/ martes 16 de noviembre de 2021

Tintero | Videojuegos, la adicción del momento

Los niños y jóvenes han hallado en los videojuegos una forma de recuperar el tiempo que deberían dar los padres de familia.

Hasta antes de la pandemia, familias de clases alta y media podían darse ese lujo, el de comprar a sus hijos esos artículos electrónicos.

Pero con la llegada de Covid-19 y las clases a distancia se volvieron comunes. Los paterfamilias hacen hasta lo imposible por comprar a sus vástagos un teléfono inteligente.

El problema es que ha terminaron por convertirse en adicción.

Es una enfermedad que provoca en el paciente la necesidad incontrolable de jugar de forma compulsiva juegos electrónicos.

Incapaz de controlar sus ganas, su deseo le lleva a jugar irremediablemente durante un gran número de horas.

  • En tanto, los padres que son adictos a los videojuegos pueden ser más propensos a la depresión. Distraídos no se dan cuenta de que sus niños necesitan atención y, por eso, en muchos de los casos se vuelven violentos.

Siendo un problema de salud pública mundial, es un tema de mayor preocupación de las autoridades de los tres niveles de gobierno. De entrada, es importante ser exigente con los tiempos, promover la lectura y poner atención al gasto económico que es invertido en su adquisición, pero sobre todo hablar con los hijos.

México y por ende Tlaxcala, carece de un centro de rehabilitación al uso de la tecnología. En Europa, una menor de edad se negó a ir al baño y prefirió orinarse en la falda con tal de no dejar de jugar Fortinet y Among Us.

Desesperados sus padres la tuvieron que canalizar a un centro de rehabilitación, estos juegos virtuales tienen más de 60 millones de usuarios en el mundo.

La noticia encendió los focos rojos en las autoridades, el asunto es que no sabe con precisión cómo enfrentar la situación.

En México está muy de moda el Minecraft en el que los usuarios pueden crear cualquier cosa mediante el apoyo de cubos. No hay, eso sí, palabras altisonantes, pero una "escala figura Steve acción" puede llegar a costar hasta tres mil pesos.

Los paterfamilias con tal de que hijos no les molesten, hacen hasta lo imposible por adquirirlos. Es cierto, el juego es un derecho y una necesidad humana que ha venido evolucionando en sus formatos condicionado por múltiples factores.

Representa un recurso extraordinario para todas las edades, siempre que se utilicen con mesura, porque, además del entretenimiento, desarrollan múltiples capacidades, algunas de ellas reforzadas por el formato multijugador.

En muchos también producen diversión y aprendizaje, el problema es que el sobreuso de los mismos, en ocasiones, se ha vuelto una adicción.

Pero la realidad es que la adicción traerá consigo la aparición de conductas violentas e irritabilidad si se impide la posibilidad de jugar, incapacidad de controlar el tiempo dedicado a ello, se dejan de cumplir con las obligaciones en casa y genera conflictos pues interfiere en cuestiones esenciales, amén de que provoca un gasto desmesurado o sustracción de dinero para usar en los videojuegos.

Si no hacemos algo, terminaremos por ser como en las películas de ficción, rehenes de las máquinas.

Los niños y jóvenes han hallado en los videojuegos una forma de recuperar el tiempo que deberían dar los padres de familia.

Hasta antes de la pandemia, familias de clases alta y media podían darse ese lujo, el de comprar a sus hijos esos artículos electrónicos.

Pero con la llegada de Covid-19 y las clases a distancia se volvieron comunes. Los paterfamilias hacen hasta lo imposible por comprar a sus vástagos un teléfono inteligente.

El problema es que ha terminaron por convertirse en adicción.

Es una enfermedad que provoca en el paciente la necesidad incontrolable de jugar de forma compulsiva juegos electrónicos.

Incapaz de controlar sus ganas, su deseo le lleva a jugar irremediablemente durante un gran número de horas.

  • En tanto, los padres que son adictos a los videojuegos pueden ser más propensos a la depresión. Distraídos no se dan cuenta de que sus niños necesitan atención y, por eso, en muchos de los casos se vuelven violentos.

Siendo un problema de salud pública mundial, es un tema de mayor preocupación de las autoridades de los tres niveles de gobierno. De entrada, es importante ser exigente con los tiempos, promover la lectura y poner atención al gasto económico que es invertido en su adquisición, pero sobre todo hablar con los hijos.

México y por ende Tlaxcala, carece de un centro de rehabilitación al uso de la tecnología. En Europa, una menor de edad se negó a ir al baño y prefirió orinarse en la falda con tal de no dejar de jugar Fortinet y Among Us.

Desesperados sus padres la tuvieron que canalizar a un centro de rehabilitación, estos juegos virtuales tienen más de 60 millones de usuarios en el mundo.

La noticia encendió los focos rojos en las autoridades, el asunto es que no sabe con precisión cómo enfrentar la situación.

En México está muy de moda el Minecraft en el que los usuarios pueden crear cualquier cosa mediante el apoyo de cubos. No hay, eso sí, palabras altisonantes, pero una "escala figura Steve acción" puede llegar a costar hasta tres mil pesos.

Los paterfamilias con tal de que hijos no les molesten, hacen hasta lo imposible por adquirirlos. Es cierto, el juego es un derecho y una necesidad humana que ha venido evolucionando en sus formatos condicionado por múltiples factores.

Representa un recurso extraordinario para todas las edades, siempre que se utilicen con mesura, porque, además del entretenimiento, desarrollan múltiples capacidades, algunas de ellas reforzadas por el formato multijugador.

En muchos también producen diversión y aprendizaje, el problema es que el sobreuso de los mismos, en ocasiones, se ha vuelto una adicción.

Pero la realidad es que la adicción traerá consigo la aparición de conductas violentas e irritabilidad si se impide la posibilidad de jugar, incapacidad de controlar el tiempo dedicado a ello, se dejan de cumplir con las obligaciones en casa y genera conflictos pues interfiere en cuestiones esenciales, amén de que provoca un gasto desmesurado o sustracción de dinero para usar en los videojuegos.

Si no hacemos algo, terminaremos por ser como en las películas de ficción, rehenes de las máquinas.