A finales del siglo XIX, un atroz crimen cometido en Chiautempan acaparó la atención nacional. La adinerada viuda del jefe de estación había sido asesinada por un grupo de delincuentes que irrumpió violentamente su domicilio, ubicado frente a la estación de tren.
María Luisa D´Vancia, originaria de la ciudad de Lyon, Francia, fue sorprendida mientras dormía, en cuyo crimen, se dice, estuvo involucrada la sirvienta, única acompañante de la elegante fémina.
El historiador, Alberto Hernández, relata que una noche de marzo de 1891, con la ayuda de la criada, oriunda de Ixcotla, entraron los ladrones a la casa para hurtar las cosas de valor, pero al percatarse D´Vancia de lo sucedido, inmediatamente pidió auxilio.
Ante los gritos de la mujer, los delincuentes, nerviosos por su fechoría, la amordazaron y la ataron de una soga hasta provocarle la muerte.
Lo sucedido fue noticia nacional, el homicidio de la mujer circuló por los principales medios de comunicación del país, por lo que su hermano, radicado en Puebla, se trasladó a lugar de los hechos para exigir justicia a las autoridades locales.
Al final de las indagatorias, se dio con los responsables del asesinato, del cual se comprobó la complicidad de la sirvienta.
Mientras que el dinero y las joyas fueron encontrados en un bote de petróleo enterrado en el domicilio de uno de los criminales, en Ixcotla. Los culpables fueron fusilados en un paraje entre Santa Ana e Ixcotla.
Los restos mortales de María Luisa descansan en el atrio de la capilla de la Concepción de Chiautempan
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