Como una “llamada de atención” para las diversos cultos y la sociedad misma, calificó la Iglesia católica los resultados que arrojó el Censo de Población y Vivienda 2020, que revela un creciente porcentaje de personas que no profesan alguna creencia o doctrina.
De acuerdo con los datos publicados, en el país, 9.48 millones de personas declararon no ejercer ninguna creencia, lo cual equivale al 7.52 % del total de la población nacional, pero en Tlaxcala sumó el 6.9 % del total de la población.
Por ello, el rector del seminario de Tlaxcala, Ranulfo Rojas Bretón, insistió en que los números son un llamado de atención, no sólo para las religiones, sino también para la sociedad, pues ha formado personas aisladas de la fe, por lo que consideró necesario hacer un trabajo serio, que les ayude a fomentar los valores, principios y la vinculación “a una divinidad o una fuerza trascendente”.
“Es importante creer en algo para marcar nuestros propios límites. Las sagradas escrituras dicen que hay que pensar en lo que sigue (muerte), para que tu vida ética y moral se dirijan correctamente y no por el miedo al infierno o la promesa del cielo, sino porque cuando uno se pone principios la sociedad es más justa”, comentó.
El aumento de personas ateas, dijo, se debe al dinamismo social que los últimos años la sociedad ha practicado y se ha centrado a cuestiones de trabajo y actividades sociales, para dejar a un lado la vinculación religiosa.
“El Papa Benedicto XVI le llamaba el gris pragmatismo, que nos lleva a un ateísmo práctico, es decir, no creo en algo y me alejo de cualquier creencia, lo cual, obviamente nos hace eco en nuestra actividad pastoral de Iglesia Católica, porque buscamos formar a nuestra feligresía en principios y valores, para que a la postre, lo transmitan a las próximas generaciones”, subrayó.
El formador de nuevos clérigos, resaltó que los obispos en América latina han observado que se han roto los puentes de transmisión de valores y cultura, “pues anteriormente nuestros padres comunicaban a los hijos, pero ahora esos puentes se han fracturado, lo que dificulta la transmisión de valores religiosos”.
Por último, refirió que la pandemia también ha traído solidaridad y empatía, lo cual es bueno, porque proyectar un ambiente de fe, más religioso.
Se debe reforzar el tejido social, nos debemos dar cuenta que tenemos vinculaciones unos con otros, entonces, la suerte de uno es la suerte de todos
Ranulfo Rojas Bretón / Rector del seminario de Tlaxcala
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