/ miércoles 13 de abril de 2022

Visión Empresarial | Lo que nos deja la consulta de revocación

El fortalecer nuestra democracia participativa es la principal lección que se queda de la pasada Consulta de Revocación de Mandado, sobre todo porque fue la primera que vivimos en México y quedó claro que hay mucho por aprender y mejorar si queremos que este mecanismo de participación ciudadana no quede en letra muerta.

Además, esta claro que los ciudadanos hemos ido ganando terreno frente al poder público, particularmente durante los últimos 31 años, desde la creación del IFE (ahora INE). Nuestra Constitución es precisamente el principal mecanismo de contención de los abusos del poder; no está redactada para limitar nuestros derechos, sino al contrario para reconocerlos y protegerlos, a quien limita es a las autoridades.

Las reformas constitucionales de hace pocos años hicieron posible que participemos aún más en la evaluación de nuestros gobernantes y así juzgar si deben permanecer en su cargo o que éste les sea revocado por haber perdido la confianza de los ciudadanos. Por desgracia, el primer ejercicio de consulta sobre revocación de mandato, no entusiasmó a los electores sino al gobierno y su partido y el resultado fueron recurrentes violaciones a la ley por parte de funcionarios públicos y una baja participación el pasado domingo 10 de abril.

Si revisamos algunos temas, por ejemplo en materia legal, desde el inicio hubo “trampa” si consideramos que lejos de ser una iniciativa solicitada auténticamente por los ciudadanos, fue el propio gobierno y su partido quienes la promovieron. Se perdió el objetivo central y se violaron sistemáticamente la ley y las normas por parte de funcionarios, legisladores, gobernadores y alcaldes.

En materia política, la constante fue la manipulación desde las autoridades para obtener beneficio político; el colmo de ello fue que hubo al menos 18 mil firmas de personas muertas que supuestamente estaban a favor de la consulta. Se cambió el espíritu de este ejercicio al buscar que pasara de ser uno de revocación a uno de ratificación, figura que no se encuentra regulada en nuestra Constitución.

Lo destacable es la organización del consulta por parte del INE, la cual fue un éxito y cumplió con crecer su misión, pese a haber sufrido un severo recorte presupuestal para este ejercicio. De 3,830 millones de pesos que requería, solo le fueron otorgados 1,567 millones, es decir, menos de la mitad. No obstante, logró instalar casi la totalidad de las 57 mil casillas (excepto únicamente 20). Asimismo, cumplió en tiempo y forma al capacitar a los funcionarios de las mesas; promovió debidamente la revocación en todos los medios de comunicación y redes sociales.

Además, hizo cumplir el Estado de Derecho al dictar medidas cautelares ante la constante y sistemática violación de las normas por parte de funcionarios, legisladores, gobernadores y miembros del partido en el poder. Hubo más de 170 quejas por parte de diversos sectores desde ciudadanos, organismos de la sociedad civil y legisladores, todas confirmadas y sancionadas por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Esto fue muy grave: En ningún proceso electoral habíamos tenido tantas quejas.

El tema más destacado de la jornada fue la baja participación ciudadana. De 92 millones 823 mil posibles votantes, según los resultados preliminares dados a conocer por el INE la noche del domingo, sólo participaron entre el 17 y 18.2 por ciento. Y no será vinculante, es decir, su resultado no será obligatorio puesto que se quedó lejos de la meta, no participaron los 37.1 millones de ciudadanos requeridos.

Con estas cifras no se puede declarar un ganador; perdimos todos como sociedad. Perdimos la oportunidad de que este mecanismo ganara la confianza de los ciudadanos y cumpliera su función para evaluar el desempeño gubernamental; perdimos económicamente miles de millones de pesos que podrían haberse utilizado para la compra de medicamentos, quimioterapias o vacunas tan necesarias para salvar vidas; Perdimos en materia de legalidad, los servidores públicos que deberían ser ejemplo en el respeto y cumplimiento a la ley, resultaron los primeros en violarla con acciones proselitistas.

La baja participación ciudadana es atribuible a que desde un inicio esta consulta de revocación no surgió de una legítima solicitud ciudadana. Las violaciones a la ley y la manipulación del ejercicio terminaron por desanimar a los ciudadanos. Sin embargo, una vez más el INE demostró estar a la altura y ser un garante de nuestra democracia. El llamado a todos los actores políticos y ciudadanos a que aprendamos de las lecciones que dejó este ejercicio y aprovechemos para mejorarlo en el futuro. La ciudadanía debe ser revalorada, la ley respetada y la democracia ejercida.

El fortalecer nuestra democracia participativa es la principal lección que se queda de la pasada Consulta de Revocación de Mandado, sobre todo porque fue la primera que vivimos en México y quedó claro que hay mucho por aprender y mejorar si queremos que este mecanismo de participación ciudadana no quede en letra muerta.

Además, esta claro que los ciudadanos hemos ido ganando terreno frente al poder público, particularmente durante los últimos 31 años, desde la creación del IFE (ahora INE). Nuestra Constitución es precisamente el principal mecanismo de contención de los abusos del poder; no está redactada para limitar nuestros derechos, sino al contrario para reconocerlos y protegerlos, a quien limita es a las autoridades.

Las reformas constitucionales de hace pocos años hicieron posible que participemos aún más en la evaluación de nuestros gobernantes y así juzgar si deben permanecer en su cargo o que éste les sea revocado por haber perdido la confianza de los ciudadanos. Por desgracia, el primer ejercicio de consulta sobre revocación de mandato, no entusiasmó a los electores sino al gobierno y su partido y el resultado fueron recurrentes violaciones a la ley por parte de funcionarios públicos y una baja participación el pasado domingo 10 de abril.

Si revisamos algunos temas, por ejemplo en materia legal, desde el inicio hubo “trampa” si consideramos que lejos de ser una iniciativa solicitada auténticamente por los ciudadanos, fue el propio gobierno y su partido quienes la promovieron. Se perdió el objetivo central y se violaron sistemáticamente la ley y las normas por parte de funcionarios, legisladores, gobernadores y alcaldes.

En materia política, la constante fue la manipulación desde las autoridades para obtener beneficio político; el colmo de ello fue que hubo al menos 18 mil firmas de personas muertas que supuestamente estaban a favor de la consulta. Se cambió el espíritu de este ejercicio al buscar que pasara de ser uno de revocación a uno de ratificación, figura que no se encuentra regulada en nuestra Constitución.

Lo destacable es la organización del consulta por parte del INE, la cual fue un éxito y cumplió con crecer su misión, pese a haber sufrido un severo recorte presupuestal para este ejercicio. De 3,830 millones de pesos que requería, solo le fueron otorgados 1,567 millones, es decir, menos de la mitad. No obstante, logró instalar casi la totalidad de las 57 mil casillas (excepto únicamente 20). Asimismo, cumplió en tiempo y forma al capacitar a los funcionarios de las mesas; promovió debidamente la revocación en todos los medios de comunicación y redes sociales.

Además, hizo cumplir el Estado de Derecho al dictar medidas cautelares ante la constante y sistemática violación de las normas por parte de funcionarios, legisladores, gobernadores y miembros del partido en el poder. Hubo más de 170 quejas por parte de diversos sectores desde ciudadanos, organismos de la sociedad civil y legisladores, todas confirmadas y sancionadas por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Esto fue muy grave: En ningún proceso electoral habíamos tenido tantas quejas.

El tema más destacado de la jornada fue la baja participación ciudadana. De 92 millones 823 mil posibles votantes, según los resultados preliminares dados a conocer por el INE la noche del domingo, sólo participaron entre el 17 y 18.2 por ciento. Y no será vinculante, es decir, su resultado no será obligatorio puesto que se quedó lejos de la meta, no participaron los 37.1 millones de ciudadanos requeridos.

Con estas cifras no se puede declarar un ganador; perdimos todos como sociedad. Perdimos la oportunidad de que este mecanismo ganara la confianza de los ciudadanos y cumpliera su función para evaluar el desempeño gubernamental; perdimos económicamente miles de millones de pesos que podrían haberse utilizado para la compra de medicamentos, quimioterapias o vacunas tan necesarias para salvar vidas; Perdimos en materia de legalidad, los servidores públicos que deberían ser ejemplo en el respeto y cumplimiento a la ley, resultaron los primeros en violarla con acciones proselitistas.

La baja participación ciudadana es atribuible a que desde un inicio esta consulta de revocación no surgió de una legítima solicitud ciudadana. Las violaciones a la ley y la manipulación del ejercicio terminaron por desanimar a los ciudadanos. Sin embargo, una vez más el INE demostró estar a la altura y ser un garante de nuestra democracia. El llamado a todos los actores políticos y ciudadanos a que aprendamos de las lecciones que dejó este ejercicio y aprovechemos para mejorarlo en el futuro. La ciudadanía debe ser revalorada, la ley respetada y la democracia ejercida.