/ lunes 5 de diciembre de 2022

Migrantes con discapacidad enfrentan discriminación

Tienen problemas para ingresar al albergue, no existen rampas para el uso de silla de ruedas

A la pobreza y violencia que los centroamericanos con una discapacidad viven en sus países, ahora enfrentan discriminación e indiferencia de los mexicanos.

En la casa del migrante la "Sagrada Familia", situada en Apizaco, un indocumentado que arriba con una discapacidad no puede valerse por sí mismo para recibir los beneficios. De hecho, no hay rampas para este grupo de la población migrante, usar el baño en el albergue es prácticamente imposible.

Más detalles:➡️Cumple albergue La Sagrada Familia de Apizaco 12 años de ayuda social

Desde que vecinos de la colonia ferrocarrilera de Apizaco, cerraron el acceso al albergue, el ingreso es sobre las vías del tren, es decir, por veredas inclinadas que representan un peligro desde la carretera federal a Tetla de la Solidaridad.

Cristhian Josué vive de la limosna viajando de estación en estación. Tomás Baños | El Sol de Tlaxcala

Los indocumentados pasan la noche sobre silla de ruedas o auxiliados con muletas; duermen en casas abandonadas de la ciudad modelo. Un reporte del Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la Organización de las Naciones Unidas, indica que existe discriminación e indiferencia de la población.

Al respecto, Sergio Luna, director del albergue de Apizaco, señala que recientemente no han tenido reportes sobre accidentes de los inmigrantes a bordo del tren.

No dejes de leer:➡️A su paso rumbo a Estados Unidos, mujeres migrantes sufren abuso sexual

Explicó que está documentado de que al menos cinco casos de hondureños que quedaron mutilados a partir de que Ferrocarriles Nacionales de México colocó postes de concreto antes y después de la estación.

Dice que tienen problemas para ingresar al albergue, pues los colonos cerraron el acceso y no existen rampas para el uso de silla de ruedas para personas en esta condición.

EL TREN ACABÓ CON SUEÑOS DE RICARDO

Te puede interesar:➡️Muro "antimigrantes" genera indignación

En diciembre de 2017, el viaje del hondureño Ricardo N., hacia el norte en busca de bienestar se detuvo de golpe. Alcanzar el sueño de cruzar la frontera de México con Estados Unidos de América EE. UU. y trabajar para enviarle dinero a su mamá, era el propósito al salir de su país.

El "catracho", como le apodan, es el hermano menor de cuatro, (dos mujeres y dos hombres). Se trata de una familia campesina en la que el progenitor, hace 20 años abandonó su hogar y sus hijos. Tenía 22 años cuando decidió irse a trabajar de "mojado".

En la estación de Lechería en el Estado de México, había cumplido 20 días de viaje a bordo del tren carguero de Ferrocarriles Nacionales de México.

Lee también:➡️Inédita detención de 410 migrantes, en Tlaxcala

Sin embargo, el destino le jugó una mala acción que dio un giro de 365 grados a su vida, cuando la "bestia" de acero seguía en movimiento; había completado la mitad del viaje, unos dos mil 500 kilómetros desde Honduras.

"Ya estaba oscureciendo, llegamos a Lechería, salté a la grava pero mi pierna quedó atrapada entre las vías de acero", expresa el centroamericano.

Recuerda que minutos después, los paramédicos lo atendieron y "me llevaron a un hospital donde estuve varias semanas, ahí se acabó todo para mí".

No te pierdas:➡️Albergue para migrantes, la Sagrada Familia enfrenta carencias

Refiere que el Instituto Nacional de Migración le extendió una visa humanitaria y ahora se la pasa viviendo de la limosna de ciudad en ciudad, porque está imposibilitado para trabajar.

“MELO” DEAMBULA EN MÉXICO SIN EXTREMIDADES

El nueve de octubre de 2015 es la fecha que nunca olvidará en su vida el hondureño Cristhian Josué N., pues el tren le cercenó sus pies al intentar treparse en una estación de Monterrey, Nuevo León.

Te recomendamos:➡️Repara Casa Tlaxcala deuda histórica con los migrantes

Eran como a las 10:00 de la mañana, iba a pasar de nuevo hacia los Estados Unidos de América, por Nuevo Laredo, Tamaulipas, pero todo se truncó, dice.

En este viaje, nació el 15 de abril de hace 42 años es de fuerte temperamento, pero noble ante la palabra de Dios.

No pierde la fe, lleva 17 años viajando sobre las rutas del tren, al que dijo que conoce como la palma de su mano de sur a norte y de norte a sur.

No dejes de leer:➡️Los niños sin nombre, ciudadanos invisibles para el gobierno mexicano

Como fue deportado entre Honduras, Guatemala, México y los EE. UU. ha recorrido miles de kilómetros en tren, transporte público y de carga.

En 2004, salí de Honduras con mi esposa hasta la Unión Americana, con mi madre se quedó un niño de nombre Cristhian José, tenía cuatro años, comenta.

Postrado en la banqueta, bajo la sombra de un árbol, frente a la colonia Colfer, se cubre de los rayos del sol, muy cerca de los muros de cemento que han arrebatado la vida a varios de sus paisanos.

Más detalles:➡️[Video] Miedo a morir no es por Covid-19 sino en manos de policías: Migrante

OBSOLETA SILLA DE RUEDAS

Tiene las rodillas cubiertas con vendas. El vehículo que lo mueve, está casi inservible, lo ha soldado varias veces y le adaptó llantas delanteras.

Aunque está cerca la casa del migrante la "Sagrada Familia", prefiere no refugiarse, pues dice que no hay forma de cruzar las vías a menos que lo carguen.

Entérate:➡️Resultó inédito el flujo migratorio en albergue “La Sagrada Familia”

De complexión robusta y tez morena, se mueve en una vieja silla de ruedas que adquirió en Tula, Hidalgo a su regreso de Honduras.

A diferencia de sus paisanos que tienen manos y pies, él requiere necesariamente del apoyo de otros para trasladarse sobre el tren al interior del territorio nacional.

LEE MÁS: ⬇️


A la pobreza y violencia que los centroamericanos con una discapacidad viven en sus países, ahora enfrentan discriminación e indiferencia de los mexicanos.

En la casa del migrante la "Sagrada Familia", situada en Apizaco, un indocumentado que arriba con una discapacidad no puede valerse por sí mismo para recibir los beneficios. De hecho, no hay rampas para este grupo de la población migrante, usar el baño en el albergue es prácticamente imposible.

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Desde que vecinos de la colonia ferrocarrilera de Apizaco, cerraron el acceso al albergue, el ingreso es sobre las vías del tren, es decir, por veredas inclinadas que representan un peligro desde la carretera federal a Tetla de la Solidaridad.

Cristhian Josué vive de la limosna viajando de estación en estación. Tomás Baños | El Sol de Tlaxcala

Los indocumentados pasan la noche sobre silla de ruedas o auxiliados con muletas; duermen en casas abandonadas de la ciudad modelo. Un reporte del Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la Organización de las Naciones Unidas, indica que existe discriminación e indiferencia de la población.

Al respecto, Sergio Luna, director del albergue de Apizaco, señala que recientemente no han tenido reportes sobre accidentes de los inmigrantes a bordo del tren.

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El "catracho", como le apodan, es el hermano menor de cuatro, (dos mujeres y dos hombres). Se trata de una familia campesina en la que el progenitor, hace 20 años abandonó su hogar y sus hijos. Tenía 22 años cuando decidió irse a trabajar de "mojado".

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Sin embargo, el destino le jugó una mala acción que dio un giro de 365 grados a su vida, cuando la "bestia" de acero seguía en movimiento; había completado la mitad del viaje, unos dos mil 500 kilómetros desde Honduras.

"Ya estaba oscureciendo, llegamos a Lechería, salté a la grava pero mi pierna quedó atrapada entre las vías de acero", expresa el centroamericano.

Recuerda que minutos después, los paramédicos lo atendieron y "me llevaron a un hospital donde estuve varias semanas, ahí se acabó todo para mí".

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Eran como a las 10:00 de la mañana, iba a pasar de nuevo hacia los Estados Unidos de América, por Nuevo Laredo, Tamaulipas, pero todo se truncó, dice.

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Postrado en la banqueta, bajo la sombra de un árbol, frente a la colonia Colfer, se cubre de los rayos del sol, muy cerca de los muros de cemento que han arrebatado la vida a varios de sus paisanos.

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Aunque está cerca la casa del migrante la "Sagrada Familia", prefiere no refugiarse, pues dice que no hay forma de cruzar las vías a menos que lo carguen.

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