Las siete últimas palabras de Jesús en la cruz deben aplicarse en la vida diaria para perdonar, no sentir resentimiento, hacer oración y privilegiar la misericordia, aseveró el obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino, al presidir la celebración en el atrio de la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción.
Explicó que las Siete Palabras son igual número de gritos de Jesús y de sus creyentes, pues básicamente toda persona nace gritando y muere con una expresión similar. Todo dolor humano y sufrimiento incomprensible podría parecer una derrota, pero si la comunidad se aferra a la cruz estará arropada por la fuerza de la resurrección.
En la primera palabra: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, el jerarca de la Diócesis de Tlaxcala explicó que los creyentes están llamados a pedir perdón por los que hacen sufrir, porque el perdón sana las relaciones familiares.
Ante cientos de católicos, el Obispo subrayó que el perdón es una gracia, sumado a la clave de la oración para abrir el corazón que generan gestos de misericordia y deben llevarse a cabo en las relaciones familiares y sociales.
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En la segunda palabra: “yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”, Salcedo Aquino resaltó la preocupación de Jesús por los demás y eso invita a la solidaridad con los pecadores; privilegiar la esperanza, la salvación no importando si la gente está alejada de Dios.
“Jesús estuvo siempre rodeado de gente dañada, pecadora y Lucas lo retrata solidario con quienes han fallado. La misericordia siempre es más grande que nuestros pecados, que todo lo que hayamos podido realizar contra los demás, es el ejemplo en la segunda palabra de Jesús, si aceptamos que es el salvador, nadie quedará fuera de su casa”, resaltó.
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En la tercera palabra: “mujer, ahí tienes a tu hijo... hijo, ahí tienes a tu madre”, la predicación del Obispo fue que la cruz de arbórea tiene muchos brotes de vida, al generar luz y gloria. De tal manera que María, la madre de Dios, es ahora la imagen de la nueva maternidad, de la iglesia católica en el mundo.
En tanto, en la cuarta palabra: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, el mensaje de Julio César Salcedo es que el amor de Jesús es siempre fiel, a pesar de que en la vida terrenal tocó fondo y fue llevado a la cruz para morir.
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Argumentó que “el salvador” siempre estará del lado de quien sufre; al mismo tiempo se invoca al Padre, aferrado a su progenitor y a descansar en sus brazos. “En la cruz Jesús ha tocado fondo en el máximo abandono, la experiencia más dolorosa por la que puede pasar una persona”.
Para la quinta palabra: “Tengo sed”, el Obispo de Tlaxcala explicó que Jesús narra su muerte a consecuencia de su compromiso con la voluntad del Padre. Esa sed fue el amor al prójimo, a la vida, al fortalecimiento espiritual y amor.
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Para la sexta y séptima palabras: “Todo está cumplido” y “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”, la invitación fue reflexionar con amor ante las acciones de violencia y a la donación de vida, porque dar vida es acercarse a la plenitud.