/ martes 21 de noviembre de 2023

Tlaxcala requiere un gobierno municipal sensible y humano

Según la Encuesta Nacional de Ocupación de Empleo, poco más de 32 millones de mexicanos en edad laboral trabajan en la informalidad, lo que representa más del 55 %, cifra que creció con relación al año pasado.

Las cifras de la realidad que viven millones de mexicanos no se puedan ocultar, aunque se intenten maquillar con los otros datos que todos los días se exponen desde la mañanera del Presidente de México.

El ejercicio del comercio no establecido no se limita a quienes no han tenido posibilidades de formación académica, sino que en buena medida, es resultado de empleos mal pagados, falta de de desarrollo humano y profesional, pese a que tengan las cartas credenciales y los estudios que deberían ubicarlos en una mejor circunstancia.

Bajo este contexto le pregunto ¿Qué están haciendo los gobiernos federal, estatal y municipal para remediar esta situación o para apoyar a quienes todos los días salen a trabajar sin las condiciones ideales para hacerlo?

Limitarse a entregar apoyos a sectores de la población no sólo es insuficiente para el tamaño de la realidad que vive el país, sino que de poco ayuda cuando más de la mitad de los mexicanos en edad laboral, se encuentran trabajando en la informalidad, sin la posibilidad de tener acceso a vivienda, seguridad social ni servicios de salud, incrementando así la brecha de pobreza, desigualdad y vulnerabilidad en la que viven ante la presencia de una enfermedad o siniestro que les impida seguir con una actividad económica lícita.

En este contexto, me resulta impostergable realizar un enérgico y respetuoso llamado al gobierno municipal de Tlaxcala, pues es evidente que los comerciantes no establecidos, que no piden otra cosa más que opciones para trabajar, no han recibido un trato digno por parte de la autoridad.

Es cierto, el comercio se debe regular porque es parte fundamental para establecer el orden en una ciudad como la nuestra, sin embargo, el comercio no establecido representa una importante fuente de ingreso para muchos tlaxcaltecas que esperan la temporada decembrina, para compensar la complejidad económica que ha representado este año; Sin embargo y aunque paradójicamente han realizado pagos a la autoridad municipal durante un periodo, sin previo aviso y de forma arbitraria, los desalojan cerrando toda oportunidad de llevar a cabo su actividad económica.

Por otro lado y en un ejercicio de equilibrio, el Gobierno Municipal está obligado a garantizar orden, seguridad, servicios públicos eficientes, cobros razonables por licencias de funcionamiento, agua potable y demás derechos por uso de suelo, protección civil, ecología, entre otros; en otras palabras, el gobierno tiene la obligación de proteger al comercio establecido y dar alternativas para el comercio ambulante en un ambiente de orden y armonía.

¿Qué harán los comerciantes con la mercancía en la que han invertido si el gobierno municipal no les permite realizar sus actividades en un lugar digno, ordenado y al que los capitalinos puedan acudir sin contratiempos para realizar las acostumbradas compras de temporada?

Por esta razón reitero mi exhorto con mucho respeto a la autoridad municipal, para que sea más sensible y establezca los mecanismos para encontrar espacios alternos y no lastimar la fuente ingresos de estos emprendedores, que abarcan un universo de jóvenes, madres solteras, adultos mayores, entre otros, que son el sustento de sus familias. Estoy convencida de que una capital donde podamos convivir en armonía y orden, sí es posible. Agradezco el favor de su lectura.



Según la Encuesta Nacional de Ocupación de Empleo, poco más de 32 millones de mexicanos en edad laboral trabajan en la informalidad, lo que representa más del 55 %, cifra que creció con relación al año pasado.

Las cifras de la realidad que viven millones de mexicanos no se puedan ocultar, aunque se intenten maquillar con los otros datos que todos los días se exponen desde la mañanera del Presidente de México.

El ejercicio del comercio no establecido no se limita a quienes no han tenido posibilidades de formación académica, sino que en buena medida, es resultado de empleos mal pagados, falta de de desarrollo humano y profesional, pese a que tengan las cartas credenciales y los estudios que deberían ubicarlos en una mejor circunstancia.

Bajo este contexto le pregunto ¿Qué están haciendo los gobiernos federal, estatal y municipal para remediar esta situación o para apoyar a quienes todos los días salen a trabajar sin las condiciones ideales para hacerlo?

Limitarse a entregar apoyos a sectores de la población no sólo es insuficiente para el tamaño de la realidad que vive el país, sino que de poco ayuda cuando más de la mitad de los mexicanos en edad laboral, se encuentran trabajando en la informalidad, sin la posibilidad de tener acceso a vivienda, seguridad social ni servicios de salud, incrementando así la brecha de pobreza, desigualdad y vulnerabilidad en la que viven ante la presencia de una enfermedad o siniestro que les impida seguir con una actividad económica lícita.

En este contexto, me resulta impostergable realizar un enérgico y respetuoso llamado al gobierno municipal de Tlaxcala, pues es evidente que los comerciantes no establecidos, que no piden otra cosa más que opciones para trabajar, no han recibido un trato digno por parte de la autoridad.

Es cierto, el comercio se debe regular porque es parte fundamental para establecer el orden en una ciudad como la nuestra, sin embargo, el comercio no establecido representa una importante fuente de ingreso para muchos tlaxcaltecas que esperan la temporada decembrina, para compensar la complejidad económica que ha representado este año; Sin embargo y aunque paradójicamente han realizado pagos a la autoridad municipal durante un periodo, sin previo aviso y de forma arbitraria, los desalojan cerrando toda oportunidad de llevar a cabo su actividad económica.

Por otro lado y en un ejercicio de equilibrio, el Gobierno Municipal está obligado a garantizar orden, seguridad, servicios públicos eficientes, cobros razonables por licencias de funcionamiento, agua potable y demás derechos por uso de suelo, protección civil, ecología, entre otros; en otras palabras, el gobierno tiene la obligación de proteger al comercio establecido y dar alternativas para el comercio ambulante en un ambiente de orden y armonía.

¿Qué harán los comerciantes con la mercancía en la que han invertido si el gobierno municipal no les permite realizar sus actividades en un lugar digno, ordenado y al que los capitalinos puedan acudir sin contratiempos para realizar las acostumbradas compras de temporada?

Por esta razón reitero mi exhorto con mucho respeto a la autoridad municipal, para que sea más sensible y establezca los mecanismos para encontrar espacios alternos y no lastimar la fuente ingresos de estos emprendedores, que abarcan un universo de jóvenes, madres solteras, adultos mayores, entre otros, que son el sustento de sus familias. Estoy convencida de que una capital donde podamos convivir en armonía y orden, sí es posible. Agradezco el favor de su lectura.