En el marco de la celebración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas (09 de agosto), Florencio Gonzalo, hablante de lengua náhuatl y vecino de la comunidad de Guadalupe Tlachco, municipio de Santa Cruz Tlaxcala, aseveró que el gobierno estatal debe trabajar en la preservación de esta lengua, tal y como lo hacen a través de las escuelas bilingües ubicadas en la localidad.
En entrevista, indicó que debido al incremento en la tecnología las nuevas generaciones no se interesan por preservar esta lengua ni las tradiciones, pues les apena pertenecer a un comunidad o familia indígena, a pesar de ser sus raíces.
Señaló que, a la par de la enseñanza del inglés, las autoridades deberían preocuparse por mantener el habla de la lengua materna, con lo que además se ayudaría a transmitirla de generación en generación.
“Se va perdiendo porque no quieren preservarla pues tienen pena, pero yo no, porque soy indígena y lo defiendo a mucha honra”, exclamó.
Asimismo, afirmó que dentro de su familia ha tratado de que permanezca el habla del mexicano, pues es un legado que le puede heredar a sus hijos y nietos, quienes a pesar de no utilizarlo de manera cotidiana lo atesoran para mantenerlo seguro y poder enseñarlo, además de que conserva las tradiciones que sus padres y abuelos le inculcaron.
Además, dijo sentirse a gusto al hablar mexicano entre sus contemporáneos, pues esta lengua no posee un acento rudo como el del español.
“Me gusta bailar la danza del Xochipitzahuatl, pero a algunos ya no les gusta tener las raíces naturales mexicanas y por eso se pierden, pero hay que evitar matar las raíces indígenas de Tlaxcala y México”, mencionó.
Por otro lado, recordó que fue hace apenas 30 años que la vestimenta tradicional se empezó a perder, pues ahora el calzón de manta, los huaraches y las flores son utilizados como ropa de gala para las festividades especiales, tales como casamientos.
EL DATO SIEMBRA TRADICIONAL
Al conservar aún las tradiciones milenarias, en esta zona los campesinos siembran con pala y a mano, además de labrar la tierra con el azadón y no permitir que se llene de hierba