Una mujer tlaxcalteca, ama de casa, quien decidió ir en busca de dinero para sus hijos, falleció al intentar cruzar el desierto de Texas en Estados Unidos de Norteamérica (EE. UU.)
La originaria de Tizatlán realizaba aquí trabajos domésticos y, con ello, mantenía a sus cinco hijos (tres hombres y dos mujeres).
Sin embargo, no estaba conforme con la forma en que vivía con su esposo de oficio artesano y tomó la decisión de cruzar la línea divisora de México con EE.UU. para trabajar y enviar remesas.
“Mi esposa nos dijo que iba con su mamá a Guadalajara a visitar a sus hermanas, pero después nos dimos cuenta que tenía otros planes, buscar una mejor forma de vida para nuestros hijos y nos hemos enterado que lamentablemente ya falleció”, expresó Blas N.
Liliana, quien cumpliría 47 años el nueve de octubre, salió de su casa la madrugada del jueves dos de agosto, con destino al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Ahí, tomó el vuelo hacia Ciudad Juárez donde planeaba reunirse con la persona que le ayudaría a cruzar el desierto texano.
El cuatro de agosto envió mensajes a sus hijas y decía que estaba hospedada en un hotel de Ciudad Juárez y esperaba un momento para cruzar.
Blas N. dijo que el sábado 18 de agosto, a las 12:40 horas, habló por última vez con su esposa Liliana N., quien le expresó que iba a cruzar acompañada de una amiga de Jalisco.
Señaló que el 21 de agosto, varios policías de Tlaxcala dieron con el domicilio de Liliana y, a la familia, le dieron la noticia de que había fallecido.
Comentó que el pasado miércoles, autoridades del Consulado Mexicano en Texas, EE. UU., enviaron documentación oficial de la funeraria para que fuera firmada el acta y, así, trasladar el cuerpo desde ese país.
“Estamos pidiendo al gobierno estatal nos ayude para trasladar el cuerpo de mi esposa, pues nos han dicho que tardarán cuatro o cinco semanas ya que faltan firmas de los forenses”, enfatizó.
También, pidió el esclarecimiento del fallecimiento de Liliana pues la policía solo informó que presenta un golpe a la altura de la cabeza.
Antes de partir hacia EE. UU., Liliana escribió a su hijo menor a quien le gusta el béisbol: “Mi hijo, Dios te guarde y te bendiga”.