejemplo, ha vacunado a alrededor de 600 mil menores y no regatea el apoyo, por eso, qué pena que México, con un gobierno de supuesta izquierda, sí. Al tiempo

EPÍLOGO…

1.- CORRECTO… La gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros tomó la mejor decisión de casi su primer mes de mandato, de suspender la feria de Tlaxcala.

Con la salud no se juega y es tiempo de poner fin a los romanticismos religiosos. Su plan de salud contra Covid-19 está bien, pero los alcaldes se siguen burlando y no lo han cumplido. Es tiempo de poner orden.

Sin que sea un reconocimiento para ellos, existe información de que hasta en la delincuencia organizada y cárteles de la droga existen códigos de honor.

Alguna vez, sin grabadora de por medio y sin teléfono celular, pregunté a un poderoso funcionario que fue (+) de la Procuraduría General de Justicia de Tlaxcala, de la Fiscalía Antidrogas de Puebla y de la entonces Policía Federal a cargo de Genaro García Luna, por cierto, hoy detenido en Estados Unidos de América (EE.UU.) por cargos relacionados con el tráfico de estupefacientes, que si era verdad que, a esos niveles, el hampa, aun con sus excesos, conocían el honor.

Fue claro. Respondió que salvo los "padrotes" y tratantes de personas que no tienen ni el más mínimo pudor, los llamados "jefes de la mafia", ordenan que sus sicarios y "lugartenientes" jamás deben asesinar a niños y mujeres aunque, cada vez, muchas de ellas se involucran en esos asuntos.

El tema sale a colación porque, por increíble que parezca, en el país sucede lo que jamás alguien hubiese imaginado: que un niño tenga que luchar por su derecho a la salud porque el gobierno de la República no defiende ello.

Explico: la autoridad federal ha sido literalmente obligada a vacunar a menores de edad, cuyos padres de familia han promovido amparos ante juzgados federales porque se les ha negado el derecho a la vacuna contra Covid-19. Inaceptable.

Pero lo más cruel ha sido lo sostenido por el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, de que, por cada niño que es vacunado con un amparo, se le quita la oportunidad de ser inmunizado a un adulto contra el coronavirus, quien, según explicó, sí tiene mayor riesgo de agravarse por la enfermedad.

Patético comentario, los niños son vulnerables y la lógica de la vida nos dice que, ante una enfermedad, tu hijo debe verte morir, pero nunca tú a él.

Por eso, aunque no comparto la violencia verbal, fue excelente la respuesta de la legisladora Xóchitl Gálvez, quien, enfurecida, dijo que el funcionario es un "pendejo", palabra común en el lenguaje de los mexicanos fuera de sus casillas, pero que en términos coloquiales significa: "Persona sinvergüenza o despreciable".

En el ámbito nacional, casi 300 infantes han sido amparados para recibir el biológico y en Tlaxcala, hasta la semana pasada, había ocho casos.

La Organización Mundial de la Salud ya determinó que los niños deben ser vacunados, pero la autoridad federal, por mera política populista, decidió que no. ¿Y los derechos de que ellos que tanto pregonan y cacarean?

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador maquinó la campaña de vacunación siempre pensado en sus "solovino", como él despectivamente les dice, es decir, en los miembros del Partido Movimiento Regeneración Nacional.

La estrategia fue intencionada. Primero decidió vacunar a los adultos mayores porque sabe que representan un gran capital político y luego a los jóvenes a quienes da dinero a fondo perdido, pero son fieles seguidores.

Los intermedios, de 40 a 50 años, que poco o casi nada creen en sus promesas, han sido los últimos.

Es evidente que la vacunación ha sido a "cuenta gotas", pero eso sí, López Obrador se dio el lujo, porque supuestamente es humanitario, de proporcionar fármacos a países de Centroamérica. Son "hermanos", fue su argumento. ¿Si regala porque les niega el biológico a los menores de edad?

Los niños, y no se necesita ser especialista en la materia para saberlo, deben ser vacunados desde que nacen para males como sarampión, polio, difteria, paperas, múltiples cepas de la meningitis y tosferina. Respetable es quien, por creencias religiosas y porque piensan que es innecesario, no cumplan con ello.

En conclusión, si los que hacen cosas malas piensan que no se debe dañar a niños y mujeres, el gobierno debía pensar mejor que ellos y en avanzada. EE.UU., por ejemplo, ha vacunado a alrededor de 600 mil menores y no regatea el apoyo, por eso, qué pena que México, con un gobierno de supuesta izquierda, sí. Al tiempo

EPÍLOGO…

1.- CORRECTO… La gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros tomó la mejor decisión de casi su primer mes de mandato, de suspender la feria de Tlaxcala.

Con la salud no se juega y es tiempo de poner fin a los romanticismos religiosos. Su plan de salud contra Covid-19 está bien, pero los alcaldes se siguen burlando y no lo han cumplido. Es tiempo de poner orden.