Por medio de una excelente selección de vinos mexicanos de la casa Cordus, hecha por Miriam Araujo, propietaria del restaurante bar Con Té María, amantes del vino, guiados por el sommelier Carlos Rivera, realizaron una cata a tres bebidas, con diferente añejamiento experimentando una inigualable explosión de sabores en el paladar.
Los vinos catados esa noche fueron dos tintos y uno rosado, que por tener cada uno diferente tiempo de añejamiento en las barricas de roble, presentan sabores distintos.
Los catadores realizaron las tres fases más importantes que son: la fase visual, en la que observan detenidamente el color del vino; la olfativa, donde, por medio del olfato se trata de distinguir los frutos con los que se elaboró la bebida; y por último la gustativa, fase en la que se aprecia su sabor, textura, y se conoce si es un vino corto, mediano o largo.
Terminada la cata, los asistentes degustaron una exquisita selección de carnes frías y quesos, que disfrutaron aún más, al escuchar las melódicas notas del saxofón, que hicieron la velada bohemia.
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