Desde la concepción cristiana, el carnaval marca el tiempo que antecede a la cuaresma, un periodo de regocijo, desahogo y ruptura del orden social antes del tiempo de ayuno y arrepentimiento.
El Archivo Histórico del estado resguarda uno de los documentos que marca el año de 1699 como origen de las celebraciones del carnaval de Tlaxcala, periodo en el que se multiplicaron las haciendas de diversos giros, cuyos patrones eran de origen español.
Sus continuas celebraciones y banquetes incitaban a que los indígenas tlaxcaltecas codiciaran esa vida llena de comodidades.
En respuesta, los tlaxcaltecas comenzaron a realizar fiestas en las calles, plazuelas y centros de reunión donde imitaban los bailes de sus patrones, satirizando su música, forma de vestir, de hablar y su vida burguesa en general.
Cada uno de los 60 municipios de la entidad, tiene una versión de sus danzantes de carnaval que se identifica por las variantes desde la vestimenta, música, coreografías y las propias escenificaciones que tiene el lugar durante la celebración.
PARTICIPACIÓN DE LA MUJER
La participación de las mujeres en el carnaval se normalizó a mediados del siglo XX, con base en documentos antiguos, se cree que en épocas anteriores era limitada la incorporación femenil en las camadas y cuadrillas.
Incluso parecía existir la idea sádica de que la presencia de las mujeres en el espacio público incitaba a mayores desordenes, por ello, en la actualidad, puede observarse que en algunas regiones de Tlaxcala las camadas se integran por hombres disfrazado de mujeres.
PARA SABER MÁS
La etimología y origen de la palabra carnaval proviene del término italiano ‘carne-vale’, que significa adiós a la carne y hace alusión a la despedida de los placeres
La reina de carnaval representa el pecado de la carne.
Los carros alegóricos, además de ser parte de una representación, ayudan a contar historias.
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