/ lunes 20 de septiembre de 2021

Valemos igual: Ale

Ale es una joven que está iniciando su negocio en la ciudad empresarial por excelencia en México; Monterrey, Nuevo León.

Preparada y llena de la ilusión que le impulsa a construirse un patrimonio junto con su pareja, inició la distribución de cosméticos orgánicos mexicanos. Un primer buen pedido los llenó de entusiasmo, pero al entregar la mercancía y proceder al pago, el cliente le espetó “lo veo con tu compañero, yo se que tu no puedes ver temas de dinero”.

Ale escribió entonces en sus redes sociales: “ese hombre habló conmigo de forma evasiva y sin verme a los ojos, y cuando habló con mi compañero fue de manera alegre, entusiasta y de par a par, este hombre y muchos más existen en nuestro planeta, país y ciudad”. Asombrada, sintió por vez primera que ser mujer era razón “válida” para ser discriminada al hacer negocios. Cientos de miles de mujeres son y hemos sido Ale.

Es tan insostenible seguir cerrando los ojos ante la desigualdad de ingreso y participación en el mercado laboral mexicano entre mujeres y hombres que el ex secretario de hacienda, Arturo Herrera, en la Reunión Anual de Industriales 2019 organizada por la Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN) dijo "Nuestro país crece poco porque la participación femenina es muy, muy baja".

Expuso que México tiene una participación en el mercado laboral de solo 58% de las mujeres de entre 25 y 54 años, mientras que en Uruguay es de 80.5%, en Perú de 79.6%, en Brasil de 70.3%, en Argentina de 66.6% y en El Salvador de 60.4%. Así también expresó: "Si tuviéramos los indicadores de Argentina, muy cercanos a la media de América Latina, se incorporarían 4.3 millones de mujeres adicionales al mercado laboral, algo que ayudaría a producir más y detonar el crecimiento económico nacional en un 7% anual”.

Todas las mediciones internacionales y nacionales son negativas para las mujeres. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en México la brecha era de 18.8% en 2019 (muy por encima del promedio de 13%).

El estudio Discriminación Estructural y Desigualdad Social, realizado por SEGOB, CONAPRED y CEPAL, indica que a posiciones ocupacionales y escolaridades similares, los hombres reciben en promedio un ingreso laboral por hora trabajada 34% mayor al de las mujeres. Esto es, que éste debería incrementarse en más de un tercio para ser equivalente al de los hombres. Global Wage Report 2018, con el método de medición “brecha salarial de género ponderada por factores” revela que en más del 70% de los países cubiertos en el informe, la brecha se ha subestimado. Como resultado, la estimación global aumenta del 16% al 19%.

Causas para la desigualdad son, entre otras, el machismo acendrado que perpetúa los roles y estereotipos de género, la falta de políticas públicas que faciliten a las mujeres el equilibrio de cuidados domésticos y actividad profesional (por ejemplo la falta del programa de estancias infantiles), políticas empresariales rígidas y creencias como que las mujeres dejan el trabajo ante matrimonio y maternidad, cuando la realidad dice exactamente lo contrario; según datos oficiales (Censo, 2020), una de las principales transformaciones de los hogares mexicanos ha sido el aumento de los jefaturados por mujeres, a saber: del 25% en 2010 (6.9 millones de hogares) al 33% en 2020 (11.5 millones de hogares); mientras que los de jefatura masculina crecieron solo 4.4% en el mismo periodo; mujeres que dan sustento y educación a sus hijos porque su esposo se fue de la casa, las abandonó, enviudaron o por decisión propia.

Ante semejante realidad, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró desde el 2020 al 18 de septiembre como Día Internacional de la Igualdad Salarial. Acciones para ir cerrando esta injustísima brecha se dan en lo colectivo y en lo individual.

Así, por ejemplo, 50 Mas 1, A.C. teniendo como parte fundamental de su agenda el fortalecimiento de la economía de las mujeres, firmó con CONCAMIN, el Acuerdo por la Democracia Paritaria, que compromete a dicho organismo a facilitar y promover el ingreso de mas mujeres a la actividad industrial.

Por su parte, Ale, que no es activista, legisladora o política da en el Santo Grial de la igualdad sustantiva cuando hace el siguiente llamado desde su red social: Hoy quiero invitar a todas a que luchen por sus sueños, que se hagan escuchar y no se dejen minusvalorar por aquellos hombres machistas que existen en nuestra sociedad. NOSOTRAS valemos lo mismo que ustedes, hombres.

Nada mas que agregar.

Ale es una joven que está iniciando su negocio en la ciudad empresarial por excelencia en México; Monterrey, Nuevo León.

Preparada y llena de la ilusión que le impulsa a construirse un patrimonio junto con su pareja, inició la distribución de cosméticos orgánicos mexicanos. Un primer buen pedido los llenó de entusiasmo, pero al entregar la mercancía y proceder al pago, el cliente le espetó “lo veo con tu compañero, yo se que tu no puedes ver temas de dinero”.

Ale escribió entonces en sus redes sociales: “ese hombre habló conmigo de forma evasiva y sin verme a los ojos, y cuando habló con mi compañero fue de manera alegre, entusiasta y de par a par, este hombre y muchos más existen en nuestro planeta, país y ciudad”. Asombrada, sintió por vez primera que ser mujer era razón “válida” para ser discriminada al hacer negocios. Cientos de miles de mujeres son y hemos sido Ale.

Es tan insostenible seguir cerrando los ojos ante la desigualdad de ingreso y participación en el mercado laboral mexicano entre mujeres y hombres que el ex secretario de hacienda, Arturo Herrera, en la Reunión Anual de Industriales 2019 organizada por la Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN) dijo "Nuestro país crece poco porque la participación femenina es muy, muy baja".

Expuso que México tiene una participación en el mercado laboral de solo 58% de las mujeres de entre 25 y 54 años, mientras que en Uruguay es de 80.5%, en Perú de 79.6%, en Brasil de 70.3%, en Argentina de 66.6% y en El Salvador de 60.4%. Así también expresó: "Si tuviéramos los indicadores de Argentina, muy cercanos a la media de América Latina, se incorporarían 4.3 millones de mujeres adicionales al mercado laboral, algo que ayudaría a producir más y detonar el crecimiento económico nacional en un 7% anual”.

Todas las mediciones internacionales y nacionales son negativas para las mujeres. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en México la brecha era de 18.8% en 2019 (muy por encima del promedio de 13%).

El estudio Discriminación Estructural y Desigualdad Social, realizado por SEGOB, CONAPRED y CEPAL, indica que a posiciones ocupacionales y escolaridades similares, los hombres reciben en promedio un ingreso laboral por hora trabajada 34% mayor al de las mujeres. Esto es, que éste debería incrementarse en más de un tercio para ser equivalente al de los hombres. Global Wage Report 2018, con el método de medición “brecha salarial de género ponderada por factores” revela que en más del 70% de los países cubiertos en el informe, la brecha se ha subestimado. Como resultado, la estimación global aumenta del 16% al 19%.

Causas para la desigualdad son, entre otras, el machismo acendrado que perpetúa los roles y estereotipos de género, la falta de políticas públicas que faciliten a las mujeres el equilibrio de cuidados domésticos y actividad profesional (por ejemplo la falta del programa de estancias infantiles), políticas empresariales rígidas y creencias como que las mujeres dejan el trabajo ante matrimonio y maternidad, cuando la realidad dice exactamente lo contrario; según datos oficiales (Censo, 2020), una de las principales transformaciones de los hogares mexicanos ha sido el aumento de los jefaturados por mujeres, a saber: del 25% en 2010 (6.9 millones de hogares) al 33% en 2020 (11.5 millones de hogares); mientras que los de jefatura masculina crecieron solo 4.4% en el mismo periodo; mujeres que dan sustento y educación a sus hijos porque su esposo se fue de la casa, las abandonó, enviudaron o por decisión propia.

Ante semejante realidad, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró desde el 2020 al 18 de septiembre como Día Internacional de la Igualdad Salarial. Acciones para ir cerrando esta injustísima brecha se dan en lo colectivo y en lo individual.

Así, por ejemplo, 50 Mas 1, A.C. teniendo como parte fundamental de su agenda el fortalecimiento de la economía de las mujeres, firmó con CONCAMIN, el Acuerdo por la Democracia Paritaria, que compromete a dicho organismo a facilitar y promover el ingreso de mas mujeres a la actividad industrial.

Por su parte, Ale, que no es activista, legisladora o política da en el Santo Grial de la igualdad sustantiva cuando hace el siguiente llamado desde su red social: Hoy quiero invitar a todas a que luchen por sus sueños, que se hagan escuchar y no se dejen minusvalorar por aquellos hombres machistas que existen en nuestra sociedad. NOSOTRAS valemos lo mismo que ustedes, hombres.

Nada mas que agregar.