Las esposas de migrantes tlaxcaltecas deben desempeñar tareas dobles, pues además de cuidar y educar a los hijos, también deben cumplir con las faenas comunitarias y representar a la familia en asambleas de pueblo.
Al respecto, Brenda Morales Islas, ciudadana originaria y vecina de la localidad de Tepuente, municipio de Nanacamilpa, narró que su esposo lleva diez años en Estados Unidos de América y desde entonces tuvo que afrontar las responsabilidades que él desempeñaba.
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Aseveró que en un principio le costó llevar a cabo las actividades propias del hogar y atender al ganado, pues su marido se dedicaba a ordeñar vacas y a vender leche en la región.
Sin embargo, se organizó con sus dos hijas para atender el negocio familiar y no descuidar las labores del hogar, por lo que incluso, tuvo que aprender a manejar la camioneta con la que se movía su esposo.
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En esta comunidad la mayoría de hombres decide emigrar al norte porque aquí no tenemos oportunidades de crecimiento económico y en nuestro caso tenemos que sacar adelante a nuestra hija, que se convirtió en la segunda profesionista de este lugar, explicó. La ciudadana agregó que esa localidad, es una de las más alejadas del estado y por lo mismo, con mayores necesidades económicas, de servicios básicos y de transporte público, pues en ese sitio ni siquiera cuentan con unidades colectivas.
A pesar de la distancia, dijo, ha mantenido comunicación con su esposo para la toma de decisiones toda vez que también ha tenido que representar a la familia en asambleas de pueblo, en las reuniones escolares y en diferentes faenas.
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