Gerardo Cosme Vázquez, apenas tiene 16 años, pero en la huamantlada, la capea más grande del mundo, se la rifó.
Mide 1.60 metros, pero eso no fue motivo para que el adolescente desafiara al animal de 400 kilos.
“Torero” “torero”, “torero”, le gritaron a cada muletazo.
Sobre calle Allende, donde la gente se reunió, “El Jarocho” de Xico Veracruz, se robó los aplausos, aunque por momentos, se arriesgó frente al negro imponente.
En la víspera, ahorró para estar en esta fiesta junto con sus compañeros de Forcados de Xico Veracruz.
“El Jarocho” expresó que anhela ser torero como el extinto apizaquense, Rodolfo Rodríguez “El Pana”.
“En el cajón vi grande al toro, pero cuando estuve frente a él dije de aquí soy, esto es lo que me gusta, aunque el toro estaba cansado”, afirmó.
Y comentó que quiere ser como “El Pana” quien murió en el ruedo y se convirtió en una leyenda de la tauromaquia.
“El que por gusto muere, hasta la muerte le sabe, a mi gustaría ser torero, ojalá tenga suerte”.
Entre las calles, con los quites al toro la gente le regaló al veracruzano unos 600 pesos.
“Me alcanza para comer y para el pasaje de regreso a mi tierra, me arriesgué porque le conozco, aunque muchos se metieron borrachos”, expresó el magdaleno.
Y efectivamente, este sábado Huamantla se convirtió en la cantina más grande del mundo.
El consumo y la venta desmedida de alcohol inició antes de las nueve de la mañana.
Y las recomendaciones que hizo Protección Civil para evitar accidentes fueron en vano.
Fueron 60 minutos en que la adrenalina de los aprendices de toreros, llegó hasta el máximo.
Antes, durante y después de la Huamantlada los comerciantes duplicaron sus ventas, mientras que algunos vecinos cobraron 40, 50, 100 y 200 pesos a los visitantes por un asiento entre los burladeros.
Playeras alusivas y de la Virgen de la Caridad fue lo que más se vendió.
Pasado el mediodía, el lugar se convirtió en la capea más grande del mundo.
Niños, hombres y mujeres aparecieron con capotes, al ritmo de música de banda.
La fiesta concluyó con la corrida de toros en la centenaria Plaza “La Taurina”, mientras que el consumo de alcohol persistía, al final saldo blanco.
EL DATO:
CAPEA
Festejo en el que participan aficionados que torean a vaquillas, novillos y toros sin matarlos
“Torero” “torero”, “torero”, le gritaron a cada muletazo.
Sobre calle Allende, donde la gente se reunió, “El Jarocho” de Xico Veracruz, se robó los aplausos, aunque por momentos, se arriesgó frente al negro imponente.