/ miércoles 23 de mayo de 2018

Tormenta electoral, escampe legislativo, futuro próximo. Segundo debate sin pena ni gloria

La campaña política electoral se polariza y la legislación que la rige está más orientada a fragmentar el voto que a consolidar voluntades para estar en condiciones de formar un gobierno fuerte con sólidas bases que integren, de las distintas fuerzas políticas del país, un precedente para un gobierno solido.

Este tema será una asignatura pendiente para la próxima Legislatura, que tendrá una postura y compromiso social muy diferente a lo que ha sido en las últimas décadas.

El nuevo gobierno, cualquiera que sea su composición y origen, acordará nuevas reglas de juego para decidir y orquestar la mecánica del poder público, la crisis orgánica que vive el Gobierno federal y los estatales darán paso a un nuevo armado, la nueva institucionalidad y una representación social más auténtica y eficaz para atender la necesidad más sentida de la sociedad.

Superar esa crisis orgánica permitiría estar en condición de conjugar y traducir la decisión colectiva, que por lógica decisional por eliminación, podría prescindir de los partidos de siempre, comprometidos con los intereses de siempre y los vicios de siempre.

Hoy se abre paso a la esperanza social de tener mejor expectativa, justa aspiración demorada por décadas, por intereses de una plutocracia egoísta y excluyente, irresponsable con el desarrollo social del país.

Los verdaderos problemas que debe encabezar la agenda pública son: la ignorancia, violencia, corrupción, impunidad, ilegalidad, y pobreza generalizada, ya no darle la vuelta a la responsabilidad pública y social, a la transparencia, a la ética pública, a la entrega de cuentas y a la construcción de un sistema que revise las cuentas nacionales, su ejercicio y pertinencia, sin instrucciones superiores para tapar inconsistencias, mañas y trampas para abusar de las arcas nacionales, estatales y municipales que con impunidad solapan abusos.

Al parecer, los esfuerzos para terminar con este mundo soterrado de complicidades hoy cuestionado podría terminar y sería para bien de la sociedad, para ello, la nueva propuesta tendría que estar basada en legitimidad y gobernabilidad reales orientadas al bien común al bienestar social.

La participación de un nuevo espectro de partidos políticos redimensionados evitaría la fragmentación con privilegio de la mejora social y la ética en el ejercicio del servicio público, viejos valores ahora inexistentes y nueva base de actuar de la administración pública en favor de la sociedad.

Después del 1 de julio, en este nuevo espectro de representación, unos partidos desaparecerán, otros se fortalecerán y otros más vendrán a menos, pero todos tendrán que cambiar y probar su aspiración a servir a la sociedad si quieren permanecer, de lo contrario, podrían desaparecer.

Será momento de desechar franquicias familiares, partidos enanos de unos cuantos, que solo velaban por las canonjías y recursos públicos, cargos en los tres poderes, pagados con alineamientos políticos de sus franquicias, sin el mayor asomo de responsabilidad, representación, servicio público o social.


SEGUNDO DEBATE PRESIDENCIAL

El domingo pasado por la noche, en la ciudad de Tijuana, Baja California, se llevó a cabo la segunda ronda del debate presidencial; en este evento había grandes expectativas para algunos candidatos; sin embargo, las ofensas, las diatribas y descalificaciones, empañaron las pocas propuestas que se presentaron. Será interesante esperar una semana para conocer encuestas con impacto del debate dos y la renuncia de Margarita.

Los temas comentados fueron, entre otros, el derecho de los migrantes, el comercio, la inversión y la seguridad fronteriza, la vida en la franja fronteriza, la relación de la autoridad mexicana respecto del papel de los migrantes mexicanos y los inmigrantes centro americanos y de distintas nacionalidades del mundo.

El más conocedor del tema fuer el candidato José Antonio Meade, el más elocuente fue sin duda Ricardo Anaya, el Bronco, bronco, y Andrés Manuel López Obrador, administrando la ventaja, aunque se notó una mayor preparación respecto de su participación en el primer debate.

Si bien parte del tema era la postura adversa del presidente norteamericano Donald Trump y el propósito de la diversificación de los mercados mexicanos, los cuatro candidatos concentraron sus discursos y menciones en un 95 % al país vecino, ausente de mención la riqueza diplomática que nuestro país ha tenido respecto de los principio de política exterior que nos han regido por décadas, como la “no intervención”, “el principio de la autodeterminación de los pueblos”, “solución pacífica de controversias”, “igualdad jurídica de los estados” que, por cierto, son principios asentados en nuestra carta magna.

El debate “dos” es solo un engranaje más del proceso electoral, sin embargo, debemos resaltar que representa el parteaguas de la mitad de la campaña formal, que desliza la puerta hacia la última etapa de un poco más de 30 días de trabajo de proselitismo, para concluir con un tercer debate y cerrar campañas para esperar el día 1 de julio, que determinara el futuro de nuestro país.


La campaña política electoral se polariza y la legislación que la rige está más orientada a fragmentar el voto que a consolidar voluntades para estar en condiciones de formar un gobierno fuerte con sólidas bases que integren, de las distintas fuerzas políticas del país, un precedente para un gobierno solido.

Este tema será una asignatura pendiente para la próxima Legislatura, que tendrá una postura y compromiso social muy diferente a lo que ha sido en las últimas décadas.

El nuevo gobierno, cualquiera que sea su composición y origen, acordará nuevas reglas de juego para decidir y orquestar la mecánica del poder público, la crisis orgánica que vive el Gobierno federal y los estatales darán paso a un nuevo armado, la nueva institucionalidad y una representación social más auténtica y eficaz para atender la necesidad más sentida de la sociedad.

Superar esa crisis orgánica permitiría estar en condición de conjugar y traducir la decisión colectiva, que por lógica decisional por eliminación, podría prescindir de los partidos de siempre, comprometidos con los intereses de siempre y los vicios de siempre.

Hoy se abre paso a la esperanza social de tener mejor expectativa, justa aspiración demorada por décadas, por intereses de una plutocracia egoísta y excluyente, irresponsable con el desarrollo social del país.

Los verdaderos problemas que debe encabezar la agenda pública son: la ignorancia, violencia, corrupción, impunidad, ilegalidad, y pobreza generalizada, ya no darle la vuelta a la responsabilidad pública y social, a la transparencia, a la ética pública, a la entrega de cuentas y a la construcción de un sistema que revise las cuentas nacionales, su ejercicio y pertinencia, sin instrucciones superiores para tapar inconsistencias, mañas y trampas para abusar de las arcas nacionales, estatales y municipales que con impunidad solapan abusos.

Al parecer, los esfuerzos para terminar con este mundo soterrado de complicidades hoy cuestionado podría terminar y sería para bien de la sociedad, para ello, la nueva propuesta tendría que estar basada en legitimidad y gobernabilidad reales orientadas al bien común al bienestar social.

La participación de un nuevo espectro de partidos políticos redimensionados evitaría la fragmentación con privilegio de la mejora social y la ética en el ejercicio del servicio público, viejos valores ahora inexistentes y nueva base de actuar de la administración pública en favor de la sociedad.

Después del 1 de julio, en este nuevo espectro de representación, unos partidos desaparecerán, otros se fortalecerán y otros más vendrán a menos, pero todos tendrán que cambiar y probar su aspiración a servir a la sociedad si quieren permanecer, de lo contrario, podrían desaparecer.

Será momento de desechar franquicias familiares, partidos enanos de unos cuantos, que solo velaban por las canonjías y recursos públicos, cargos en los tres poderes, pagados con alineamientos políticos de sus franquicias, sin el mayor asomo de responsabilidad, representación, servicio público o social.


SEGUNDO DEBATE PRESIDENCIAL

El domingo pasado por la noche, en la ciudad de Tijuana, Baja California, se llevó a cabo la segunda ronda del debate presidencial; en este evento había grandes expectativas para algunos candidatos; sin embargo, las ofensas, las diatribas y descalificaciones, empañaron las pocas propuestas que se presentaron. Será interesante esperar una semana para conocer encuestas con impacto del debate dos y la renuncia de Margarita.

Los temas comentados fueron, entre otros, el derecho de los migrantes, el comercio, la inversión y la seguridad fronteriza, la vida en la franja fronteriza, la relación de la autoridad mexicana respecto del papel de los migrantes mexicanos y los inmigrantes centro americanos y de distintas nacionalidades del mundo.

El más conocedor del tema fuer el candidato José Antonio Meade, el más elocuente fue sin duda Ricardo Anaya, el Bronco, bronco, y Andrés Manuel López Obrador, administrando la ventaja, aunque se notó una mayor preparación respecto de su participación en el primer debate.

Si bien parte del tema era la postura adversa del presidente norteamericano Donald Trump y el propósito de la diversificación de los mercados mexicanos, los cuatro candidatos concentraron sus discursos y menciones en un 95 % al país vecino, ausente de mención la riqueza diplomática que nuestro país ha tenido respecto de los principio de política exterior que nos han regido por décadas, como la “no intervención”, “el principio de la autodeterminación de los pueblos”, “solución pacífica de controversias”, “igualdad jurídica de los estados” que, por cierto, son principios asentados en nuestra carta magna.

El debate “dos” es solo un engranaje más del proceso electoral, sin embargo, debemos resaltar que representa el parteaguas de la mitad de la campaña formal, que desliza la puerta hacia la última etapa de un poco más de 30 días de trabajo de proselitismo, para concluir con un tercer debate y cerrar campañas para esperar el día 1 de julio, que determinara el futuro de nuestro país.