Las vivencias de la artista alemana Käthe Kollwitz durante la Primera Guerra Mundial fueron un factor fundamental en la temática de su obra ligada fuertemente a la crítica contra los conflictos bélicos y las injusticias sociales.
Hija de un militante socialista, Kollwitz creció en Prusia con la influencia de las ideas demócratas de su padre, por lo que desde su niñez la artista comenzó a interesarse por las condiciones de vida de los trabajadores, marineros y campesinos y plasmarlos en sus dibujos.
Con un talento nato para las artes plásticas, apoyada por su padre, Käthe Kollwitz se trasladó a Berlín para cursar estudios en esta disciplina, y sería en 1891 cuando conoció a Karl Köllwitz de quien se sintió atraída por sus ideas socialistas, es así que contrajeron matrimonio y la artista comenzó una de sus etapas de mayor generación de obra, debido a que a que fue testigo de las precarias condiciones de vida de la clase obrera que se convirtieron en una inspiración para sus dibujos y grabados.
Después de un periodo de calma en su vida, dedicada a sus dos hijos y a impartir clases en la Escuela de Mujeres Artistas de Berlín, en 1914 ya durante la Primera Guerra Mundial su hijo Peter de 18 años de edad fue asesinado en combate, lo que significó un duro golpe para la artista, pero también un fuerte motivo para abordar con más intensidad estos temas sobre el pacifismo.
El trabajo de la artista giró en torno a las precarias condiciones de vida de las clases más pobres durante la guerra, por lo que su trabajo fue duramente criticado por los grupos de élite en ese momento; a pesar de ello, sus piezas fueron cada vez más específicas en estas temáticas.
La escultura
- “Madre con su hijo muerto” que hoy día se encuentra en Berlín y es un monumento que recuerda a las víctimas de los conflictos bélicos
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