El futbolista requiere principios técnicos formativos para crecer en este deporte. El estratega Luis Pérez Ortiz, de San Pablo del Monte, sostiene que el entrenamiento con jóvenes es una actividad que tiene tanto de desafiante como de interrogante.
Dijo que muchos adolescentes se dedican a su estudio, por lo que al combinarlo con el deporte hay que dar respuesta a las interpelaciones que la práctica plantea.
Reconoció que muchos estrategas desarrollan su labor sin ejercer la necesaria reflexión sobre su práctica. “El entrenamiento de futbol con jóvenes no podrá asumirse, sólo, como una praxis vaciada de contenido, fruto de una repetición de lo que se realizaba en el pasado. El entrenamiento de fútbol reclama de sus principales agentes una actitud activa, crítica y constructiva, haciendo de este fenómeno un verdadero proceso de enseñanza, al que corresponder, necesariamente, un aprendizaje”, refirió.
Pérez Ortiz refirió que antes de ser entrenador hay que ser educador. Al retomar datos documentales del futbol, señaló que es sabido que a la práctica deportiva, en general y al fútbol, en particular, se asocian un conjunto de beneficios resultantes de su vivencia.
Por eso, existe la creencia de que practicar deporte es un excelente método para la adquisición de valores morales y éticos, así como para el desarrollo de todos los componentes relacionados con la salud, subrayó.
Añadió que sólo la calidad de la práctica podrá garantizar el desarrollo de dichas competencias sociales, es decir, “si la práctica está bien orientada por los adultos, ésta tendrá ciertamente una influencia positiva sobre los jóvenes. Por el contrario, una experiencia mal conducida, tendrá efectos nefastos y, en este caso, sería mejor para los jóvenes no participar en el deporte”.
Dijo que entrenar a niños no se puede reducir a la simple enseñanza de las cuestiones de naturaleza técnica, táctica y física.
“El entrenador deberá asumir un verdadero compromiso con su praxis, asumiendo que su conducta se asume como un ejemplo a ser seguido por sus jugadores. Por lo que, antes de ser entrenador de fútbol, se es un educador deportivo, independientemente de su formación académica. Olvidar esta premisa, es asumir una práctica estéril e inconsecuente”, enfatizó.
Mencionó que hay análisis que concluyen que no hay que decir que la abrumadora mayoría de los niños que inician el fútbol, jamás logrará ser futbolista profesional. “Sin embargo, todos serán futuros ciudadanos. Por eso, es importante reflexionar sobre los modelos de enseñanza de fútbol que continúan en vigor”.
PERFIL
- Al entrenador se le confía la enseñanza de los más nobles valores, en particular, el esfuerzo, el empeño, la dedicación y el respeto por el otro y por sí mismo.
Si la práctica está bien orientada por los adultos, ésta tendrá ciertamente una influencia positiva sobre los jóvenes
No dejes de leer: