Desde muy temprano, fieles católicos tlaxcaltecas llevaron flores y oraciones a sus familiares que murieron por accidente.
De acuerdo con la tradición, se tiene la creencia de que el día 28 de octubre llegan las almas de las personas que murieron trágicamente o por desgracia.
El 30 de octubre llegan las almas del limbo (de los niños o personas que murieron sin haber recibido el sacramento del bautismo).
Además, el 31 de octubre se reciben a los niños y el uno de noviembre llegan los difuntos mayores.
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