Las sirenas han estado en la imaginación de los seres humanos desde tiempos inmemoriales y están presentes en los relatos de diversas culturas alrededor del mundo.
En Tlaxcala, hace aproximadamente 50 años atrás, en la comunidad de Santiago Tlacochcalco, en Tepeyanco, cuyo lugar está ubicado a la orilla de la Laguna de Acuitlaplico, se tenía la creencia que en este cuerpo de agua vivía una sirena.
Los pobladores comentan que, cerca de la medianoche, solían escuchar su melodioso canto, pero sabedores de lo que se cuenta sobre estas fantásticas criaturas, sentían un gran temor y evitaban salir a toda costa de sus hogares.
María López, vecina del lugar con 70 años de edad, narró que al poco tiempo de haber llegado al poblado y estando sola en su casa, que se encuentra muy cerca de la laguna, escuchó una especie de canto que provenía del lago, hecho que le pareció muy extraño y dejó en ella cierta curiosidad por saber qué clase de animal era capaz de emitir tan peculiar sonido. Tuvo deseos de salir a buscar al causante del melodioso ruido, pero la obscuridad de la noche se impuso y sintió temor de salir.
A la mañana siguiente, platicó a sus vecinos lo acontecido, quienes, sin extrañeza alguna, le respondieron que en la laguna habita una sirena que suele cantar por las noches.
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