Las medidas de vigilancia que lleva a cabo la Guardia Nacional para evitar el paso de migrantes a tierras mexicanas, son burladas por los centroamericanos cuyo destino son los Estados Unidos de Norteamérica (EE. UU). Y aunque se tardan más tiempo en llegar a su destino en busca de trabajo y seguridad, las estadísticas de gente albergada en Apizaco se mantienen similares a las del año pasado.
Así lo expresó Elías Dávila Espinoza, responsable de la casa del Migrante la Sagrada Familia ubicado en Apizaco, quien dijo que de enero a la fecha han atendido a cuatro mil ilegales. Incluso, estimó que para diciembre alcanzarán los siete mil indocumentados auspiciados con alimento, ropa y medicamentos, hasta su reincorporación a la 'bestia' de acero. Como Daniel Hernández, de 28 años, proveniente de la Ceiba, Honduras, quien recientemente fue deportado hasta su país.
Voy para arriba otra vez, será más difícil pasar, aprendí carpintería y construcción, no bebo alcohol ni me drogo, quiero ayudar a mi madre aquí en México, expresó a este Diario.
A las 13:30 horas, Daniel llevaba cuatro horas caminando sobre las vías del tren en Xaloztoc, cuando fue entrevistado por este Diario.
A los nueve años cruce de mojado, iba con una pareja y me protegieron, en Virginia un matrimonio me adoptó, pero luego se murieron, recordó. Rememoró que con su trabajo de carpintero se compró un vehículo Mustang, que le costó cuatro mil dólares, pero se lo quitaron, ingresó a la cárcel y en 2017 lo deportaron a su país.
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