Mariana Enriquez, la revulsiva de la literatura de terror en América Latina

Mariana Enríquez le dio un sentido más latinoamericano al género, que es poco reconocido por la Academia

Kevin Aragón

  · martes 1 de noviembre de 2022

El cuento Las cosas que perdimos en el fuego será llevado al cine / Foto: Cortesía Feria del Libro de Argentina

Ella no quería que nada de esto pasara… ni las entrevistas, ni los reconocimientos, ni las conferencias magistrales, mucho menos las giras internacionales. Ella no soñaba con formar parte de la “nueva narrativa argentina”, ni que la llamaran “la rock star del terror”. Y, sin embargo, a donde quiera que se presenta Mariana Enríquez, las masas devoradoras de libros la siguen y llenan auditorios. Los que se quedan afuera quisieran, en su resignación, romper las puertas o colarse por las ventanas, como en una película de muertos vivientes.

Explora los miedos cotidianos

Nacida en 1973 en el seno de una familia lectora, de padre ingeniero y madre médica, e influenciada por las historias y supersticiones que le contaba su abuela, “Enríquez es una de las escritoras que mejor representa el nuevo movimiento de autoras que han incursionado en géneros que antes eran poco trabajados, como el terror y lo fantástico, durante las primeras dos décadas del siglo XXI. A nivel latinoamericano es la figura más importante del presente”, comenta Alejandra Matto, fundadora del Seminario de Literatura Fantástica Hispanoamericana de la UNAM, quien, en entrevista con El Sol de México, explica la importancia de esta autora.

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Ella tan sólo respondió a una necesidad que se había vuelto casi física: querer encontrar en la literatura aquello que le pasaba: Un Buenos Aries, una Argentina tan igual a “un guepardo callejero con el corazón lleno de napalm”, es decir, crudos y reales, tan influenciado ya por la globalización, el rock, el punk y las drogas, como dice en su libro El otro lado, donde confiesa sus placeres y fetiches por el periodismo cultural y de espectáculos en el que incursionó con gran pasión.

Es por eso que “vino a cubrir una ausencia muy importante en algunas literaturas y realidades del terror de América Latina que está en conexión con lo social, un terror que habla de miedos cotidianos que sufrimos en los países de Latinoamérica, que se desdibuja de los conceptos clásicos del terror anglosajón, aunque mantiene varios de ellos, como el suspenso y la creación de atmósferas”, según menciona Matto, tan identificables en autores que Mariana Enríquez admira como Stephen King, H. P Lovecraft, pero también realistas, entre ellos Emiliy Brontë o Raymond Carver y latinoamericanos como Roberto Bolaño, Juan Carlos Onetti y Jorge Luis Borges.

LLEGARÁ AL CINE

Esto se pude ver desde su primera novela Bajar es lo peor, escrita en 1995, cuando apenas tenía 21 años, la cual retrata la inquietud de los jóvenes de su momento, como la ansiedad adolescente, el alcohol, la sexualidad, las drogas y el rock. Por este libro la prensa la nombró como “la más joven de las escritoras de Argentina".”, mote que nunca llegó a entender, sobre todo porque esperaban que, como se cree de todos los escritores, que dieran una opinión profunda y bien mesurada de los problemas de América Latina.

A estas obra le siguió Cómo desaparecer completamente, su segunda novela, publicada en 2004, la cual habla de un joven que enfrenta su pasado de abusos sexuales por parte de su padre, así como la crisis económica de Argentina en los años 80; y su libro Los peligros de fumar en la cama, publicado en 2009.

De sus propuestas literarias destacan también Las cosas que perdimos en el fuego, un cuento que aborda la violencia de género que será adaptado al cine por la directora inglesa Prano Brailey-Bond.

Con la novela Nuestra parte de noche, publicado en 2019, ganó el Premio Herralde de Novela ese mismo año.

También ha escrito libros de ensayo sobre algunos de sus intereses acerca de la mitología celta y egipcia; además de los libros Alguien camina sobre tu tumba. Mis viajes a cementerios, en que, desde la crónica relata su experiencia en distintos panteones del mundo; y El otro lado. Retratos, fetichismos, confesiones, en que relata su carrera sin tapujos su vida literaria y habla de escritores que han sido sus influencias.

“Ella levanta el legado de las escritoras latinoamericanas del siglo XX, como lo son Silvina Ocampo o Amparo Dávila, a la que leyó de forma tardía, pero que son parte importante de su obra. Ella nos demuestra que las escritoras han hecho una labor constante en nuestra tradición.

"Creo que lo que ha hecho es volver a demostrar que el campo editorial tiene que abrirse a su resistencia por publicar a mujeres escritoras. Enríquez es parte de ese fenómeno dual que por un lado ha hecho que las editoriales den lugar a las mujeres desde una visión feminista, pero que también nos dice que son escritoras de gran talento e inteligencia”, concluye Alejandra Mattos.



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