/ martes 18 de septiembre de 2018

Repicaron campanas el éxito en Corrida de Independencia

Al final del festejo José María Macías salió en hombros del coso

Finalizado el festejo, durante la vuelta triunfal de torero y ganaderos en el coso, las campanas repicaron.

Si bien era un llamado para los feligreses a la ceremonia eucarística, para quienes estuvieron en la plaza significó la felicidad de un espectáculo completo.

Aunque las nubes presagiaban la lluvia, otros veíamos cómo el cielo se tornaba cárdeno en diversas tonalidades, como los ejemplares de la ganadería De Haro que saltaron uno a uno en el ruedo.

Un encierro bien presentado, con bravura y nobleza hicieron que la atención del público se centrara toda la tarde en lo sucedido en el redondel.

Los encargados de lidiar la torada, no eran toreros que gocen de prestigio y fama ni tampoco fue un cartel de polendas, sin embargo, tenía especial interés, pues representan la nueva generación.

Toreros de reciente alternativa, que de novilleros habían dejado actuaciones destacadas. Ahora debían demostrar por qué ascendieron al escalafón mayor y dar un paso firme ante la afición.

OVACIONAN A MACÍAS

Quien pisó firme esa tarde fue el huamantleco José María Macías, quien volvió a dar un toque de atención, dejando claro que lo de Atltzayanca, no fue solo suerte.

Con Despeinado un cárdeno oscuro, nevado, careto, capacho de pitones quiso saludarlo con el percal.

Digo quiso, porque en un enganchón, el toro le arrebató el capote. Macías volvió a tomarlo y ejecutó lances de calidad, haciéndose de las embestidas del animal e intercalándolas con chicuelinas y rematando con la revolera.

En el primer tercio destacamos el buen puyazo que aplicó el varilarguero, quien se llevó una merecida ovación.

Entró en quite artístico con Saltilleras emocionando al tendido. El tenor no bajó, sino que fue creciendo.

En el segundo tercio destacamos la labor de Luis Castañeda, que mereció una salida al tercio.

Con la muleta, Macías comenzó su labor tanteando al animal, denotando el recorrido y el buen son en la embestida del ejemplar.

El torero se percató y trazó tandas de buen toreo que hicieron vibrar al tendido, tanto, que el sol oculto en las nubes se asomó por un instante, para ver lo que estaba sucediendo en el ruedo.

Justeza y prestancia fueron la base de una faena que en los muletazos sucesivos hizo que el conclave terminara por entregarse a su labor. Finalizó la faena con ajustadas manoletinas, y ejecutó el último tercio dejando una estocada ligeramente caída, haciendo doblar pronto al burel.

El público pidió las dos orejas, concedidas a una labor completa y con naturalidad. El toro se llevó el merecido reconocimiento del arrastre lento, por su comportamiento.

También estuvo muy digno y solvente con Aureliano, primero de su lote, que parecía una locomotora, por lo alto y largo de su fisionomía. Centro las acometidas del burel en el capote y eso le permitiría demostrar su buen quehacer capotero.

Tras el primer tercio, entró en quite artístico por gaoneras tan ajustadas que, en el último lance, el toro enganchó el percal, casi desarmándolo. Supo resolver con un recorte muy torero, que fue ovacionado por el conclave.

Brindó su labor a un espectador del tendido de sombra y comenzó su faena doblándose por bajo en pases muy toreros.

La paciencia y tener una cabeza despejada fueron clave para extraer muletazos lucidos, a un animal que se revolvía pronto por ambos pitones y cuya embestida era descompuesta.

Otros hubieran abreviado, pero Macías se esforzó en una labor valerosa y de compostura, cosa que el público valoró. Finalizó con manoletinas y regiomontanas, y si bien hubiera hundido el acero pronto hubiese cortado una oreja. Todo quedó en palmas.

HÉCTOR GABRIEL

Otro de los toreros que dejó una grata impresión fue Héctor Gabriel con su quehacer ante Paellero.

Un cárdeno claro, largo y alto de fisionomía y de encornadura cubeto que salió suelto en los primeros lances del diestro, que buscó hacerse de sus embestidas.

El toro señaló una leve cojera, factor que influyó en su juego posterior. Consciente de ello, el poblano basó su labor en la media altura, cuidando que el toro no cayera.

Cadencia, recorrido y el trazo a compás abierto tuvieron sus muletazos, que fueron jaleados por el público, pero su fallo con la toledana le privó de cortar una oreja y todo quedó en un saludo en el tercio y aplausos para el ejemplar en el arrastre.

Con Cerrajero, Héctor Gabriel se mostró con voluntad y esforzado, aguantando las probaturas de un ejemplar que no terminó de entregarse. Finalizó con pases de pitón a pitón y tras dos pinchazos y una estocada casi entera, se fue en silencio a la barrera.

GERARDO RIVERA

El apizaquense Gerardo Rivera no se fue de vacío en esa tarde, pues cortó una oreja a Sustantivo, un cárdeno claro y delantero de pitones. Tras los lances de recibo, Rivera se estiró con el capote en verónicas de buena factura, llevándose al ejemplar hacia las afueras y soltando una punta del percal como remate.

Tras el primer tercio, realizó un quite por mandiles, sacando al animal del caballo. Rivera cubrió el segundo tercio con espectacularidad destacando la ejecución de un quiebro muy ajustado en el segundo par de banderillas.

Dedicó su faena a un espectador del tendido de sombra y comenzó su labor en el centro del redondel, intentando un cambiado por la espalda.

Tras ello, su faena se basó en muletazos tersos y continuos, aprovechando la condición de bravo y pronto del animal.

El torero, en su afán de triunfar, se aceleró en algunas tandas, desluciendo los muletazos y recortando distancia, algo que protestó el ejemplar. Cerró su labor con manoletinas ajustadas y tras una media estocada contraria y delantera, se le concedió una oreja.

Con el abre plaza, Señalado lo recibió de hinojos e intercaló lances a la verónica con chicuelinas. Tras el primer tercio, entró al quite por chicuelinas y cubrió con solvencia el segundo tercio.

Brindó su faena al ganadero Antonio de Haro, cuya labor estuvo plantada en la firmeza, seriedad y esfuerzo, ante un ejemplar que estaba pendiente del torero. Tras un pinchazo hondo y una estocada delantera y tendida, todo quedó en palmas.

Una tarde completa de inicio a fin, donde los toros también gozaron del reconocimiento del entendido público, que les aplaudió desde su salida hasta su arrastre.

La vuelta al ruedo triunfal de torero y ganaderos, acompañada por la ovación de los asistentes y el sonido de las campanas de la torre de San Francisco, que repicaron una tarde exitosa.

FICHA TÉCNICA

Lugar: Plaza de Toros Jorge Aguilar “El Ranchero”, Tlaxcala

Evento: Corrida de Independencia

Entrada: 1/2 aforo

Ganadería: De Haro (6). Bien presentados y buen juego en su conjunto.

Gerardo Rivera (Catafalco y azabache): Palmas y oreja.

Héctor Gabriel (Blanco y oro): Saludo en el tercio y silencio.

José María Macías (Blanco y plata): Palmas y dos orejas.

Saludó en el tercio el banderillero Luis Castañeda. Finalizado el festejo, el matador José María Macías dio la vuelta al ruedo acompañado de los ganaderos Antonio y Vicente de Haro. Los toros Sustantivo y Despeinado merecieron arrastre lento. Al final del festejo José María Macías salió en hombros del coso.

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Finalizado el festejo, durante la vuelta triunfal de torero y ganaderos en el coso, las campanas repicaron.

Si bien era un llamado para los feligreses a la ceremonia eucarística, para quienes estuvieron en la plaza significó la felicidad de un espectáculo completo.

Aunque las nubes presagiaban la lluvia, otros veíamos cómo el cielo se tornaba cárdeno en diversas tonalidades, como los ejemplares de la ganadería De Haro que saltaron uno a uno en el ruedo.

Un encierro bien presentado, con bravura y nobleza hicieron que la atención del público se centrara toda la tarde en lo sucedido en el redondel.

Los encargados de lidiar la torada, no eran toreros que gocen de prestigio y fama ni tampoco fue un cartel de polendas, sin embargo, tenía especial interés, pues representan la nueva generación.

Toreros de reciente alternativa, que de novilleros habían dejado actuaciones destacadas. Ahora debían demostrar por qué ascendieron al escalafón mayor y dar un paso firme ante la afición.

OVACIONAN A MACÍAS

Quien pisó firme esa tarde fue el huamantleco José María Macías, quien volvió a dar un toque de atención, dejando claro que lo de Atltzayanca, no fue solo suerte.

Con Despeinado un cárdeno oscuro, nevado, careto, capacho de pitones quiso saludarlo con el percal.

Digo quiso, porque en un enganchón, el toro le arrebató el capote. Macías volvió a tomarlo y ejecutó lances de calidad, haciéndose de las embestidas del animal e intercalándolas con chicuelinas y rematando con la revolera.

En el primer tercio destacamos el buen puyazo que aplicó el varilarguero, quien se llevó una merecida ovación.

Entró en quite artístico con Saltilleras emocionando al tendido. El tenor no bajó, sino que fue creciendo.

En el segundo tercio destacamos la labor de Luis Castañeda, que mereció una salida al tercio.

Con la muleta, Macías comenzó su labor tanteando al animal, denotando el recorrido y el buen son en la embestida del ejemplar.

El torero se percató y trazó tandas de buen toreo que hicieron vibrar al tendido, tanto, que el sol oculto en las nubes se asomó por un instante, para ver lo que estaba sucediendo en el ruedo.

Justeza y prestancia fueron la base de una faena que en los muletazos sucesivos hizo que el conclave terminara por entregarse a su labor. Finalizó la faena con ajustadas manoletinas, y ejecutó el último tercio dejando una estocada ligeramente caída, haciendo doblar pronto al burel.

El público pidió las dos orejas, concedidas a una labor completa y con naturalidad. El toro se llevó el merecido reconocimiento del arrastre lento, por su comportamiento.

También estuvo muy digno y solvente con Aureliano, primero de su lote, que parecía una locomotora, por lo alto y largo de su fisionomía. Centro las acometidas del burel en el capote y eso le permitiría demostrar su buen quehacer capotero.

Tras el primer tercio, entró en quite artístico por gaoneras tan ajustadas que, en el último lance, el toro enganchó el percal, casi desarmándolo. Supo resolver con un recorte muy torero, que fue ovacionado por el conclave.

Brindó su labor a un espectador del tendido de sombra y comenzó su faena doblándose por bajo en pases muy toreros.

La paciencia y tener una cabeza despejada fueron clave para extraer muletazos lucidos, a un animal que se revolvía pronto por ambos pitones y cuya embestida era descompuesta.

Otros hubieran abreviado, pero Macías se esforzó en una labor valerosa y de compostura, cosa que el público valoró. Finalizó con manoletinas y regiomontanas, y si bien hubiera hundido el acero pronto hubiese cortado una oreja. Todo quedó en palmas.

HÉCTOR GABRIEL

Otro de los toreros que dejó una grata impresión fue Héctor Gabriel con su quehacer ante Paellero.

Un cárdeno claro, largo y alto de fisionomía y de encornadura cubeto que salió suelto en los primeros lances del diestro, que buscó hacerse de sus embestidas.

El toro señaló una leve cojera, factor que influyó en su juego posterior. Consciente de ello, el poblano basó su labor en la media altura, cuidando que el toro no cayera.

Cadencia, recorrido y el trazo a compás abierto tuvieron sus muletazos, que fueron jaleados por el público, pero su fallo con la toledana le privó de cortar una oreja y todo quedó en un saludo en el tercio y aplausos para el ejemplar en el arrastre.

Con Cerrajero, Héctor Gabriel se mostró con voluntad y esforzado, aguantando las probaturas de un ejemplar que no terminó de entregarse. Finalizó con pases de pitón a pitón y tras dos pinchazos y una estocada casi entera, se fue en silencio a la barrera.

GERARDO RIVERA

El apizaquense Gerardo Rivera no se fue de vacío en esa tarde, pues cortó una oreja a Sustantivo, un cárdeno claro y delantero de pitones. Tras los lances de recibo, Rivera se estiró con el capote en verónicas de buena factura, llevándose al ejemplar hacia las afueras y soltando una punta del percal como remate.

Tras el primer tercio, realizó un quite por mandiles, sacando al animal del caballo. Rivera cubrió el segundo tercio con espectacularidad destacando la ejecución de un quiebro muy ajustado en el segundo par de banderillas.

Dedicó su faena a un espectador del tendido de sombra y comenzó su labor en el centro del redondel, intentando un cambiado por la espalda.

Tras ello, su faena se basó en muletazos tersos y continuos, aprovechando la condición de bravo y pronto del animal.

El torero, en su afán de triunfar, se aceleró en algunas tandas, desluciendo los muletazos y recortando distancia, algo que protestó el ejemplar. Cerró su labor con manoletinas ajustadas y tras una media estocada contraria y delantera, se le concedió una oreja.

Con el abre plaza, Señalado lo recibió de hinojos e intercaló lances a la verónica con chicuelinas. Tras el primer tercio, entró al quite por chicuelinas y cubrió con solvencia el segundo tercio.

Brindó su faena al ganadero Antonio de Haro, cuya labor estuvo plantada en la firmeza, seriedad y esfuerzo, ante un ejemplar que estaba pendiente del torero. Tras un pinchazo hondo y una estocada delantera y tendida, todo quedó en palmas.

Una tarde completa de inicio a fin, donde los toros también gozaron del reconocimiento del entendido público, que les aplaudió desde su salida hasta su arrastre.

La vuelta al ruedo triunfal de torero y ganaderos, acompañada por la ovación de los asistentes y el sonido de las campanas de la torre de San Francisco, que repicaron una tarde exitosa.

FICHA TÉCNICA

Lugar: Plaza de Toros Jorge Aguilar “El Ranchero”, Tlaxcala

Evento: Corrida de Independencia

Entrada: 1/2 aforo

Ganadería: De Haro (6). Bien presentados y buen juego en su conjunto.

Gerardo Rivera (Catafalco y azabache): Palmas y oreja.

Héctor Gabriel (Blanco y oro): Saludo en el tercio y silencio.

José María Macías (Blanco y plata): Palmas y dos orejas.

Saludó en el tercio el banderillero Luis Castañeda. Finalizado el festejo, el matador José María Macías dio la vuelta al ruedo acompañado de los ganaderos Antonio y Vicente de Haro. Los toros Sustantivo y Despeinado merecieron arrastre lento. Al final del festejo José María Macías salió en hombros del coso.

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