Para los antiguos mayas, estas pequeñas aves eran las encargadas de llevar el alma de los guerreros fallecidos en batalla al reino del otro mundo. Otra leyenda cuenta que cuando fallece un ser querido aparecen los colibríes, y son como un mensajero que nos trae deseos y pensamientos de ese ser que se marchó.
Verdad o no, lo cierto es que los colibríes son las aves más hermosas debido a su plumaje multicolor, pero también son las más pequeñas de su especie.
Son capaces de agitar sus alas hasta 80 veces por segundo. Su pico puede llegar a medir la misma longitud, y este le permite libar de flores profundas. Logran hacer hasta 500 respiraciones por minuto; su corazón alcanza hasta mil 200 latidos por minuto.
Son exclusivas de América. Hay 330 especies, 58 pertenecen a México, de las cuales 17 se reproducen durante el verano en Estados Unidos y Canadá, posteriormente emigran a este país para pasar el invierno.
En la naturaleza, esta especie es una de las más simpáticas y carismáticas, y en México a la gente le encanta tenerlos cerca. Por ello, te diremos a continuación dónde visitar jardines dedicados a colibríes.
En 2014, María del Coro Arizmendi Arriaga, profesora e investigadora de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala decidió crear un jardín dedicado a los colibríes ubicados en la FES y desde entonces la visitan varios ejemplares.
En Iztapalapa hay otro y, actualmente, la académica trabaja en otros jardines como en Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desde el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología hasta otras entidades de posgrado. Incluso en la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Morelia y la Universidad Michoacana.
La UNAM tiene una estación de monitoreo de colibríes, única en México. Se trata de un proyecto en conjunto con Estados Unidos y Canadá con el objetivo de monitorear el estado de las poblaciones.
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