Este 2020 los tlaxcaltecas se vieron obligados a modificar sus rituales para honrar la memoria de sus fallecidos, cuya celebración inició desde el pasado 28 de octubre.
La pandemia por Covid-19, que con el inicio de la temporada invernal amenaza con repuntes y complicaciones de salud entre los contagiados, orilló a algunos municipios a decretar el cierre de los panteones para evitar posibles contagios, pero eso no detiene a los ciudadanos que han tenido que adaptarse para no dejar pasar una celebración tan importante para ellos.
Y aunque la forma más común de que los tlaxcaltecas tengan un acercamiento con sus difuntos es en los cementerios, en esta ocasión se reducirá únicamente a una convivencia en las casas donde han colocado las típicas ofrendas con los alimentos que en vida gustaron en vida a sus familiares y amigos, además de veladoras, pan de muerto, flor cempasúchil y crisantemo, agua, un poco de sal, incienso y hasta dulces, entre otras cosas.
Las recomendaciones sanitarias para evitar la propagación de la Covid-19 incluyen no llevar a los menores a pedir la tradicional "calaverita", por lo que en este año las familias buscarán otras opciones como dar ellas mismas los dulces a sus hijos, o quedarse en casa y hacer una convivencia para los infantes.
DISMINUYEN VENTAS
La situación también afectó a los comerciantes de temporada instalados en el tianguis sabatino de la capital de Tlaxcala, y aquellos que se dedican la venta de pan de muerto, calaveras de dulce y chocolate, dulces típicos, flores, incienso y hasta de disfraces, registran una disminución en sus ventas, comparadas con el año pasado, de hasta el 60 %.
"El año pasado vendimos hasta tres camionetas cargadas de flor, pero este año ni siquiera hemos vendido una y hoy (ayer sábado) era el día en el que esperamos una buena venta, pero no fue así", dijo un vendedor de flores.
Y aunque ayer hubo un notable flujo de personas en el tradicional tianguis capitalino, las familias acudieron a hacer sus compras habituales para la semana que incluyen cárnicos, lácteos, verduras, frutas y abarrotes.
Pocas familias llevaron productos extras para colocar sus ofrendas, y por la complicada situación económica que la pandemia generó, la mayoría de los asistentes se limitó a comprar lo esencial y lo que sus bolsillos les permitió: un poco de flor y fruta extra.
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