/ lunes 19 de febrero de 2018

Está en ruinas la Plaza Bicentenario

LA OBRA INCONCLUSA COSTÓ 500 MILLONES DE PESOS

A poco más de siete años de abandono total, la Plaza Bicentenario, planeada y construida a finales del año de 2009 durante el gobierno de Héctor Ortiz Ortiz, se encuentra prácticamente en ruinas.

La que fue anunciada como la obra magna del gobierno del ahora presidente del Consejo Mayor del Partido Alianza Ciudadana y que costó casi 500 millones de pesos, no representa más que un gran basurero y una “enorme letrina” de 10 mil metros cuadrados.

Pero no solo eso, también se ha convertido en refugio de malandrines, grafiteros e, incluso, motel de paso para algunas parejas.

El cinco de noviembre de 2011, en su mensaje a los tlaxcaltecas con motivo de su sexto y último informe de gobierno, precisamente en la explanada de la Plaza Bicentenario y cuya fachada fue acondicionada para recibir a los invitados, Ortiz Ortiz presumió esta gran obra como la más importante de su administración.

  • LA DISPUTA POR EL EDIFICIO

Sin embargo, en enero de 2011, días antes de dejar el cargo, el todavía Ejecutivo firmó ante el notario Leopoldo Zárate Aguilar un comodato con la Universidad Autónoma de Tlaxcala para entregar al rector -su hermano Serafín- la posesión del inmueble.

Ante este hecho, el 14 de noviembre de ese mismo año su sucesor, Mariano González Zarur, ordenó al entonces Instituto Estatal de Protección Civil clausurar la obra, colocar sellos en los accesos y acordonar la construcción, con el argumento de que el Gobierno era propietario del inmueble, además de que, en ese estado, representaba un peligro para la gente. Asimismo, estableció que no debió ser entregado en comodato por no ser una obra concluida.

A raíz de dicho pleito, las instalaciones fueron olvidadas hasta pasados ya siete años.

Hoy, la obra negra de este complejo, que serviría de escaparate no solo cultural sino social, se erige como un estandarte y evidencia del pleito personal entre Héctor Ortiz Ortiz y Mariano González Zarur.

  • EL DETERIORO

En un recorrido por la zona, El Sol de Tlaxcala constató que la pintura ha sido, casi en su totalidad, carcomida por el sol, además de que los ventanales están manchados y las grietas entre muros están visiblemente marcadas.

En lo que a simple vista se proyectaba como una fuente, ahora solo se encuentran residuos de agua estancada, refugio de larvas crecientes de mosquitos, aunado a que el azulejo ha comenzado a desprenderse y se percibe un fétido olor a cloaca.

Por el lado sur, aún en el primer nivel, las “pantallas” de las lámparas han desaparecido y las puertas de aluminio que servirían para la entrada de sanitarios han sido destrozadas.

La única que permanece intacta, pero no sin ser vandalizada, es una corrediza que en su interior resguarda un enorme baño con algunas mesas de madera que fueron utilizadas en su momento para armar la estructura de dicha construcción.

Asimismo, hay una gran cantidad de latas de pegamento que fue utilizado por personas para drogarse, incluso, hay una base de madera de una cama que fue reducida a cenizas y el cuarto que la alberga completamente tiznado.

La mayoría de las rejas que cubría las lámparas a ras de suelo han desaparecido, tal vez para su venta en el “fierro viejo”, aunque su desmantelamiento continúa.

En el estacionamiento subterráneo, el cual albergaría a cerca de 300 vehículos, se pueden observar los polines y las cintas de peligro utilizadas durante la visita a estas instalaciones que, hace algunos meses, hizo el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez y Sergio Hernández Vázquez, director adjunto de Centros de Investigación del Conacyt para verificar la viabilidad de las instalaciones y, en su caso, asentar ahí los centros de investigación. Ese día fue la última vez que el edificio vio cómo lo recorría una escoba.

Lo descuidado del lugar atrae a jóvenes que utilizan las texturas del edificio para una improvisada sesión de fotos, aunque esto las ponga en peligro no solo de sufrir algún accidente, sino ser víctimas de abuso sexual.

En las paredes yacen leyendas donde nacieron “historias de amor” lo que demuestra que cualquiera puede adentrarse al complejo.

También se puede apreciar, incluso, madera utilizada para la cimbra que serviría para seguir edificando este “elefante blanco”, con su estilo mudéjar, elaborado por el arquitecto José Luis Esquerra y por el que cobró un aproximado de cinco millones de pesos.

La situación legal de dicha construcción es incierta, puesto que lo único que parece seguro, por ahora, es su abandono, sin que se pueda ver una luz al final del túnel para que los recursos utilizados en su construcción puedan rendir frutos a la sociedad.

  • VÍCTIMA

Hace varios años fueron colocadas tablas para bloquear las entradas al complejo e, incluso, elementos de la Policía estatal permanecían las 24 horas resguardando el lugar para evitar algún accidente, el cual se dio al fallecer ahí una persona y la cruz que da testimonio de lo sucedido

  • 500

Millones de pesos aproximadamente costó la obra negra de la Plaza Bicentenario

  • 7 meses

Duraron los trabajos de construcción

  • INMUEBLE EN DISPUTA

Tras varios años de litigio, el Poder Judicial Federal determinó que el inmueble sí pertenecía, en comodato, a la Universidad Autónoma de Tlaxcala; sin embargo, tras el fallo, la UAT manifestó su desinterés por el inmueble y lo regresó a manos del gobierno estatal.

A poco más de siete años de abandono total, la Plaza Bicentenario, planeada y construida a finales del año de 2009 durante el gobierno de Héctor Ortiz Ortiz, se encuentra prácticamente en ruinas.

La que fue anunciada como la obra magna del gobierno del ahora presidente del Consejo Mayor del Partido Alianza Ciudadana y que costó casi 500 millones de pesos, no representa más que un gran basurero y una “enorme letrina” de 10 mil metros cuadrados.

Pero no solo eso, también se ha convertido en refugio de malandrines, grafiteros e, incluso, motel de paso para algunas parejas.

El cinco de noviembre de 2011, en su mensaje a los tlaxcaltecas con motivo de su sexto y último informe de gobierno, precisamente en la explanada de la Plaza Bicentenario y cuya fachada fue acondicionada para recibir a los invitados, Ortiz Ortiz presumió esta gran obra como la más importante de su administración.

  • LA DISPUTA POR EL EDIFICIO

Sin embargo, en enero de 2011, días antes de dejar el cargo, el todavía Ejecutivo firmó ante el notario Leopoldo Zárate Aguilar un comodato con la Universidad Autónoma de Tlaxcala para entregar al rector -su hermano Serafín- la posesión del inmueble.

Ante este hecho, el 14 de noviembre de ese mismo año su sucesor, Mariano González Zarur, ordenó al entonces Instituto Estatal de Protección Civil clausurar la obra, colocar sellos en los accesos y acordonar la construcción, con el argumento de que el Gobierno era propietario del inmueble, además de que, en ese estado, representaba un peligro para la gente. Asimismo, estableció que no debió ser entregado en comodato por no ser una obra concluida.

A raíz de dicho pleito, las instalaciones fueron olvidadas hasta pasados ya siete años.

Hoy, la obra negra de este complejo, que serviría de escaparate no solo cultural sino social, se erige como un estandarte y evidencia del pleito personal entre Héctor Ortiz Ortiz y Mariano González Zarur.

  • EL DETERIORO

En un recorrido por la zona, El Sol de Tlaxcala constató que la pintura ha sido, casi en su totalidad, carcomida por el sol, además de que los ventanales están manchados y las grietas entre muros están visiblemente marcadas.

En lo que a simple vista se proyectaba como una fuente, ahora solo se encuentran residuos de agua estancada, refugio de larvas crecientes de mosquitos, aunado a que el azulejo ha comenzado a desprenderse y se percibe un fétido olor a cloaca.

Por el lado sur, aún en el primer nivel, las “pantallas” de las lámparas han desaparecido y las puertas de aluminio que servirían para la entrada de sanitarios han sido destrozadas.

La única que permanece intacta, pero no sin ser vandalizada, es una corrediza que en su interior resguarda un enorme baño con algunas mesas de madera que fueron utilizadas en su momento para armar la estructura de dicha construcción.

Asimismo, hay una gran cantidad de latas de pegamento que fue utilizado por personas para drogarse, incluso, hay una base de madera de una cama que fue reducida a cenizas y el cuarto que la alberga completamente tiznado.

La mayoría de las rejas que cubría las lámparas a ras de suelo han desaparecido, tal vez para su venta en el “fierro viejo”, aunque su desmantelamiento continúa.

En el estacionamiento subterráneo, el cual albergaría a cerca de 300 vehículos, se pueden observar los polines y las cintas de peligro utilizadas durante la visita a estas instalaciones que, hace algunos meses, hizo el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez y Sergio Hernández Vázquez, director adjunto de Centros de Investigación del Conacyt para verificar la viabilidad de las instalaciones y, en su caso, asentar ahí los centros de investigación. Ese día fue la última vez que el edificio vio cómo lo recorría una escoba.

Lo descuidado del lugar atrae a jóvenes que utilizan las texturas del edificio para una improvisada sesión de fotos, aunque esto las ponga en peligro no solo de sufrir algún accidente, sino ser víctimas de abuso sexual.

En las paredes yacen leyendas donde nacieron “historias de amor” lo que demuestra que cualquiera puede adentrarse al complejo.

También se puede apreciar, incluso, madera utilizada para la cimbra que serviría para seguir edificando este “elefante blanco”, con su estilo mudéjar, elaborado por el arquitecto José Luis Esquerra y por el que cobró un aproximado de cinco millones de pesos.

La situación legal de dicha construcción es incierta, puesto que lo único que parece seguro, por ahora, es su abandono, sin que se pueda ver una luz al final del túnel para que los recursos utilizados en su construcción puedan rendir frutos a la sociedad.

  • VÍCTIMA

Hace varios años fueron colocadas tablas para bloquear las entradas al complejo e, incluso, elementos de la Policía estatal permanecían las 24 horas resguardando el lugar para evitar algún accidente, el cual se dio al fallecer ahí una persona y la cruz que da testimonio de lo sucedido

  • 500

Millones de pesos aproximadamente costó la obra negra de la Plaza Bicentenario

  • 7 meses

Duraron los trabajos de construcción

  • INMUEBLE EN DISPUTA

Tras varios años de litigio, el Poder Judicial Federal determinó que el inmueble sí pertenecía, en comodato, a la Universidad Autónoma de Tlaxcala; sin embargo, tras el fallo, la UAT manifestó su desinterés por el inmueble y lo regresó a manos del gobierno estatal.

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