/ martes 2 de febrero de 2021

Trogloditas del siglo XXI

Votar para cambiar la legislación a favor del respeto del ejercicio pleno de derechos humanos de las mujeres parece haberse convertido en moda o terror al qué dirán por parte de los jerarcas partidistas y legisladores que desean quedar bien con la opinión pública.

Sin embargo, y lo escribí en una columna anterior, a la hora de la verdad, para los jefes partidistas y en general los jefes políticos, sigue imperando aquello de que valen mas dos días de complicidad que diez años de amistad. Los acuerdos del pasado, las amistades forjadas en los negocios con dineros públicos y un sinfín de compromisos oscuros e inconfesables se superponen a lo que debería ser el ejercicio político: una manera de lograr progreso, seguridad y paz en un marco de desarrollo sustentable y respeto a los derechos humanos construido con liderazgos inclusivos y democráticos que fuesen muestra viva de esos valores que tanto pregonan que ejercerán en el cargo cuando en realidad en su vida personal los pisotean cotidianamente.

Las mujeres estamos hasta el copete de esos líderes que solo nos utilizan para construir sus campañas y que cuando se trata de privilegiar perfiles y trayectorias, prestigios y reconocimiento social, les apartan con el consabido: ¿para qué darle poder a esa “vieja” (así, con comillas, porque me disgusta profundamente cuando los hombres se refieren a las mujeres de esa manera) que nos va a venir a quitar lo “nuestro”?

Así pues, y a pesar de la ley que reconoce nuestro derecho a vivir sin violencia, de la 3 de 3 contra la violencia y un sinfín de regulaciones, vemos personajes avalados por partidos que dicen en sus plataformas defender la dignidad de las personas, primero los pobres, valores cristianos y un largo etcétera pasar por encima de sus “convicciones” y postular impresentables como Félix Salgado Macedonio en Guerrero con sus tres denuncias de violación a cuestas o Jorge Hank en Baja California que amén de sus excentricidades de tener animales salvajes (algunos en peligro de extinción) como atesoradas propiedades, expresa ante los medios de comunicación tan campante que: “…como que a las mujeres se les bajó la inteligencia, antes eran mas abusadas…agarraban a quien las mantenía…”

Esos candidatos y dirigentes de octava, trogloditas del siglo XXI, de ninguna manera representan a la sociedad moderna, respetuosa de los derechos humanos y pujante que México necesita. No tienen calidad moral ni política para siquiera ser candidatos, menos ostentar un cargo público pero al fin son avalados por sus institutos políticos; ¡Que vivan los violentos! Es el mensaje de dichos postulantes y postulados. Tanto peca el que mata la vaca como quien le agarra la pata. Con todo y todo, avanzamos. A las mujeres #NadaNosDetendrá.

Votar para cambiar la legislación a favor del respeto del ejercicio pleno de derechos humanos de las mujeres parece haberse convertido en moda o terror al qué dirán por parte de los jerarcas partidistas y legisladores que desean quedar bien con la opinión pública.

Sin embargo, y lo escribí en una columna anterior, a la hora de la verdad, para los jefes partidistas y en general los jefes políticos, sigue imperando aquello de que valen mas dos días de complicidad que diez años de amistad. Los acuerdos del pasado, las amistades forjadas en los negocios con dineros públicos y un sinfín de compromisos oscuros e inconfesables se superponen a lo que debería ser el ejercicio político: una manera de lograr progreso, seguridad y paz en un marco de desarrollo sustentable y respeto a los derechos humanos construido con liderazgos inclusivos y democráticos que fuesen muestra viva de esos valores que tanto pregonan que ejercerán en el cargo cuando en realidad en su vida personal los pisotean cotidianamente.

Las mujeres estamos hasta el copete de esos líderes que solo nos utilizan para construir sus campañas y que cuando se trata de privilegiar perfiles y trayectorias, prestigios y reconocimiento social, les apartan con el consabido: ¿para qué darle poder a esa “vieja” (así, con comillas, porque me disgusta profundamente cuando los hombres se refieren a las mujeres de esa manera) que nos va a venir a quitar lo “nuestro”?

Así pues, y a pesar de la ley que reconoce nuestro derecho a vivir sin violencia, de la 3 de 3 contra la violencia y un sinfín de regulaciones, vemos personajes avalados por partidos que dicen en sus plataformas defender la dignidad de las personas, primero los pobres, valores cristianos y un largo etcétera pasar por encima de sus “convicciones” y postular impresentables como Félix Salgado Macedonio en Guerrero con sus tres denuncias de violación a cuestas o Jorge Hank en Baja California que amén de sus excentricidades de tener animales salvajes (algunos en peligro de extinción) como atesoradas propiedades, expresa ante los medios de comunicación tan campante que: “…como que a las mujeres se les bajó la inteligencia, antes eran mas abusadas…agarraban a quien las mantenía…”

Esos candidatos y dirigentes de octava, trogloditas del siglo XXI, de ninguna manera representan a la sociedad moderna, respetuosa de los derechos humanos y pujante que México necesita. No tienen calidad moral ni política para siquiera ser candidatos, menos ostentar un cargo público pero al fin son avalados por sus institutos políticos; ¡Que vivan los violentos! Es el mensaje de dichos postulantes y postulados. Tanto peca el que mata la vaca como quien le agarra la pata. Con todo y todo, avanzamos. A las mujeres #NadaNosDetendrá.