/ viernes 18 de septiembre de 2020

¡Vive México!

¡Vive patria nuestra! Te acecha constante la maldad. En tu universo caben nuestras “patrias personales”. Por mis padres, eres mi patria. Por mí, serás la patria de mis hijos. En el sagrado altar de cada “patria familiar” se venera a los mayores que se fueron. Culto domestico de sentida solemnidad, mi personal religión, mis orígenes, mis costumbres. Tu presides la risueña comarca santanera para mi corazón. La más linda que pudo haber cincelado el escultor eterno. Tu panteón municipal, “el Carmen”, es canto de tristeza y de amor para mis seres queridos, cuyos huesos ahí están para lo eterno. En este aniversario, ¡vive mi México! El de todos, donde pueblos, razas, idiomas y costumbres coexistimos. Escenario de agitados avatares y encendidos anhelos. Tu existencia independiente significa dolor de parto, alegría de fiesta, esperanza de recién nacido, sangre y fuego. Tu escenario, desiertos, montañas, selvas, mares y bosques, cementeras, minas y petróleo. Riqueza hoy contaminada por tus hijos. En Noruega, los ciudadanos reciben cada año un bono personal petrolero. A los mexicanos hoy nos agobia el peso de una impagable deuda externa. En el histórico arco desde 1810 hasta el día de hoy, padeciste alumbramiento sangriento y doloroso. Tu infancia y juventud entre guerras civiles, invasiones, golpes de estado, robo de tus riquezas petroleras, argentíferas, artísticas, marítimas, agrícolas, naturales. La mexicana plata deslumbró al mundo. Con la esclavitud de tus hijos se edificó Ciudad de México. Las manos de tus indios rasguñaron hasta vaciar las entrañas mineras. La encomienda enriqueció hasta la locura al extranjero. Estos, eran tan pocos, que tenían que torturar y matar para imponerse. No hubo encuentro de dos culturas. Hubo sí, un exterminio racial que sepultó un ayer para que brotara el hoy.

¡Patria desgarrada!, te cercenaron girones gigantescos. Pisotearon tu soberanía, invadieron tus puertos. Tu casa nacional, vergonzosamente ha visto ondear banderas extranjeras. La deuda ajena nos agobia. Las amenazas cotidianas. Cada invasor impuso depredadoras condiciones. Hasta un güerito emperador amanerado vino a gobernarte. El indio de Guelatao te defendió y fusiló al invasor. A la fecha, patria mía, hijos espurios no te quieren independiente ni soberana.

En tu geográfica entraña, que todo lo cultiva y lo provee, caben razas, idiomas, costumbres y tradiciones varias que aún se acrisolan. Solo destruyendo tu capital te dominaron, la superioridad de las armas y destructoras epidemias ayudaron. Padeciste trescientos años de esclavitud.Transitaste del “México bárbaro” a la “paz porfiriana” con la desgracia del “mátalos en caliente”. La cultura francesa te colonizó. Capital foráneo te construyó ferrocarriles, saqueó tu petróleo, minas, costas, riquezas agrícolas y forestales. Tus pueblos originarios, sometidos, robados, con dioses ajenos y a la orden de los “señoritos”. Relegados a los cerros. Despojados y humillados. “Chihuahua es mío, yo no soy de Chihuahua” decía Terrazas. Se prohijó la norteña revolución.

¡Patria ensangrentada! Cárdenas edificó parte del sueño revolucionario. Lucha intestina cuyo costo en muertes fue de millones. Una histórica hambruna. “Gorilatos”, asesinatos políticos, ir y venir de caudillos y la mano siempre acechante de la potencia extranjera. “hay México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”, dijo Díaz en Veracruz al marcharse. Cuantos nuevos ricos produjo la post revolución. Eres la patria de un “priato” que construyo, es cierto, pero ahora es repudiado por vendepatrias y cínicos. De un “panato” que se olvidó de sus principios y llora por el reciente ayer, de riquezas y privilegios.

¡Patria saqueada! Ya mero vendían los huesos históricos de Hidalgo. Endrogaron al país en desventaja, se enriquecieron a placer. Permitieron la voluntad política al nivel de la componenda, el mercado y el interés personal. Contrataron en desventaja para México. Hicieron de los trastupijes su conducta diaria. Regalaron riqueza social, ferrocarriles, aeropuertos, territorio, riquezas energéticas y en el colmo del cinismo, algunos ex gobernantes ahora trabajan para los beneficiados.

¡Patria enferma! hoy acechada por la muerte. En este aniversario no será ni el folclor ni la comida ni el tequila ni los discursos, sino nuestros esfuerzos y acciones, honestidad y buena fe, quienes hagan triunfar tu luminosa existencia. Hay hijos malditos de este suelo que todos los días conspiran para destruir lo que el pueblo determinó en las urnas. La noche del quince no faltaron los vándalos en el paseo de la Reforma citadino. Los multimillonarios engendros de la postrevolución, bisnietos de Maximiliano, añorantes del porfiriato, parias del “priato”, y rengados del “panato” no quieren la equidad ni la soberanía.

¡Vive México!, ¡vive patria nuestra!, ¡vive en la esperanza!, ¡vive en la fe! De que quienes te amamos, te habremos de edificar un futuro que esté a la medida de nuestro amor.

¡Vive patria nuestra! Te acecha constante la maldad. En tu universo caben nuestras “patrias personales”. Por mis padres, eres mi patria. Por mí, serás la patria de mis hijos. En el sagrado altar de cada “patria familiar” se venera a los mayores que se fueron. Culto domestico de sentida solemnidad, mi personal religión, mis orígenes, mis costumbres. Tu presides la risueña comarca santanera para mi corazón. La más linda que pudo haber cincelado el escultor eterno. Tu panteón municipal, “el Carmen”, es canto de tristeza y de amor para mis seres queridos, cuyos huesos ahí están para lo eterno. En este aniversario, ¡vive mi México! El de todos, donde pueblos, razas, idiomas y costumbres coexistimos. Escenario de agitados avatares y encendidos anhelos. Tu existencia independiente significa dolor de parto, alegría de fiesta, esperanza de recién nacido, sangre y fuego. Tu escenario, desiertos, montañas, selvas, mares y bosques, cementeras, minas y petróleo. Riqueza hoy contaminada por tus hijos. En Noruega, los ciudadanos reciben cada año un bono personal petrolero. A los mexicanos hoy nos agobia el peso de una impagable deuda externa. En el histórico arco desde 1810 hasta el día de hoy, padeciste alumbramiento sangriento y doloroso. Tu infancia y juventud entre guerras civiles, invasiones, golpes de estado, robo de tus riquezas petroleras, argentíferas, artísticas, marítimas, agrícolas, naturales. La mexicana plata deslumbró al mundo. Con la esclavitud de tus hijos se edificó Ciudad de México. Las manos de tus indios rasguñaron hasta vaciar las entrañas mineras. La encomienda enriqueció hasta la locura al extranjero. Estos, eran tan pocos, que tenían que torturar y matar para imponerse. No hubo encuentro de dos culturas. Hubo sí, un exterminio racial que sepultó un ayer para que brotara el hoy.

¡Patria desgarrada!, te cercenaron girones gigantescos. Pisotearon tu soberanía, invadieron tus puertos. Tu casa nacional, vergonzosamente ha visto ondear banderas extranjeras. La deuda ajena nos agobia. Las amenazas cotidianas. Cada invasor impuso depredadoras condiciones. Hasta un güerito emperador amanerado vino a gobernarte. El indio de Guelatao te defendió y fusiló al invasor. A la fecha, patria mía, hijos espurios no te quieren independiente ni soberana.

En tu geográfica entraña, que todo lo cultiva y lo provee, caben razas, idiomas, costumbres y tradiciones varias que aún se acrisolan. Solo destruyendo tu capital te dominaron, la superioridad de las armas y destructoras epidemias ayudaron. Padeciste trescientos años de esclavitud.Transitaste del “México bárbaro” a la “paz porfiriana” con la desgracia del “mátalos en caliente”. La cultura francesa te colonizó. Capital foráneo te construyó ferrocarriles, saqueó tu petróleo, minas, costas, riquezas agrícolas y forestales. Tus pueblos originarios, sometidos, robados, con dioses ajenos y a la orden de los “señoritos”. Relegados a los cerros. Despojados y humillados. “Chihuahua es mío, yo no soy de Chihuahua” decía Terrazas. Se prohijó la norteña revolución.

¡Patria ensangrentada! Cárdenas edificó parte del sueño revolucionario. Lucha intestina cuyo costo en muertes fue de millones. Una histórica hambruna. “Gorilatos”, asesinatos políticos, ir y venir de caudillos y la mano siempre acechante de la potencia extranjera. “hay México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”, dijo Díaz en Veracruz al marcharse. Cuantos nuevos ricos produjo la post revolución. Eres la patria de un “priato” que construyo, es cierto, pero ahora es repudiado por vendepatrias y cínicos. De un “panato” que se olvidó de sus principios y llora por el reciente ayer, de riquezas y privilegios.

¡Patria saqueada! Ya mero vendían los huesos históricos de Hidalgo. Endrogaron al país en desventaja, se enriquecieron a placer. Permitieron la voluntad política al nivel de la componenda, el mercado y el interés personal. Contrataron en desventaja para México. Hicieron de los trastupijes su conducta diaria. Regalaron riqueza social, ferrocarriles, aeropuertos, territorio, riquezas energéticas y en el colmo del cinismo, algunos ex gobernantes ahora trabajan para los beneficiados.

¡Patria enferma! hoy acechada por la muerte. En este aniversario no será ni el folclor ni la comida ni el tequila ni los discursos, sino nuestros esfuerzos y acciones, honestidad y buena fe, quienes hagan triunfar tu luminosa existencia. Hay hijos malditos de este suelo que todos los días conspiran para destruir lo que el pueblo determinó en las urnas. La noche del quince no faltaron los vándalos en el paseo de la Reforma citadino. Los multimillonarios engendros de la postrevolución, bisnietos de Maximiliano, añorantes del porfiriato, parias del “priato”, y rengados del “panato” no quieren la equidad ni la soberanía.

¡Vive México!, ¡vive patria nuestra!, ¡vive en la esperanza!, ¡vive en la fe! De que quienes te amamos, te habremos de edificar un futuro que esté a la medida de nuestro amor.