Son las 16:00 horas del martes, la temperatura alcanza los 29 °C a la sombra, no hay viento y el efecto invernadero arroja la contaminación en agua, tierra y aire en el pueblo de Villalta, municipio de Tepetitla.
Se trata de los canales San Diego y Rojano que cruzan abastecidos de agua podrida con todo tipo de contaminantes plásticos, cartones, vidrios.
En este lugar, el más contaminado de Tlaxcala, se detecta que no hay trabajos de saneamiento desde hace varios meses o quizá años.
Por iniciativa de algunos mayores, algunos extraen la basura que lleva el afluente, aunque otros por la falta de servicio de recolección de basura arrojan sus residuos.
Aquí, la materia orgánica generada por la población de municipios de Puebla, pasa revuelta con desechos tóxicos que la industria del Corredor Industrial Quetzalcóatl arroja al río Atoyac.
Así que unas veces el mal olor se desprende del afluente y otras veces de los dos canales que cruzan la población de unos siete mil habitantes.
También, en algunas fechas del año, conduce combustibles tóxicos para el ser humano como gasolina de huachicol, arsénico y plomo.
De hecho, algunos pobladores han denunciado defunciones por cáncer y leucemia, pues el contagio con el agua es cercano. Por ello, piden la intervención de las autoridades de los tres niveles de gobierno.
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