Vecinos de Zacatelco, encabezados por el historiador Elpidio Morales Moreno, formarán un comité que encabece los eventos conmemorativos de los 100 años de la muerte de Cirilo Arenas, revolucionario que dio continuidad a la lucha agraria emprendida por su hermano Domingo.
Este seis de abril sostendrán una reunión en casa de Chucho Arenas, sobrino de los extintos personajes nacidos en Zacatelco.
Entre los planes que tienen los ciudadanos del corazón del sur es llevar a cabo muestras fotográficas y un homenaje cívico.
Al respecto, Morales Moreno refirió que Cirilo Arenas murió el cuatro de marzo de 1920, pero se le recuerda como el continuador de los trabajos de Domingo en la repartición de tierras, por lo que su esfuerzo permitió consolidar la obra de quien se destacó en la época de la Revolución Mexicana, por lo que su centenario debe tener eco en su municipio.
El historiador recordó que aquel jueves cuatro de marzo de 1920, fue ejecutado el general Cirilo Arenas Pérez en la ciudad de Puebla, a los 25 años de edad.
El hijo de Florencio Arenas y Margarita Pérez, fue hermano de Domingo y Emeterio. "Este año se cumplieron 99 años de su muerte; su obra no ha sido reconocida, no se ha difundido el trabajo que realizó en la División Arenas; la repartición de tierras que llevó a cabo al lado de su hermano Domingo”, mencionó Morales Moreno.
Señaló que en ese cuatro de marzo de 1920, entre las 00:47 y las 04:50 horas, Cirilo Arenas vivió, con toda seguridad, los momentos más intensos de su vida, "fue escoltado rumbo a la sede de la Jefatura de la Guarnición de la Plaza, en el trayecto le seguía una multitud que marchaba conmovida, triste y silenciosa. Ahí los guardias lo alojaron en una habitación ubicada en el cuarto piso”.
Añadió que “el coronel Mateo Flores envió un telegrama a la Secretaría de Guerra, pidiendo nuevas instrucciones. No pasó mucho tiempo cuando recibió otro firmado por Carranza que decía: 'Cúmplase sentencia, previas las formalidades de ley'. La escasa iluminación de la habitación hacía más lúgubre su estancia. No faltó quien le llevara botellas de coñac, puros y hasta una cena”.
Sostuvo que en plena madrugada, la madre del sentenciado permanecía en las afueras del cuartel junto a millares de personas. "Cerca de las dos de la mañana la señora Margarita Pérez, con el rostro desmejorado por la honda aflicción, los párpados inflamados y enrojecidos de tanto llorar, entró a la habitación en la que estaba su hijo; se produjo una escena dolorosa y desgarradora entre ambos”.
En su narración, el historiador zacatelquense refirió que "Cirilo Arenas miraba el reloj, a cada momento, y seguramente contaba las horas y minutos que le quedaban de vida. Cuando el reloj marcaba las 4 de la mañana, el capitán Enrique Garduño hizo acto de presencia con la orden de conducirlo al cuartel de San José, sitio donde sería ejecutado”.
Subrayó que actualmente ahí se encuentra el hospital de especialidades San José del Instituto Mexicano del Seguro Social.
"Arenas fue conducido al cadalso, seguido por los camilleros, el médico de guardia y varios practicantes. Nuevamente fue llevado por unos minutos a una habitación del cuartel, donde platicó con su madre sobre asuntos familiares, luego, le entregó algunas cartas; probablemente una dirigida a su novia Guadalupe Taboada”, mencionó Morales Moreno, quien agregó que Enrique Garduño le dijo a Cirilo que había llegado el momento de cumplir la sentencia.
"Arenas le dio a su madre el saco, el sombrero y los lentes oscuros, se puso de rodillas frente a su angustiada madre y le pidió la bendición, serena e impasible la anciana dibujó la señal de la cruz y luego lo estrechó fuertemente entre sus brazos. El acto fue dramático y las lágrimas brotaron de cuantos presenciaron la escena. Cerca de las cinco de la mañana Cirilo emprendió la marcha hacía el patíbulo, firme y sereno, seguido por su madre, quien se situó a pocos metros de distancia”.
Comentó que justo a las 4:40 de la mañana, Enrique Garduño abatió su espada y enseguida se escuchó el estruendo de balas. "Cirilo Arenas cayó al suelo sin vida en aras del campesinado de los volcanes. Toda la escena fue presenciada por su madre. Una vez consumada la ejecución, los soldados se retiraron en silencio. El cadáver de Cirilo quedó tendido en el suelo, hasta que lo levantaron los camilleros para llevarlo al Hospital Militar donde le practicaron la autopsia”.
Mariano Pasquel afirmó que antes de morir, Cirilo le confió que su máximo deseo era que la historia lo registrara como un patriota, jamás como un traidor.
SUS RESTOS
- A la una de la tarde del cuatro de marzo, el cadáver fue entregado a su madre, quien en medio del luto y la congoja dispuso llevarlo a su natal Zacatelco. Innumerables campesinos del centro sur de Tlaxcala salieron de su casa para recibirlo y con enorme fervor y luto lo acompañaron hasta su tumba, lo que demostró que Cirilo Arenas no estaba solo, ni murió sólo.
CONVOCADOS
- Para la integración del comité para conmemorar los 100 años de la muerte han sido convocados Mario Apango, Jesús Arenas Hernández, Victorio Xochipiltecatl Meneses, Eduardo Álvarez Camarón y Carlos Álvarez Guarneros, entre otros zacatelquenses.
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