Para describir el trabajo de la novelista Katherine Howe tenemos que comenzar por decir que es descendiente de dos mujeres acusadas de brujería en Salem en el año de 1692, Elizabeth Howe y Elizabeth Proctor, hecho que marcó su interés por investigar historias que se caracterizan por su reflexión hacia temas místicos para luego plasmarlas en sus libros.
Howe se ha especializado en historia de Estados Unidos y Nueva Inglaterra por lo que sus estudios le han permitido desarrollar su trabajo de novelista desde un punto de vista lo más apegado a la realidad, acorde a los testimonios que existen al respecto.
De hecho, su primera novela “The Physick Book of Deliverance Dane” (2009) aborda los juicios de Salem en el que se acusó a un centenar de personas por el delito de brujería.
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El carácter histórico de sus novelas en las que incorpora elementos de ficción son una vehículo para invitar a sus lectores a la reflexión sobre la existencia de fenómenos que están fuera de la explicación científica, a lo que la autora se refiere como “la naturaleza contingente de la realidad y la creencia”.
Su libro de no ficción “El libro de las brujas: Casos de brujería en Inglaterra y en las colonias norteamericana” (2014) reúne documentos relacionados con los procesos de brujería desde el siglo XVI hasta principios del siglo XIX, de tal forma que es un repaso por oscuros momentos de la historia en los que mujeres y hombres fueron ejecutados por cargos poco claros y comprensibles para la sociedad actual.
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Desde su perspectiva como historiadora y académica, Howe busca a través de sus textos visibilizar una parte de la historia y al mismo tiempo explicar los sistemas de comunidad y de creencias que marcaron el modo de vida de aquellas sociedades, tal y como lo menciona en una entrevista para el medio estadounidense Jezebel.com.
Quería subrayar el hecho de que para la gente de los Estados Unidos, la brujería era real y racional. Formaba parte de un sistema intelectual y espiritual más amplio; tenía una función, tanto en el extremo superior de la cultura (en términos de cosificar el dogma sexista y las estructuras de poder), pero también tenía una función a nivel interpersonal (ayudar a las personas a afrontar la tragedia y la injusticia). Entonces, la brujería desempeñó un papel social, y lo hizo muy bien, y continuó haciéndolo mucho después de que la brujería dejó de ser ilegal. No nos despertamos en un ataque de iluminación después de Salem ni nada,mencionó la escritora.
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La brujería tiene mucho que ver con el poder y seguimos interesados en ella por eso. Por supuesto, lo que amenaza a un sistema religioso moderno temprano no lo es de la misma manera hoy. Tenemos diferentes fuentes de autoridad. En ese entonces, no había diferencia entre el gobierno y la iglesia y la ciencia,afirmó Katherine Howe.
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