Vestir a los Niños Dios el 2 de febrero, Día de la Candelaria, es una de las más curiosas tradiciones mexicanas, pues el ingenio en la elaboración de las prendas y elementos que lo acompañan se adapta a los cambios sociales de los creyentes.
Este año, los artesanos dedicados a vestir las figuras decidieron homenajear al personal de salud que ha luchado, desde hace casi un año, contra el coronavirus. De modo que la mascarilla, el gel, los guantes y la careta son elementos indispensables en su indumentaria.
Felipe Garrido, quien lleva 46 años vendiendo Niños Dios en la Ciudad de México, asegura en entrevista con CNN que, como creyente, tiene la costumbre de persignarse ante las imágenes religiosas cuando sale de casa y ver a la figura del Niño con cubre bocas y careta le ayuda a reflexionar sobre la pandemia:
El niño Covid como tal no existe, nada más estamos tratando de crear conciencia de un problema muy fuerte a nivel mundial. La idea es hacer un homenaje a los doctores, a las enfermeras, a toda esa gente que está al frente dando la cara por nosotros desde ya casi un año,expresó.
Aunque algunos compradores consideran que el Niño Dios debería vestirse de modo que represente la esperanza y la alegría; los artesanos promueven, con distintos modelos, la importancia de los cuidados diarios y el reconocimiento a quienes integran los hospitales
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