Pese a ser uno de los estados más pequeños de la República, Tlaxcala posee una gran riqueza cultural e histórica, no por nada, es considerada la “Cuna de la Nación”, lugar donde surgió el México que conocemos hoy.
Dado al extenso patrimonio cultural, Tlaxcala destaca en materia arqueológica, cuyo auge se dio en el periodo Epiclásico (650 a 900 d. C.), testigos del contacto entre Mesoamérica y Europa, en el siglo XVI.
Este sitio es uno de los más tempranos, su apogeo se estableció en el Epiclásico, cuyo poderío logró la hegemonía política, militar y económica en gran parte del valle tlaxcalteca, después de la caída de los cholultecas.
Destaca por su Gran Basamento que conserva pintorescas pinturas distribuidas en los templos de Venus, Rojo, Mural de la Batalla y Pórtico A.
XOCHITÉCATL
El centro ceremonial de Xochitécatl consta de una gran plaza de dos niveles sobre la que fueron construidos cuatro edificios: Edificio de la Serpiente; Edificio circular; Pirámide de las Flores, y un Basamento de los volcanes, construido entre los años 650 y 950 d.C.
Se cree que en el sitio rendían culto a deidades femeninas, debido a las múltiples ofrendas a mujeres halladas en el lugar. En el tema económico, al igual que Cacaxtla, tuvo un papel importante en la administración y el dominio de esta región del valle de Puebla-Tlaxcala, pues controlaba la entrada y salida de productos que provenían de la costa del Golfo y Oaxaca.
Ubicado a un costado de la Parroquia de la comunidad de San Francisco Ocotelulco, este sitio estaca su edificio de tres fases constructivas, en la más antigua se alza un “altar policromo” con forma de prisma trapezoidal, la cual ha sido vinculado con el dios Tezcatlipoca.
TIZATLÁN
Esta zona arqueológica desciende política y socialmente de Ocotelulco, pues de acuerdo a los estudios históricos, se pudo haber fundado por de descendiente de Tzompane, un caudillo que se rebeló ante el señorío de Ocotelulco, estableciendo su propia comunidad, de acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Este pueblo data del Posclásico, sin embargo, no pertenece a la llamada confederación de señoríos, la cual entabló contacto con los españoles en 1519. En realidad, se trataba de un poblado acolhua sujeto al reino de Texcoco, a su vez integrante de la Triple Alianza con Tacuba y Tenochtitlan, de allí que fungiera como un puesto ‘frontera’ del poderío mexica en la región donde iniciaba el territorio de los tlaxcaltecas.
- *Con información del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
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